LA MUESTRA PONE EL FOCO EN DOS ASPECTOS DECISIVOS
DE KURT SCHWITTERS (1887-1948), UNA DE LAS FIGURAS MÁS RELEVANTES DE LA
VANGUARDIA EUROPEA DEL SIGLO XX: SUS COLLAGES Y SU DISEÑO GRÁFICO
L.M.A.
DESDE MAÑANA miércoles 22 de octubre, y hasta el 15
de febrero de 2015, puede verse en Cuenca, en el Museo de Arte Abstracto
Español, de la Fundación Juan March, (www.march.es,
también Facebook y Twitter:@fundacionmarch), la exposición KURT SCHWITTERS. VANGUARDIA Y PUBLICIDAD.
Esta muestra quiere destacar de modo conjunto dos aspectos aparentemente
muy diversos del trabajo de Kurt
Schwitters (1887-1948), una de las figuras más relevantes de la vanguardia
europea del pasado siglo. Se trata de sus collages -procedimiento en el que,
junto con Picasso, Hans Arp, László Moholy-Nagy o Hannah Höch, fue todo un
maestro- y de su diseño gráfico, quizá una parte de su legado menos conocida
para el gran público. Para ello, la exposición presenta algunos de sus célebres
collages de las décadas de los veinte a los cuarenta, sin solución de
continuidad con muchos ejemplos de su labor en el campo del diseño gráfico y la
tipografía, y tan diversos entre sí como libros, carteles, folletos
publicitarios, revistas, anuncios para prensa, papel timbrado o modelos para
impresos bancarios, comerciales o postales.
La selección presentada aquí suma diez
collages realizados entre 1922 y 1947 y casi un centenar de impresos, todos
ellos procedentes de colecciones particulares españolas e internacionales, que
se bastan para presentar la obra de Schwitters
como un cuerpo artístico tan pleno de contraste como de sentido. Pues, por una
parte, encontramos el tipo de trabajo que podría calificarse de “artísticamente
puro”: los collages y, en
general, todo ese mundo de obras que Schwitters
denominó -con un peculiar giro del lenguaje- “Merz”, un mundo creado y recreado
por él a lo largo de los años. Y, por otra, la exposición da buena cuenta de su
trabajo como publicista y diseñador gráfico, una tarea que, con una evidente
función utilitaria, estaba al servicio de determinados productos y firmas
comerciales y cubría la necesidad del artista de ganarse la vida. Además -y
para hacer su caso aún más interesante-, Schwitters
no sólo se empleó como diseñador y grafista. Como es sabido, a lo largo de su
carrera, para conseguir ingresos regulares, pintó también paisajes y bodegones
de estilo tradicional -es decir, “arte” en un sentido premoderno-. De modo que
puede decirse que su producción, tanto formal como económicamente, estuvo
perfectamente bifurcada en dos actividades: aquellas con las que no ganaba dinero (collages, objetos y
construcciones escultóricas de vanguardia) y aquellas con las que sí obtenía ingresos (óleos y diseño
gráfico).
Esta dualidad formal y económica, tan
fundamental, ha sido el punto de partida de Kurt Schwitters. Vanguardia y publicidad; pero ha sido un
punto de partida elegido precisamente para cuestionar un hecho: el de que esa
diferenciación, aparentemente tan clara, entre arte y diseño gráfico, haya
establecido con alguna frecuencia una división demasiado estricta entre ambos,
presentando la obra de Schwitters como
si el diseño gráfico fuera un aspecto meramente secundario respecto a su
trabajo “principal”, sus extraordinarios y novedosos experimentos formales.
Por eso, Kurt Schwitters. Vanguardia y publicidad presenta ambos
aspectos de su trabajo, el del artista y el del diseñador, mezclándolos para
ahondar en sus raíces comunes. Pues ese modelo “económico” o “empresarial” del
trabajo de Schwitters como diseñador
gráfico no fue en absoluto ajeno a su conciencia de artista. Un índice de hasta
qué punto arte y diseño -en definitiva, la vanguardia y la publicidad-
estuvieron imbricados en su obra es, por ejemplo, que la expresión inventada
por él para denominar su obra, la palabra “Merz” (surgida, según explica el
propio Schwitters, a raíz de haberse
topado con un impreso bancario roto en pedazos, en el que la palabra “Kommerz”
[comercio] aparecía rasgada por la mitad) fue aplicada por el artista
indiscriminadamente tanto a sus cuadros (los Merzbilder), construcciones
(las Merzbau) y objetos escultóricos (los Merzobjekte) y
exposiciones (las Merzausstellungen) como a su peculiar Agencia
Publicitaria Merz (la Merz-Werbezentrale).
El caso es que la dualidad presente en la obra de Kurt Schwitters entre el orden y la eficacia comunicativa que deben
reinar en el diseño gráfico y la sorpresiva, confusa y espontánea práctica del
collage no sólo no es irreductible, sino que resulta tan consistente como el
equilibrio que el propio Schwitters
consiguió en su obra entre su actividad como artista y como poeta. Conviene
añadir que resulta muy significativo que la enorme sensibilidad poética de Schwitters, muy presente en sus collages,
aparezca también en su trabajo como diseñador publicitario, en el que con
frecuencia aplicó un ingenio poco común para crear frases y eslóganes muy
eficaces, algunos de los cuales acabarían haciéndose muy populares.
Kurt
Schwitters. Vanguardia y publicidad quiere mostrar visualmente el trabajo artístico, poético y publicitario
de Schwitters como un todo
comprensible, regido por una peculiar lógica interna: el collage permitió a Schwitters restablecer y recomponer un
orden -el orden del arte y la poesía- para aquellas “cosas” de la vida
cotidiana -entradas de teatro, envoltorios usados y rotos, papeles de
periódico, trozos de tela, alambres, clavos; pero también textos, palabras
inconexas, expresiones, poemas, frases y sílabas- a las que el paso del tiempo
y el uso habían despojado de su función y, por tanto, de todo su sentido. Es el ensamblaje y el trabajo del collagiste con esos fragmentos el que
los dota de un nuevo sentido: el de la creación artística, que recompone con el
orden del arte el orden de los acontecimientos (y del lenguaje) cuando a estos
les sobreviene el desuso o la obsolescencia. Esta creación, que supone una
cierta resurrección, una especie de segunda oportunidad en el arte para las
cosas y los objetos de la vida, era también, para Schwitters, una actividad inseparable de cierta tensión y
sufrimiento (en su “Merz” se oyen también ecos de la palabra alemana Schmerz [sufrimiento], cuyas tres
primeras letras remiten a su vez a las del apellido del artista).
En Kurt
Schwitters, en suma, la novedad de los experimentos formales del artista de
vanguardia encajan con el trabajo del diseñador gráfico, de modo que su obra
puede presentarse como una verdadera simbiosis, mutuamente productiva, entre
dos realidades tan aparentemente contrapuestas como íntimamente ligadas en el
arte de la modernidad: la vanguardia y la publicidad.
Con motivo de la exposición se publica un catálogo
en dos ediciones, español e inglés, que incluye ensayos de Javier Maderuelo
(“Kurt Schwitters: (Sch)merz o el sufrimiento del arte”) y Adrian Sudhalter
(“Merz, Kommerz, y la Central Merz de Publicidad”).
KURT SCHWITTERS.
VANGUARDIA Y
PUBLICIDAD
MUSEO DE ARTE
ABSTRACTO ESPAÑOL,
C/
Canónigos, s/n
16001 Cuenca
16001 Cuenca
22 DE OCTUBRE DE 2014
15 DE FEBRERO DE 2015
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