Miguel Aguirre
"Blancas juegan y ganan"
6 de noviembre al 10 de enero
Galería Pilar Serra.
c/ Santa Engracia, 6. Madrid
L.M.A.
En 2008, Miguel Aguirre (Lima, 1973) expuso por primera vez en la galería (entonces Galería Estiarte) una serie de pinturas en recuerdo y homenaje a las víctimas de atentados terroristas o hechos violentos que muestran el lado más oscuro y temible del ser humano.
Su pintura tiene como fundamento el análisis de acontecimientos referidos a la historia universal reciente o a hechos que por su trascendencia han causado un impacto y dejado una huella fuerte en la memoria de los ciudadanos de nuestro mundo hoy. La serie que dio título a la exposición In Memoriam consistía en 22 pinturas sobre papel y una gran pintura al óleo, que retrataban a algunas de las víctimas del atentado del 11- M, procediendo a aislar algunas de las fotografías de las personas que murieron, y que fueron enviadas por sus familiares a los medios de comunicación, tales instantáneas pertenecen a la vida cotidiana y familiar de los desaparecidos, rodeados de sus seres queridos, o de sus mascotas, mostrando el aspecto más frecuente, humano y delicado de aquellos que pudimos ser nosotros. La intención de Aguirre es buscar el fondo
auténtico, el alma de la persona desaparecida y rendir homenaje a las víctimas.
Tres años después de la primera exposición, el artista presentó Otoño, verano, invierno, proyecto que profundizó en las entonces recientes revueltas árabes a través de un complejo entramado conceptual: pintura de historia, filosofía y economía política, cine y representación se unen en un personal ritual para mostrarnos la otra cara de los acontecimientos, la de su transversalidad y esencia universal. Debido a la fuerte contemporaneidad de estos hechos y a su complejidad para ser analizados con cierta objetividad crítica a través de las imágenes captadas por los mass media y sus mismos protagonistas, Miguel Aguirre retomando esta idea de lo cíclico, propuso tres obras de cine que relatan hechos producidos en países árabes en momentos históricos diferentes. Reproduce en sus pinturas al óleo algunas de sus escenas, extrapolándolas de su contexto (fílmico e histórico) y las ofrece como metáfora de las revueltas actuales. Y no sólo otorga importancia a las escenas rodadas sino también al making off, al equipo de grabación que a través de la cámara es capaz de recrear un momento histórico determinado.
En esta ocasión la exposición en la galería Pilar Serra de Madrid se titula Blancas juegan y ganan, frase que suele emplearse en la descripción y análisis de determinadas partidas de ajedrez que podemos leer en las revistas especializadas.
Cada una de las pinturas tiene como título diversas combinaciones de signos ortográficos que los analistas de ajedrez emplean para calificar determinadas jugadas y presenta los retratos de conocidos líderes políticos, y lo que podría considerarse sus antítesis: héroes y antihéroes, en ambos sentidos. Lo mismo que en una partida de ajedrez
en la que el jugador debe desarrollar una estrategia, cuyas decisiones pueden influir en el futuro de una partida
durante muchas jugadas, los políticos que dominan las relaciones de poder, esa parafernalia en la que un “hilo
invisible” interrelaciona a los gobernantes que, como los jugadores establecen una serie de tácticas y estrategias de
forma que los movimientos de uno obligan a la reacción del otro.
Los personajes retratados por Miguel Aguirre son: el matrimonio Obama visitando al Papa Benedicto XVI; Putin; Edward Snowden, ex miembro de la CIA; Liu Xiabo, escritor y disidente chino; Cristina Fernández de Kirchner, Presidenta de Argentina; Margaret Thatcher y Ronald Reagan; Kim Jong II y miembros de su cúpula. También una obra que no es un retrato individual representa un grupo de manifestantes ucranios pro-europeos en una barricada en febrero de este año. De los personajes retratados no sólo importa su fisonomía sino también la gestualidad de sus cuerpos, sus manos, por ejemplo, resultan muy significativas, para ello ayuda mucho un uso poco ortodoxo de las piezas múltiples ya que los cuadros no tienen las convencionales medidas habituales sino que se presentan en piezas que en cierto modo podrían emular a las piezas del popular videojuego Tetris.
Lo que observamos en estos retratos es una estética del poder, la parafernalia que lo acompaña, e intuimos un “hilo conductor” que une a cada uno de los personajes retratados, sabemos que de una forma u otra todos están conectados, forman parte de un mismo tablero de juego en el que los movimientos de unos tienen consecuencias en los de los otros. Un juego del que dependen las vidas de muchos seres humanos sobre los que van a recaer las consecuencias de las tácticas y estrategias de determinados personajes, a los que Aguirre retrata de forma implacable.
Miguel Aguirre estudió pintura en la Facultad de Arte de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Obtuvo el Diploma de Estudios Avanzados en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona. Ha realizado exposiciones en distintos museos, instituciones y galerías de Perú, Brasil, Ecuador, Suiza, Estados Unidos, Holanda, Chile. Vive y trabaja entre Tarragona y Lima.
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