martes, 30 de diciembre de 2014

Antonio Domínguez Rey, Poeta Invitado de “La Mirada Actual”




A. Domínguez Rey



L.M.A.

            Antonio Domínguez Rey (Rianxo. A Coruña, 1945)  estudió en las Universidades de Comillas (Santander) y Complutense (Madrid). Es Doctor en Lingüística y Filosofía. Catedrático de Instituto y  profesor de Lingüística en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Ha publicado casi medio centenar de libros de lingüística, filosofía, arte, poesía… Colabora en distintos periódicos y desde 2006 pertenece a la Academie Universelle de Montmartre en Europe (París).






 Poema
                                   Cuando hablamos,
un sabor frío surten las encías
agriverde de sangre copelada
en los vasos fibrosos de la lengua.
Y el instinto revive con las sales
que el estierco grillan, oxigenan,
radiadas floraciones abotonan
que al hombre el mundo en ellas su energía
de otro modo, en preguntas, le revela.
Sustancia cuyo efluvio señas ova
de un fulgor que se extingue apenas vibra,
hondas anuncia larvas de existencia.

El relumbre clarea otra lectura
del orden sucesivo que las cosas
con nuevo estilo ansían, otro surco
de animal en la tierra que verdece.

Acodado a un recuerdo que retoña
vivo el pasado de un futuro incierto
como quien pisa vidrios de agua prieta
y en el lodo remueve azogue, estambres
de nube ahumada, días emboscados
sin más destino que salvar la ruina
de este afán que nos nubla si no engendra.

Bulle la vida hasta en los posos negros
y tienta conocerse resonando
en sus formas diversas, unguladas,
ovíperas o en bulto como piedra
pulida por las hélices del río,
canto o sueño aplomado de las rocas
en montes, riscos, fondos abisales,
restos varados de una talla intensa.

Así el estado informe del comienzo,
umbral de espera, borra o polvo ralo
del residuo que el día deja suelto
al desprenderse el ánimo del flujo
que incesante lo crea y él añora
urdido de reflejos que lo niegan.
Y en tal resquicio se abre la fisura
del tiempo, del espacio, su sentido,
el frunce de onda cuya curva suena,
dilata, anuncia, oculta, resucita,
muda de estela en cada frente de hombre
y casi fulge en su constante cambio
sello perenne de escritura informe.

Onda, ala, año, hora, rostro, rastro, hojas
que en tierra sopla el cierzo y las fermenta.
Olas apitonadas que en las nubes
triscan, ciegas embisten, nunca aballan.

Del libro
Grietas del Respiro

Anroart Ediciones (2010)


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