lunes, 16 de septiembre de 2024

Dos Escolanías del Real Sitio de El Escorial declaradas Bien de Interés Cultural del Patrimonio Inmaterial, por la Comunidad de Madrid: la de los Agustinos del Real Monasterio y la de los Benedictinos de la Basílica de la Santa Cruz

Escolanía de los Padres Agustinos de la Real Basílica de El Escorial, en el pasado 28 de agosto, fiesta de San Agustín. (Foto: Calvo Manzano)

Escolanía de la Abadía benedictina de la Basílica de la Santa Cruz, en Cuelgamuros

Julia Sáez-Angulo

16/9/24 .- Madrid.- Dos Escolanías del Real Sitio de El Escorial han sido declaradas Bien de Interés Cultural, BIC, en la categoría de Patrimonio inmaterial, por la Comunidad de Madrid: la de los Padres Agustinos del Real Monasterio de San Lorenzo y la de la Abadía de los Padres Benedictinos de la Basílica de la Santa Cruz en Cuelgamuros. La calificación se debe por la preservación de la tradición de los cantos gregorianos a lo largo de los años y como papel fundamental el que han jugado en el desarrollo de sus comunidades religiosas.

La Escolanía del Monasterio de El Escorial, una de las más prestigiosas de España, fue fundada en 1567 por Felipe II, en el Monasterio de Párraces en 1567, cuatro años después de comenzar la construcción del Real Monasterio del Escorial. A los niños, pueri cantores, se les instruía en gramática, latín y música, para cantar los días de fiestas de precepto y para ayudar en las misas Esta tradición duró hasta la desastrosa desamortización de Mendizábal, que vació los monasterios de frailes y se empobreció su cultura y desarrollo. Afortunadamente la reina Isabel II restituyó el seminario de voces y se crearon becas para niños dotados para la música. La Escolanía actual está formada por 45 niños, procedentes de todas las comunidades autónomas, entre los 9 y los 18 años, que participan en la liturgia relevante de la Real Basílica de El Escorial; todos ellos reciben una adecuada formación musical, con educación de voz, técnicas de canto, piano, órgano o Historia de la música, además del estudio del Bachillerato.

La Escolanía de la Abadía de los Padres Benedictinos en la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos o Cuelgamuros, fue fundada en 1958 y ha llegado a tener un enorme reconocimiento y prestigio entre las escolanías españolas. Está compuesta por 40 niños con edades que van de los 8 a los 16 años. Su repertorio recorre, desde la monodia medieval, especialmente el canto gregoriano e hispano-mozárabe, hasta la polifonía sagrada y profana de las diferentes épocas de la Historia de la Música. Recientemente, el Gobierno socialista ha cortado la necesaria subvención para su mantenimiento, por lo que están pasando por dificultades económicas. Algún concierto voluntario, como el llevado a cabo hace unos días, por la soprano Lydia Galasova y el tenor Aurelio Gutiérrez, junto a la pianista Elizavieta Jaszauty, procuran algunos fondos para su sostenimiento.

        Cuelgamuros pertenece al municipio de San Lorenzo de El Escorial.

La Comunidad de Madrid no ha entrado a reconocer la Basílica ni la Cruz del Valle de los Caídos como BiC, pese a las solicitudes por parte de algún partido político y de los ciudadanos que residen en distintos municipios cercanos, en la sierra de Guadarrama, que no quieren que desaparezca estos monumentos del tiempo de Franco, porque alegan que supondría una barbarie semejante a la destrucción de los Budas por los talibanes afganos.

España cuenta con una buena tradición de escolanías desde la Edad Media. Un caso singular se dio a finales del siglo XVI  en Madrid, que contaba con la institución denominada Real Colegio de Niños Cantores, donde se educaba la voz a los niños, preferiblemente castrados, siendo numerosas las familias de escasos recursos económicos que presentaban a sus hijos a la pruebas de admisión como fórmula para que salieran de esa situación. A finales del siglo XVIII esta práctica inhumana se  prohibió y los niños, pueri cantores o seises, permanecen en las escolanías hasta que les cambia la voz de niño a varón.

Desde la Edad Media, las voces blancas de los niños eran las requeridas para la liturgia, al no permitirse a las mujeres participar en las celebraciones religiosas. Su importancia era tan grande que para conseguir que los niños mantuvieran el mayor tiempo posible su característico timbre de voz se les castraba y generaba a los famosos castrati. Para conseguir el peculiar timbre vocal, los niños eran sometidos a una operación quirúrgica que les permitía conservar en la edad adulta una voz suave y aguda, con la que obtendrían fama y dinero como cantantes de ópera. El más conocido de ellos fue Farinelli, que alcanzó fama como cantor de cámara de Felipe V.

Los escolanos, según el diccionario de la Real Academia Española, son «cada uno de los niños que, en algunos monasterios, se educan para el servicio del culto, y principalmente para el canto». La dificultad de encontrar escolanos hoy en día, dificulta el mantenimiento y creación de escolanías propiamente dichas de voces de niños varones. Hoy abundan las corales infantiles mixtas en las que la participación de los niños va a la baja y la de las niñas, sube a un 70 u 80%. (Está claro que, a las mujeres, cuando se les permite, arrasan con su presencia distintos campos)

Gorka Miranda, director de la Escolanía Easo en  el diario “El País Vasco”, reconoce que «cada vez tenemos más dificultades para encontrar chicos varones para nuestros coros». En su opinión, la dificultad se debería tanto a un factor ambiental o sociocultural que hace que aún «estén mejor vistos los niños que juegan al fútbol que los que cantan en un coro», como a lo efímero de la voz infantil. «A partir de los diez años, los niños pueden tener alteraciones en su voz en cualquier momento. Tenemos que ir muy deprisa en su formación, porque su voz es efímera y no dura más de seis años. Las niñas tienen una progresión más regular y temprana, mientras que en los niños es más irregular».

Santos Sarasola, presidente del Coro Easo, afirma en “El Diario Vasco”, que «separar a niños y niñas no es una cuestión sexista sino que es aprovechar la peculiaridad de las voces de cada cual. La de los niños varones es muy rica y muy corta en el tiempo». Las voces de los niños varones son ricas y efímeras.

Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial



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