Inaugurada la exposición sobre el líder independentista por Carlos Salinas, embajador de
Filipinas:
“El sumo icono revolucionario filipino fue, ante todo, un hombre”
“Más que
una exposición, este acontecimiento es una afirmación de los lazos que unen
nuestros dos países, España y Filipinas. Una nación que está detrás de la otra
para honrar a sus héroes, es un gesto de amistad”, ha declarado Carlos Salinas,
el embajador de Filipinas en España, en la inauguración de una muestra dedicada
a Andrés Bonifacio, líder de la lucha independentista filipina, que podrá
contemplarse en la sala Memoria del Saber, del 21 de enero al 23 de marzo.
“Él es el sumo icono revolucionario filipino,
pero además de dirigir una lucha armada, Bonifacio fue, ante todo, un hombre
que dedicó su vida a su familia, un hijo obediente, un hermano mayor que
cuidaba de sus hermanos, y un marido cariñoso”, así, ha rememorado Carlos
Salinas la figura de Bonifacio.
Ana
Santos Aramburo, directora de la BNE, ha recalcado en el acto la importancia de
“esta muestra bibliográfica que servirá para mejorar el conocimiento sobre el
pasado de dos países hermanos y para reforzar sus lazos de unión en el futuro”.
La
directora ha recordado que “esto es sólo una pequeñísima muestra de la
importante colección que sobre Filipinas conserva la BNE, reunida por Antonio
Graiño y adquirida en 1959, y que contiene ejemplares de gran rareza, producto
de los primeros pasos de la imprenta filipina y muchos de ellos en lenguas
autóctonas”.
Realizada
en el Museo de la Biblioteca Nacional de España, con la colaboración de la
Agencia Española para la Cooperación y el Desarrollo (AECID), de la Embajada de
Filipinas en España, y de la española en Manila, la exposición recoge una
selección de libros y folletos sobre el Katipunan, publicados en España y
guardados por la BNE. En ellos, se puede apreciar la diversidad de puntos de
vista y, en algunos casos, un conocimiento difuso de la realidad filipina.
Entre las
obras que se podrán contemplar, destacan las siguientes: General Aguinaldo and Philippine politics (1928), de José Clariño; True version of the Philippine revolution
(1899), de Emilio Aguinaldo; La
religión del Katipunan ((1899), de Isabelo de los Reyes y Florentino; y El Katipunan o El filibusterismo en
Filipinas (1897), de José del Castillo.
Bonifacio y el Katipunan
Andrés Bonifacio fue fundador en 1892 de
la sociedad secreta revolucionaria Katipunan y partidario de la acción armada.
Sus planteamientos fueron más radicales que los de José Rizal, en lo que se
puede considerar el primer movimiento anticolonial en Asia.
El 30 de noviembre de 2013 se cumplieron 150 años
del nacimiento de Bonifacio. El movimiento ilustrado, que había consolidado una
identidad nacional filipina, se reforzó a partir de su trabajo, contando con
amplio respaldo popular. El reconocimiento a su figura se produce en el marco de revisión de las políticas coloniales y de
reconocimiento de los lazos existentes entre dos naciones con un pasado común.
Cuando en agosto de 1896, medio año
después del fusilamiento de Rizal, se produjeron los primeros conflictos
armados entre la guerrilla insurgente y el ejército español, aparecieron
también disidencias internas en el propio movimiento independentista. Andrés
Bonifacio fue juzgado por un Consejo de Guerra de las fuerzas de Emilio
Aguinaldo, presidente del gobierno revolucionario filipino, que lo consideró
culpable de sedición y traición, y lo condenó a muerte. Fue ejecutado, junto
con otros compañeros, el 10 de mayo de 1897.
La historiografía filipina reconoce a
Andrés Bonifacio una capacidad especial de movilización de las masas indígenas
en pro de la independencia y la paternidad del Katipunan, cuya evolución dio
lugar al ejército revolucionario.
El movimiento ilustrado, que había
consolidado una identidad nacional filipina a partir de su formación
universitaria y de sus viajes por Europa y los Estados Unidos se refuerza, a
partir del trabajo de Andrés Bonifacio, con un empuje popular que lo completa.
El Katipunan reivindicó la independencia a nivel personal y político, el
bienestar general y el igualitarismo. Tuvo el apoyo de la pequeña burguesía y,
sobre todo, de la población urbana y rural menos favorecida.
La muerte de Bonifacio puso punto final a
la existencia del Katipunan y consolidó el establecimiento de un gobierno
revolucionario presidido por Emilio Aguinaldo.
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