martes, 4 de mayo de 2010

Simone Weil, La conciencia del dolor y de la belleza




Simone Weil
La conciencia del dolor y de la belleza
Edición de Emilia Bea
Editorial Trotta
Madrid, 2010 (251 pags)



Julia Sáez-Angulo



Un libro que pretende facilitar las claves para entender la lectura del pensamiento de Simone Weil (París, 1909 –Ashford. Inglaterra, 1043) des un punto de vista plural. El amplio espectro de seguidores de esta filósofa desde su muerte, momento en que comenzaron a publicarse sus escritos, demuestran que su obra tiene una entidad digna de encomio. Con el bello título de “Simone Weil, La conciencia del dolor y de la belleza”, la editorial Trotta ha hecho un buen servicio a todos aquellos que admiran a esta mujer fuerte y controvertida.

“Las frases de Sinome Weil nutren la literatura contemporánea y aparecen citadas en lugares alejados entre sí, como en los escritos de Georges Bataille, Ignazio Silone, Jean Guitton, Susang Sontag, Carlos Fuentes, Elsa Morante, Ingeborg Baschmann, Georges Steiner o Albert Camus, a quien debemos la publicación de la mayor parte de los textos weilianos”, dice Emilia Bea en el prólogo del libro de Trotta.

“Escritora y pensadora francesa, de familia hebrea, n. en París el 3 feb. 1909. A la edad de cinco años conoce el dolor de «los otros» y decide privarse de golosinas. Padece, en su adolescencia, terribles jaquecas, desconfía de su sensibilidad y ternura, trata de ser impersonal. Cursa, con notas brillantes, estudios superiores siendo discípula de Le Senne y de Alain. Colabora en Libres Propos de Alain ya los 21 años obtiene la cátedra de Filosofía en Puy.

En “La Revolution proletarienne” deja constancia de sus ideas revolucionarias, cercanas a las de Trotsky, del que después se separará. Para participar de la condición obrera enseña las primeras letras a niños pobres, trabaja de obrera manual y fresadora buscando confundirse con la masa anónima de modo que la desgracia ajena penetre en su «carne y en su alma». Descubre en una aldea el cristianismo, que le parece al principio una «religión de esclavos». Pero posteriormente una fuerza irresistible vence su rebeldía en Asís (1937). La melodía del canto gregoriano acompaña a la gracia que inunda su alma y en Solesmes se siente cogida por Cristo. Su encuentro con el dominico J. M. Perrin es providencial, así como su amistad con G. Thibon. Aunque se siente cristiana no acaba de decidirse a bautizarse.

Sus ideas rozan en algunos momentos el dualismo maniqueo y frecuenta los círculos cátaros de Marsella, adonde se traslada cuando estalla la II Guerra mundial. Participó en la Resistencia y abandona Francia para viajar a los Estados Unidos. Muere víctima de las privaciones voluntarias y de una tisis galopante en Londres, el 24 ag. 1943”, explica la gran Enciclopedia Rialp.

“La impronta de Simone Weil no se restringe al campo literario, ya que ha inspirado también a cineastas –como Liliana Cavani o Roberto Rosellini- y a músicos y artistas como Giacomo Danese o Kaija Saariaho, compositora de una ópera sobre la vida de Simone Weil estrenada en Viena en 2006 y de cuyo libreto es autor el escritor libanés Amín Maalouf”, añade Emilia Bea.

“Notas para una biografía intelectual y espiritual” abre el libro seguido de capítulos que abordan diversos aspectos de la vida y obra de Simone Weil

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