L.M.A.
10.06.2024.- Madrid.- Rosa Brun ingresó ayer 9 de junio en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando con el discurso Óleo y aula. Una mirada a las profesoras en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Correspondió al profesor Víctor Nieto la contestación por parte de la Corporación, siendo el pintor Alfonso Albacete quien puso voz a sus palabras.
La Academia va fijándose en las mujeres artistas, eso le hora y con ello, reparará una Historia de graves olvidos femeninos.
La elección de Rosa Brun como académica de número por la Sección de Pintura tuvo lugar el 23 de enero de 2023. Su candidatura fue presentada por el catedrático de estética y teórico del arte Simón Marchán, la escultora Blanca Muñoz y el pintor Jordi Teixidor.
Tras el pertinente agradecimiento a los académicos que la propusieron, Rosa Brun elogió a la que fue su antecesora en la medalla académica, Carmen Laffón, pintora, profesora y académica, comenzando así a dar cuerpo a su propio discurso. La recipiendaria, en la que también concurren dichas facetas, relató la trayectoria de las profesoras y alumnas en la Escuela de Bellas Artes, manifestando las dificultades a las que se enfrentaron, pero sin olvidar que “fue la primera institución pública de España que abrió sus puertas a la educación artística de la mujer”.
Con una sucinta secuenciación de datos, Rosa Brun esquematizó la evolución de la enseñanza de la pintura en San Fernando, desde sus orígenes, pasando por la disociación Academia-Escuela en 1844, hasta la ubicación definitiva de ésta en Ciudad Universitaria y su posterior conversión en la Facultad de Bellas Artes.
Una vez presentado el marco, se adentró en la Escuela de Niñas (1819-1854) y el devenir de su existencia, achacando Rosa Brun su extinción “a la desidia y el desprecio por el talento artístico de las mujeres” y a la “falta de colaboración en plano de igualdad” entre la Junta de la Academia y la Junta de Damas de la Escuela. La discriminación se prolongó en la Escuela de San Fernando hasta que no se actualizaron las normas de acceso en 1920 y se abolieron las restricciones aplicadas en nombre del decoro y la virtud moral. Como indicó Brun, las mujeres también estuvieron vetadas para ejercer la docencia, perpetuándose esta falta de reconocimiento a sus capacidades hasta 1975.
Citó en su discurso a algunas de las mujeres que lucharon e hicieron posible el fin de la exclusión femenina, ya fueran reinas, damas, alumnas, vigilantas, correctoras o profesoras.
Rosa Brun reconoció con orgullo su pertenencia “a esa estirpe de artistas formadas en la Escuela de San Fernando”, y expuso en su disertación la trayectoria profesional que ha desarrollado, en la que convergen la búsqueda por la pureza, la relación entre materia, color y espacio, la influencia de la arquitectura, la naturaleza, la geometría o la yuxtaposición entre pintura y escultura; en definitiva, la importancia de la luz y los sentidos.
Para Víctor Nieto la renovación del arte contemporáneo lleva inherentes cambios conceptuales radicales, como la abstracción, lenguaje artístico que desarrolla Rosa Brun, a quien valora su aportación de “un universo ideal y utópico cargado de orden, equilibrio, serenidad y de ataraxia, en un mundo carente del sosiego necesario para poder encontrarse a sí mismo”. El cronograma de la docencia femenina en la Academia presentado por Brun en su discurso fue continuado por Víctor Nieto y la reflexión que planteó sobre la enseñanza del arte en la actualidad.
Con el ingreso de Rosa Brun la Academia incorpora a una mujer, artista y profesora, quien constituye una pieza más en el engranaje de la evolución de la Corporación.
El acto contó con el aria Ombra mai fu, un fragmento de la Obertura de la Música para los reales fuegos de artificio de Händel y con el Preludio y Fuga en Sol mayor, BWV 550, de Johann Sebastian Bach, en interpretación del organista Enrique Martín-Laguna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario