J.S.A.
Fotos: Adriana Zapisek
25.05.2025.- Madrid.-
Nota crítica.- Entre la poesía y el mundo onírico. En “Deje que el viento hable”, una mujer viuda lucha en la vida cotidiana contra un topo que le mordisquea las verduras del huerto. La aparición de un ángel y su intervención en la vida de la mujer da lugar a la presencia de tres pájaros disecados -interpretados por tres actrices-, que resucitan y resultan realmente asombrosos, desde su inmovilidad inicial, a sus sonidos guturales, gestos, movimientos y finalmente danza animada y colorista, que dinamiza la obra, ante el diálogo, ciertamente monocorde entre el hombre y la viuda en el escenario. Es como si faltara un poco de climax o energía. La comparación con la intensidad vívida de “Esperando a Godot” (1940) de Samuel Beckett, venía comparativamente a la mente. Y las comparaciones son odiosas.
Datos informativos.-
Tonino Guerra, reconocido como el mejor guionista en la época más gloriosa del cine italiano, fue sobre todo un poeta en el sentido más profundo de la palabra.
Su autenticidad y su inusual humanismo fueron el motivo de la creación de esta obra dando vida a los personajes de algunos de sus poemas.
"Tonino crea adicción. Hemos entrado en su mundo y no queremos salir de ahí", dice Irina Kouberskaia.
FICHA TÉCNICA
- Dramaturgia y Dirección: Irina Kouberskaya
- Ayudante de dirección: Enrique Sánchez
- Intérpretes: Chelo Vivares, José Luis Sanz, Virginia Hernández, Ana Peiró, Ana Moreno
- Diseño de iluminación: Eduardo Pérez de Carrera y Miguel Pérez Muñoz
- Vestuario: Ana Moreno
- Coreografía: Sara López
- Espacio sonoro: Iván Oriola
- Espacio visual: Fragmentos Gente del Po de Antonioni. Montaje Antonio Sosa
- Escenografía: Irina Kouberskaya
- Técnicos de iluminación y sonido: Miguel Pérez Muñoz y Nicolás Orduna
“Deje que el viento hable”
1 comentario:
Hace unos días tuve la fortuna de ver "Deja que el tiempo hable" en la sala Tribuñe, obra que requiere una interpretación personal de cada uno de nosotros.
En la protagonista, yo vi una mujer coraje, como nos correspondió ser a las mujeres del siglo XX, "mujer tenía que ser". El hombre, convertido en ángel, éste tenía que ser hombre, naturalmente, no vayamos ahora a cambiar los papeles. Luego, estaban los disecados, es decir, toda la sociedad, que no terminamos de tener el coraje de la protagonista. Los espectadores se inclinaban por el ángel-hombre porque así es más fácil seguir la vida. La directora, Irina Kouberskaia. siempre acierta con la elección que hace para la representación en el teatro Tribuñe.
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