“Diccionario de
Iconografía y Simbología” por Federico Revilla
Julia Sáez-Angulo
La iconografía es un lenguaje que con frecuencia queda
reducido a los cultos y eruditos. “Diccionario de Iconografía y Simbología” de Federico
Revilla, editada por Cátedra en la colección Grandes Temas, llega enriquecida a su octava edición, lo que
indica el interés de este tema.
La iconografía tiene siempre una larga tradición y esta obra
de Federico Revilla se complementa con otra del mismo autor titulada “Fundamentos
antropológicos de la simbología”, que abarca desde la antigüedad al momento presente.
Conocido
es para los críticos de arte del “Diccionario de símbolos” de Juan Eduardo Cirlot, ante el
que cabe recordar la afirmación de Jean-Paul Clebert: “Un diccionario de
símbolos es una empresa demente y digna sólo de un personaje de Borges”.
“La
polivalencia de los símbolos hace imposible que se agote la significación de
ninguno de ellos. Igualmente insensato sería exigir un elenco exhaustivo de los
mismos. Tampoco se ofrece aquí un repertorio de “recetas interpretativas”,
explica el autor del “Diccionario de Iconografía y Simbología”, en las
Advertencias del volumen.
Ciertamente
la simbología es un mar sin orillas, pero nos ayuda a ver, a mirar, a
contemplar, a interpretar… dentro de la polisemia y hasta Babel de las imágenes.
En la octava edición de la obra que nos ocupa se añaden 281 voces nuevas, que
sumadas a las que compusieron la edición anterior ofrecen un total de 3.305.
Una buena oferta cultural de voces interpretativas.
“Los
símbolos son otros tantos intentos de la humanidad, en sus diversos ámbitos y
épocas, para alcanzar –preferentemente- las realidades más delicadas, decisivas
o huidizas”, dice Federico Revilla. “Es lógico que aparezcan por doquiera e
incluso varíen su aspecto perceptible, por el cual es posible identificarlas”,
añade.
Los
símbolos “nos orientan pero también nos sorprenden”, explica el autor del “Diccionario
de Iconografía y Simbología”, que empieza por Aarón y Ábaco, mientras que
termina con Zun y Zurbán. El libro, encuadernado con pastas duras para resistir
en biblioteca, aporta una buena bibliografía introductoria.
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