Rogelio Sánchez Molero nació en 1966 en un pueblito toledano
llamado Ajofrín (al que lleva siempre en el corazón). Actualmente vive y
trabaja como abogado en Toledo. Ha publicado en 2011 el poemario Memorial de Ausencias" (Editorial
Cuarto Centenario). Y colabora con la revista literaria Hermes, de Toledo.
SOLILOQUIO CON LA VIDA
Poco a poco, me voy
resbalando
por el pliegue descuidado
de tu olvido.
Cuando quieras darte
cuenta,
como en silencio, me habré
ido.
No te culpo, ni me culpo.
Pues de nada va a servir,
a fin de cuentas.
Yo te he tomado en serio,
no te creas.
Todo lo serio que siempre
me advirtieron.
De niño, me enseñaron a
rezar
para que un Dios que era
bondad eterna
tuviera a bien disculpar
mis flaquezas.
No sé por dónde lleve el
inventario
de bienaventuranzas y
proezas,
de desdenes, de desplantes y
de agravios.
Luego me hice un hombre de
provecho.
O, al menos eso creo, por
los hechos.
La religión tornó en
filosofías;
y las creencias en amargos
tragos
que tú, indiferente, me
ofrecías.
Ahora, ya maduro,
he salido a buscar el
fruto de los árboles
que fui plantando en los
caminos.
A la sombra que recojo de
un olivo
que fue recio y hoy es
gris, viejo y abatido,
me he parado a pensar en
todo ello.
Abro mi cuaderno de
apuntes esparcidos
por tu piel de risas y
pretextos.
Escribo cuatro notas sin
sentido
por tu piel de llantos y
de gestos,
Corrijo aquel poema
inacabado,
irremediablemente
inacabado.
Me doy cuenta,
irremediablemente tarde,
de que no has hecho otra
cosa que dejarme
ir contándote historias
irremediablemente cortas,
irremediablemente irremediables.
mientras tú ibas
arrancando a cada instante
las hojas de ese inútil
calendario.
Poco a poco, me ido
resbalando
entre el pliegue
descuidado de tu olvido.
A la sombra acogedora de
este olivo
he podido darme cuenta,
que en silencio, te habías
ido.
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