Espacio Cultural Serrería Belga (Alameda 15-Madrid)
Del 23 de julio al 6 de septiembre de 2024
Mayca NÖIS
30-07-2024.- La exposición se encuentra en esta antigua serrería industrial construida en 1925 situada en el barrio de las Letras . Terminado su periodo de actividad de trabajo fue adquirida por el Ayuntamiento de Madrid en el año 2000 para realización de fines culturales.
Dentro de los eventos de los Veranos de la Villa 2024 se ha destinado este edificio a presentar diversos temas de la cultura japonesa como país invitado en un caleidoscopio en diversidad y fusión.
En la planta baja se exhiben el pan de oro (Kinpaku) como material artesano con la belleza del oro para cubrir arquitectura y escultura. Esta es una oportunidad única para contemplar once biombos (byöbu- muros de viento) y dieciséis abanicos siglos XVI y XVII (época dorada de la pintura japonesa). Todo representa los conceptos de: la naturaleza tan unida en la concepción del país a las estaciones y las flores y el poder en los que los biombos se relacionan simbólicamente con la autoridad y los abanicos que se relacionan con lo fantástico.
Ha contribuido en la supervisión Hiroyuki Kanö –especialista en pintura Edo y Daniel Sastre de la Vega, experto en arte japonés por la Universidad Autónoma de Madrid.
El biombo tiene una doble naturaleza como mueble y soporte artístico:. El byöbu. “Byo” –proteger y “bü” -bloquear el viento. Se utilizó en esos espacios diáfanos para segmentarlos gracias a desplegar los biombos con lo que se dignifica, enfatiza y enmarca los espacios que pasan de ser uno cotidiano a otro especial.
El uso del dorado Kinpaku – el poder – favorecido especialmente en el siglo XVI con la agitación social en búsqueda de legitimidad para manifestarse con el uso del oro que concedía el mejor escenario de prosperidad y autoridad que el señor feudal exhibía con la decoración que mostraba en sus salas formales de recepción, concepto que ha llegado prácticamente hasta la actualidad.
Se conoce un primer unificador Oda Nobunaga (1534-1582) con su gran castillo de Azuchi decorado por Kanó Eitoku que lo acompañó con grandes diseños magnificados que extendían la obra pictórica a lo largo de los muros sobre resplandecientes fondos de oro. Este castillo y el de su sucesor Toyotomi Hideyoshi (1537-1598) se perdieron. El más famoso que se conserva es el gran salón de recepción Öhiroma del palacio Nik¨-Jö siglo XVII en la ciudad de Kioto.
Las separaciones más rígidas en las estancias se construyen con los “Fusuma” que son las puertas correderas. Más rígidas que el biombo, que no se pliegan y están fijas. Sin embargo se deslizan abriendo o cerrando las salas con lo que amplían el tamaño de estas. Las que dependiendo del lado de la sala de apertura podía representar escenas diferentes. Una combinación de puertas correderas junto a elementos murales de las grandes estancias se desarrollan a partir del periodo Muromachi y los periodos Momoyama y Edo.
Ambas superficies doradas de los biombos y los fusuma se decoraban con motivos naturales o de la literatura, animales, personajes sobrenaturales en conexión con las historias heredadas de creencias continentales asimiladas a la cultura local japonesa. Ejemplos: el ave fénix chino con su exuberante plumaje y colorido asociado a longevidad, poder, y paz como motivo perfecto para los espacios del poder. Con referencias en algunos casos a la representación China puesto que la élite japonesa poseía un conocimiento del chino -escrito -más que hablado.
Loa abanicos se supone que su origen es chino y que se recibieron a través de la península coreana. Este primer abanico era rígido y se adaptó a la mejor condición de plegado por medio de pequeñas varillas. Se cree provienen del periodo Heian (794-1185) denominado Kawahoriogi (abanico de murciélago) ya que sus cinco o seis varillas lo recordaban. No sólo cumplían la función de abanicar sino tenían la de socializar por lo que se decoraban con caligrafías con el objeto de regalar como abanicos decorados –senawase-. Los samurái los incorporaron a su vestido formal. El pueblo los tenía como elemento fundamental y ritual de su cultura japonesa.
Las representaciones pictóricas en los abanicos con sus ejecuciones por diferentes escuelas. Las más importantes las de los periodos Momoyama y Edo. Una escuela altamente reconocida y apreciada Kanö fue la primera que fusionó el estilo de pintar chino –“Kara-e” a la tinta con historias inspiradas en la tradición histórica china junto al estilo nativo japonés-“Yamata-e”- con colores fuertes y contrastados, La exposición muestra el genio creativo de los artistas con sus composiciones en armoniosas escenas y minuciosas figuras con una realización que solo se puede adquirir con años de experiencia.
Planta superior. El Kimono y su identidad cambiante.
Llega comisariado por la Kimono Club Valencia a cargo de Anna Miró, Myrian Navarro de Palencia y Laura Perez Banón a través de piezas originales que reflejan las tendencias de cada época en las que ha sufrido diferencias que no son muy perceptibles para el ojo occidental. La exposición los va mostrando a través diecinueve conjuntos completos tal y como los llevaría una mujer en la calle.
Kimono palabra formada por dos Kanjo (Ideogramas):Ki del verbo llevar-Kiru y cosa “mono”.Cosa para llevar literalmente. La palabra se hizo habitual cuando a mediados del siglo XIX entró en la influencia occidental.
A principios del siglo XX el kimono aún era una prenda de uso mayoritario, especialmente en las mujeres y las revistas femeninas les dirigían, sobre todo a las amas de casa de clase media, gran variedad de contenidos y les dirigían números extras dedicados exclusivamente al kimono (variedad de estas revistas están expuestas en la sala) dando consejos de moda, así como su conservación, limpieza y mantenimiento. Es a partir de los años cincuenta del pasado siglo cuando se impone la moda occidental de diario. El kimono pasa a ser una manifestación de estatus a un público de elevado poder adquisitivo.
El tejido para cada tipo de kimono está en consonancia con las estaciones y los cambios que se producen en la naturaleza que son elemento esencial en la cultura japonesa. Al ser Japón un país con gran diversidad de producción textil se pueden encontrar su realización tanto en finas gasas, frescas fibras vegetales de verano, o lanas y sedas gruesas para invierno.
Muy importante los estampados con gran variedad de diseños geométricos, plantas, animales entre los motivos más popularizados, especialmente en los kimonos formales- En las flores: el crisantemo nos trasporta al otoño, mientras que las flores de cerezo recuerdan el principio de la primavera. Otros motivos tienen deseos de buena fortuna.
Se les suele acompañar con los “obidome” ornamentos que se colocan en la parte frontal del obi o fajín que se sujetan con una cuerda plana de pasamanería llamada “sanbuhimo”. Los kimonos carecen de bolsillos por lo que los hombres usaban distintos tipos de contenedores para trasportar sus objetos personales, asegurándolos al cinturón mediante un tope esculpido llamado netsuke cada uno con su propia función de tabaqueras, para medicamentos-inro-, o el sello personal.
Ambas plantas en un recorrido que nos trasporta en arte y belleza y conocimiento en cultura y tradiciones. Es lo que configura la verdadera riqueza de los pueblos. En esta ocasión poder contemplarlo en este país tan acertadamente invitado a los eventos culturales del presente verano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario