domingo, 9 de marzo de 2014

JUANA PERICÁS, IN MEMORIAM

JUANA PERICAS, diciembre 2013

Juana Pericás y Elisa  Saéz Angulo tras recibir su diploma de la Tertulia Ilustrada

M. DOLORES    GALLARDO LÓPEZ


Hace unos días nos ha dejado Juana Pericás, querida amiga.

Juana  nació en la hermosa isla de  Mallorca en 1924,  con la que siempre mantuvo un estrecho contacto.

Fue  una  mujer adelantada a su tiempo: dejando su hermosa isla,  fue una de las primeras españolas que accedió a la Universidad y, además, eligió una especialidad verdaderamente difícil y reservada casi en exclusiva a los varones: Filología Clásica, que cursó en la Universidad de Barcelona.

  Allí coincidió con el que había de ser uno de los mejores lingüistas y latinistas  de España: Sebastián Mariner Bigorra (Villaplana 1923- Madrid 1988).  Su amistad perduró en el tiempo hasta la inesperada muerte de D. Sebastián, con él se incorporó a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Complutense donde tuve la suerte  de conocerla.

Juana era una mujer fuerte, no podía ser de otra manera: la vida le deparó muy difíciles situaciones. También era jovial, divertida, buenísima conversadora. Y muy buena cocinera: el grupo de   amigas de la Facultad, bastante más jóvenes que ella,  estábamos deseando que nos invitara a comer a su casa, cosa que, indefectiblemente ha ocurrido, durante mas cuarenta años,  con motivo de la Navidad -fiestas que preparaba con auténtico esmero para deleite se su familia y amigos- y en  algunas otras ocasiones.

 Hasta el último día en que la ví, en la Clínica San Rafael de Madrid, pocos días antes de su muerte, mantuvo su buen humor y nos deleitó a los presentes con varios chistes.

Hace  dos años, recién muerta su hija Mercedes,  a fin de  aliviar su dolor, Julia Sáez Angulo y yo la convencimos para que, en homenaje a su hija muerta,  publicara unos cuentos que escribió  en 1955, cuando nació  Mercedes. 

El protagonista de cada uno de los cuentos  era una figura del hermoso Belén, herencia de su madre, que cada año ponía en el cuarto de estar de su  magnífica casa madrileña. 

 Tenía los cuentos mecanografiados  en su momento y guardados. Y Juana, con ochenta y siete años (87), tomó su ordenador y los pasó ella solita al nuevo formato.

 El pasado mes de diciembre Cuentos junto al Belén estaban publicados y fueron presentados  poco antes de Navidad en la madrileña Tertulia Ilustrada a la que solía asistir. Juana estuvo espléndida en su exposición. También en esa Tertulia, hace unos años,  nos dio una magnífica y distendida charla sobre tradiciones mallorquinas, que tan bien conocía.

 Descansa en paz, inolvidable amiga.






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