por Claudio Fiorentini
17.11.2024 .- Madrid .- El concepto artístico Loona Contemporary debe su nombre a Norbert Attard, artista maltés de renombre mundial. Norbert es, además, un importante galerista y algunas de sus ideas han servido de inspiración. Esto demuestra que el intercambio y el diálogo enriquecen a quienes, como yo, navegan en el mar de las propuestas culturales, intentando dar un proyecto a largo plazo a la actividad de promotor cultural. Otras fuentes de inspiración pueden ser la literatura o la música. Este es el caso de un proyecto que nace ahora, donde un verso de una canción de Peter Hammill se ha quedado grabado en la mente hasta convertirse en el faro de una actividad que se llevará a cabo durante todo el 2025. El verso dice: “To unravel the unconscious life”, es decir, “descifrar” o “desenredar” la vida inconsciente, que, en el fondo, es el trabajo del artista (siempre que hablemos de arte).
Entendámonos: la vida inconsciente no puede ser revelada; permanece en el límite inferior, de lo contrario, ¿qué sentido tendría llamarlo inconsciente? El misterio que nos acompaña durante toda la vida tiene valor si permanece como misterio, sin el cual la vida perdería sentido. El artista, sin embargo, incluso de forma inconsciente, es un investigador de este misterio y no sabe por qué hace lo que hace. Simplemente lo hace. Se deja guiar por una necesidad íntima y profunda que lo empuja a representar, a través de su obra, su vida interior; a veces rebelándose contra el estado de las cosas, otras simplemente extrayendo de un patrimonio de sugerencias que provienen de lo más profundo de su ser, ofreciendo al espectador un mundo diferente al de la vida consciente.
¿Cómo ocurre esto?
Ciertamente, en muchas obras de arte es el ego quien guía al artista, pero no nos ocuparemos de ellas. Más bien, queremos representar, a través de un proyecto de un año de duración, la acción artística primaria: la guía primordial que libera la creatividad de los estilemas y cánones consolidados. Así buscamos en el inconsciente.
Habrán notado que aquí no hablo de espiritualidad; no tengo tal pretensión. El ser está animado por algo que toma forma en la mente. Lo que lo anima puede ser buscado u observado furtivamente, pero debemos ser conscientes de que permanecerá en un territorio inviolado porque es tan grande que cualquier intento de explicación será siempre insuficiente.
El proyecto se desarrolla en tres temas que serán presentados a través de exposiciones y publicaciones trimestrales de catálogos temáticos. Los temas son: Transiciones (del 13 al 25 de enero de 2025), Garabatos (del 5 al 17 de mayo de 2025) y Ángeles (del 8 al 20 de septiembre de 2025).
¿Por qué? No se trata de investigaciones esotéricas ni de disciplinas espirituales, sino de tomar conciencia de la disciplina artística a la que se es fiel (a menos que uno se tropiece con espejismos, llamadas que satisfacen al ego y que todo artista debería ser capaz de identificar; no digo evitarlas, esas son elecciones personales), teniendo como guía la conciencia de que el arte es un camino interior destinado a “unravel the unconscious life”. De lo contrario, deja de ser arte.
Las tres etapas son, además, un crescendo en el que el artista manifiesta esta fidelidad. La primera, Transiciones, es fácil de entender: cuando un artista pasa de un lenguaje a otro, normalmente hay etapas intermedias que representan este recorrido. Estas obras “de transición” toman forma a partir de actos de desobediencia, de exploraciones; se rompen los límites. No siempre son obras logradas, pero manifiestan la búsqueda de algo más. Bien, ese "algo más" llega después; mientras tanto, la búsqueda está ahí, en la obra, y de eso hablamos. Y cuando se realiza esta búsqueda, queda claro que se dialoga con el inconsciente.
La segunda, Garabatos, surge de nuestras experiencias: creo que todos hemos hecho algún garabato en un papel mientras hablamos por teléfono o algo similar. Curiosamente, los garabatos son los mismos a lo largo de los años, o al menos son muy parecidos; no sé si lo han notado. La pregunta sería: ¿quién nos dicta esos garabatos? La parte racional de nosotros está ocupada en otra actividad, pero hay una parte no racional que garabatea. El inconsciente está desnudo. Solo falta transformar ese garabato en obra de arte y, luego, quizás los próximos garabatos serán diferentes, porque los antiguos, tras años de no ser escuchados, habrán tenido su realización.
La tercera, Ángeles, es la más ambiciosa: los ángeles no son esos seres rubios, hermosos, delgados, jóvenes, alados y asexuados que pueblan la historia del arte. Se puede decir que son mensajeros, portadores de una voz, esa voz que nos guía en nuestras decisiones. En este caso, no nos interesa ni el ángel ni el mensaje; nos interesa esa voz que nos indica el camino. El desafío será no representar el mensaje, que siempre es interpretable, sino la voz: esta energía profunda que nos anima y nos guía, que no es un ángel, sino nosotros mismos; y, nuevamente, la voz del inconsciente.
Las tres publicaciones contendrán, además de las imágenes de las obras, una curaduría y, para cada obra, las palabras del artista donde cuenta el porqué o describe las sensaciones relacionadas con cada intervención. El resultado será, más que un catálogo temático para cada exposición, una revista artística trilingüe con publicación cuatrimestral.
Dependiendo del resultado de esta experiencia, por ahora experimental, abordaremos la continuidad en 2026 con otras ideas y propuestas, pero siempre con el arte en el centro, listo para manifestarse gracias a la guía de la vida del inconsciente.
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