martes, 21 de diciembre de 2021

CRÓNICAS ARGENTINAS V. Del solsticio, cartoneros, murciélagos, estatuas y san Martín de Tours

Rok and Roll en La Boca



Julia Sáez-Angulo

Fotos: Adriana Zapisek

        21.12.2021.- Buenos Aires.- El solsticio recorre ya las calles bonaerenses con su calor húmedo, como los cartoneros, esos personajes que atraviesan las calzadas con pesadas cargas a mano, bicicleta o motocicleta -los mejor situados. Son los primeros recicladores del cartón y papel de la ciudad. Todo un paisaje y paisanaje urbanos. No se ve una brizna de papel por las calles, por lo que debe estar bien pagado en destino. 

En comparación a Europa, o más exactamente a Madrid, no hay mucha decoración pública de Navidad en las calles de la capital argentina, salvo la publicitaria de marcas y tiendas. Tampoco he escuchado villancicos, pero seguro que los cantan en alguna parte. Dicen que todo es cuestión de presupuesto.

Los murciélagos en la noche, pequeños vampiros, son otros visitantes de la ciudad en las alturas, y mis anfitriones me recomienzan cerrar bien las persianas, el olor ácido que rezuman sus cuerpos es insoportable, asegura Adriana Zapisek. Por su parte, Mario Saslovsky los ahuyenta con pequeños lazos de plástico transparente atados a las persianas, que los agita el viento. Lo aprendió en su casa de Málaga, cuando unos vecinos utilizaban ese método para ahuyentar a las palomas, otras aves ratoneras, depredadoras del aire.

He paseado por el verdor del Parque 3 de Febrero, una de esas fechas que muchos ciudadanos olvidan a que efemérides se refiere. Descubrí un busto del escritor, premio Nobel en 1934, Luigi Pirandello (1867-1936) y me alegró. Otra atención literaria. El busto es donación de una comunidad siciliana de Agrigento, residente en Buenos Aires, que lo donó a la ciudad.

He tenido que aclarar a María Tecla Portela Carreiro, la mejor lusista de España (Linda de Sousa afirma que habla y escribe portugués mejor que cualquier nativo), que los bustos de escritores y poetas en los parques bonaerenses se deben a los regalos de instituciones, asociaciones, o grupos de amigos, en colaboración asertiva con el intendente (alcalde) de Buenos Aires). Pues eso. Fernando Pessoa y Camoens tendrían un buen lugar, pero de esa manera. Tecla se lamentaba de que no hubiera un busto de escritor en lengua portuguesa en el Jardín de los Poetas. Ella adora la cultura lusa.

    El busto de Pirandello está junto a la avenida del Libertador, lo que no es decir mucho, porque en Buenos Aires las calles pueden acercarse con facilidad al número ocho mil, eso sí todo muy cuadriculado, porque todo es llano y bien dispuesto para las bicicletas. No lejos de Pirandello, el monumento al presidente Sarmiento, en una estatua de Auguste Rodin.

La Boca y san Martín de Tours

    No me he privado del paseo turístico e informativo por el barrio de La Boca, con el consiguiente recorrido de “Caminito”, el callejón de cien metros que ha sido inmortalizado en el famoso tango de Carlos Gardel, compuesto por Juan de Dios Filiberto. Color, mucho color en casas y veredas, con un aire entre tierno y kitch. Nos sentamos a tomar una cerveza rubia en la terraza de El samovar de Rasputín, donde hay música rock en directo de bandas no falta. Ensordecedor. La camarera, una mujer con facciones finas, nos cuenta que le tiran sus hijos en Buenos Aires, pero que quizás regrese a Barcelona donde tiene derecho de residencia y trabajo, además de un hermano.

Un hombre que nos oye hablar de España, se apresura a decirnos, con cierto orgullo, que él nació en Salamanca. Conversamos con él. Aquí todo es un entrar y salir de Argentina a España y viceversa, sin solución de continuidad.

Benito Quinquela Martín fue el artista que pintó el barrio de La Boca y cuenta allí con su monumento. Fue él quien infundió el intenso color al barrio. El fin de semana, La Boca es un puro mercadillo de cosas variopintas.

Al final del día me acerqué a la iglesia neo-románica de san Martín de Tours, el que partió con la espada su capa con un mendigo. Es el patrono de Buenos Aires. Cuenta la tradición que sortearon ese honor entre los santos del cielo, entre ellos varios españoles, y que, en todas las ocasiones que lo hicieron, salía san Martín de Tours (s. IV a. C.) que fue soldado romano, obispo en Francia y  oriundo de Hungría. Perfecto para sintonizar con el melting-pot de la entreverada capital de la nación, que todo lo acrisola. La iglesia de san Martín de Tours, situada en el barrio de Palermo, está atendida por agustinos.

    Siempre enseñé a mi ahijada Ainhoa que la caridad está en compartir, más que en desprenderse del todo, como hizo san Martín de Tours con su capa. Ella, ahora toda una mujer, me confiesa, que nunca olvidó esta lección. Me dijo que pondría el nombre de Martín a uno de sus hijos. A esto se le llama recoger frutos.

    Los perros de toda raza se pasean señoriales por calles y parques bonaerenses. Como en Madrid, llevan camino de superar en el censo a los niños.


San Martín de Tours partiendo su capa con un mendigo. Relieve en la iglesia en el barrio de Palermo.


murciélagos muertos en la acera (Foto Raúl Lavalle)

5 comentarios:

Rogelio Sánchez Molero dijo...

Sigo con deleite estas "Crónicas argentinas" que me llevan en volandas a ese país desconocido para mí. Y a propósito de los villancicos que no se escuchan por las calles, hay uno precioso que nos gusta cantar a Carmen y a mí. Es la adaptación para coro a cuatro voces del villancico "El burrito orejón". Fue armonizado por el compositor argentino, afincado en España, Dante Andreo y lo adapta bajo el título "Mazapán con miel". Es una delicia para los intérpretes y una regalo para los oídos. La letra viene a decir algo así

No llores más mi guagüita
que estoy amasando el pan,
mazapán con miel y la humita bien
calentita en la sartén.
San José y María vendrán
y en un burro orejón
por aquí pasarán.
Vendrán en un burrito
caminito de Belén.
Amados los dos amados,
son los amados del niño Dios.
Por aquí vendrán
y te besarán
corazón de mazapán.
No llores, no llores, mazapán.

Saludos


Juana Mari Herce dijo...

Yuli mira: Como sigas poniéndome los dientes largos con tus crónicas Bonaerenses ,me presento allí y me uno al grupo.
Que bien lo estáis pasando, pasarás!!!

Juana Mari Herce dijo...

Ah,pájaros, que bien lo estáis pasando!!!

Emilio Porta dijo...

Otra magnífica crónica, Julia. Y siempre se aprende algo en ellas. No solo de historia, arte y literatura, también de biología y zoología. No sabía yo esto de los murciélagos bonaerenses. Espero que no sean tan peligrosos como los de China, je, je. Aplicar el sentido del humor incluso en situaciones que son serias alivia el espíritu. Es evidente que el próximo objetivo de la Humanidad, como lo fue en otros tiempos con respecto a las ratas, es acabar con los murciélagos :)

Raúl dijo...

Queridos amigos madrileños y de otras partes
Estamos muy feliz con la visita de Julia y, si este bicho chino no nos molesta demasiado, con gusto puedo compartir con ustedes un café y acompañarlos en algún paseo por mi ciudad, una ciudad verdaderamente rara, como testimonia Julia en sus crónicas. Nuevos saludos,

Raúl