Cuadros de la exposición inaugurada el 30 de noviembre de 2012
M. DOLORES GALLARDO LÓPEZ
No conocía la pintura de Ignacio del Río. Tampoco a él.
Acompañar a Julia el
pasado día 30 a la última inauguración del artista ha sido una muy
gratificante experiencia: he descubierto una obra excelente
y un ser humano sorprendente.
No creo que, a estas alturas, pueda yo señalar algo de su
pintura -la fuerza de su trazo, el derroche
de color que hay en cada cuadro, por ejemplo- algo que no haya sido dicho ya muchas veces por excelentes
críticos. Pero sí quiero hablar de la
impresión que la maestría de su mano me produjo en la sala El Hangar, donde con una macro fiesta en la que se
aunaron poesía, música y pintura se homenajeaba
al poeta burgalés Jorge Villalmanzo, fallecido hace unos meses.
En ese lugar pude
comprobar la extraordinaria rapidez y
habilidad de Ignacio del Río para, en el mural colectivo que allí se
hacía, retratar a una persona que casualmente estaba a su lado: unos pocos minutos
bastaron y el parecido fue realmente sorprendente. Tras veces repitió la operación y tres retratos rápidos de personas anónimos quedaron plasmados allí por su mano.
No sé qué pensará hacer con ese mural el Consistorio burgalés pero en él colaboraron,
además del maestro del Río, jóvenes pintores locales como Verónica
Alcácer, Fernando Arahuetes (pintor y escultor), Encarna Aguilar, etc… y
todos los burgaleses -grandes y pequeños- que
a ello se animaron.
El 30 de noviembre ciudad
de Burgos abarrotó la hermosísima Sala de Exposiciones de El Arco de Santa María para rendir homenaje a I. del
Río, personaje reconocido, respetado y
popular incluso entre la gente de a pie
de la ciudad, como tuve ocasión de apreciar varias veces en mi corta estancia burgalesa.
En justa
correspondencia el pintor obsequió a sus paisanos dejando la impronta de su maestría en varias páginas de El Diario
de Burgos del día 1 de diciembre. Con el paso del tiempo en la larguísima trayectoria del
diario -fue fundado en 1891- ese día será recordado como en el momento en el que -cosa inédita- las fugaces y perecederas páginas de un periódico se convirtieron en obra de arte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario