L.M.A.
14.04.2023.- MADRID.- El 2 de mayo de 1973 se inauguraba Galería Orfila con una exposición de la obra -inédita hasta ese momento en España por pertenecer al prolongado período de la estancia de su autor en Argentina - de Laxeiro, el más destacado pintor expresionista gallego de nuestra contemporaneidad. La galería, para celebrar esta efeméride, el Cincuenta Aniversario de su fundación, viene programando, en la actual temporada, exposiciones individuales de algunos de los artistas que han expuesto regularmente en su sala a lo largo de estos años (Loló Corella, María Aparici, María Jesús Pérez Carballo, Antonia Payero, Terreros, Ana López, Julio Alonso Yáñez); una representación tan sólo, pero que quiere ser significativa, viva y actual, de la línea artística de la galería, mostrando la obra reciente de cada uno de ellos.
Es el turno ahora de Antonio Barceló, su novena individual en Galería Orfila, desde la primera que realizara el año 1989, y que se suma a las más de la treintena de muestras personales de este pintor, en Madrid y otras localidades españolas, pero sobre todo en su Cartagena natal, como la celebrada en el Palacio Malina, “Antonio Barceló. 40 años de pintor”, en 2009, las salas Muralla Bizantina, de la Asamblea Regional de Murcia y del Ayuntamiento de dicha ciudad, entre otras. Un artista de difícil clasificación, en cuanto que su pintura ha venido transitando sin rupturas entre la abstracción y la figuración, en una investigación constante caracterizada por una concepción diáfana y luminosa del color; pintura pura, de raíces mediterráneas, como la muestra en que reúne, ahora, su última obra: La piel del color. Titulo adecuado para describir el resultado de una técnica original, suma de collage, arte textil y pigmentos de pintura, con que configura sobrios bodegones de aire o recuerdo metafísico, cuyas frutas, en un diálogo sutil entre colores y texturas, adquieren su propia encarnadura.
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