E N O T O Ñ O
Nunca estuve tan cerca de los sueños
que pudiese tocarlos con la mano,
ingenuo, sorprendido, visionario,
tan imaginativo como un niño,
limpio de corazón y confiado,
sin temor al rechazo, desatino,
en busca de beber en otras fuentes
el aroma del níspero y jacinto,
néctar del afecto y la caricia
que la noche me niega por olvido,
me deja a la interperie sin cobijo,
indefenso, frustrado en la nostalgia
de amores que no correspondieron,
porque llamó a su puerta mi silencio
y sólo escuché el viento y la hojarasca,
el romperse la lluvia en los cristales,
el canto de las aves en Otoño.
-o-
Manuel Muñoz Hidalgo
Murcia, otoño, 2024
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