Foto A. QUERAL |
M. DOLORES GALLARDO LÓPEZ
Ana Queral, pintora de
origen cubano, criada desde su primera infancia en Méjico y asentada desde hace
años en España, ha inaugurado recientemente (marzo 2015) su última instalación: La Moradas
de Santa Teresa. Se trata de
una instalación permanente en Villanueva de la Jara (Cuenca).
En el
siglo XVI Santa Teresa fundó en Villanueva de Jara dos conventos del Carmelo: uno femenino, de
clausura, de carmelitas descalzas, que sigue funcionando hoy día, y otro
masculino, no activo en la actualidad.
La rehabilitación
y transformación en un pequeño Museo de lo que fue conocido como “Vivienda
del capellán”, se ha logrado gracias al tesón y
esfuerzo que en ello ha puesto la actual congregación femenina con su actual Rvda. Madre Priora al
frente, una mujer joven, culta y universitaria.
En 1577 Santa Teresa acabó de escribir en Ávila Castillo
interior o Moradas, obra
de no fácil lectura -incluso
prescindiendo de la dificultad que conlleva leer el castellano del siglo XVI en el que, naturalmente, fue escrita-
dado que la Santa utilizó para construir esta obra un fuerte armazón biblíco y una rica simbología. Escrita
en prosa, toda ella está impregnada de un fuerte aroma poético. Es muy complicado trasladar todo esto al arte.
Pese a las
enormes dificultades, Ana Queral ha sabido recrear
la Moradas, no las ha ilustrado.
Ha realizado una recreación
artística -para la que ha utilizado diversas técnicas, procedimientos y recursos- y, a la
vez, espiritual (la artista es persona profundamente creyente) de esa obra de
Santa Teresa.
El visitante que quiera acercarse a Villanueva de la Jara aguardará su turno de entrada en un agradable patio que ha sido cuidadosamente reconstruido y
en el que encontrará, entre otras cosas, un pozo teresiano y una
reja perteneciente a la época de Santa Teresa. Un
vídeo amenizará e ilustrará su espera.
A continuación
penetrará literalmente en el Castillo interior o Moradas: una tras otra irá visitando
las siete moradas -sin olvidar que en cada una de ella hay otras muchas-
que describe la Santa en su obra:
En la primera morada en el alma es considerada como un “castillo diamantino”, cuya puerta es la oración (Ana ha recreado una puerta orlada toda ella por un gigantesco
rosario).
EL ALMA PURA ACCEDE A LA 1º MORADA, PUERTA DE ACCESO A LAS MORADAS DEL CASTILLO INTERIOR. FOTO A. QUERAL |
En ese castillo no entrarán las almas en pecado mortal (esas
quedarán fuera enredadas en las pasiones, representadas como sabandijas y
animales inmundos).
LAS PASIONES NO ENTRARÁN EN LAS MORADAS. Foto A. QUERAL |
Una vez la oración ha abierto la puerta y ha accedido a ese castillo, el alma encontrará muchos aposentos que puede o no abrir, según
su propia decisión y el esfuerzo que ponga en por lograrlo.
En el viaje a través de ese castillo interior algunas almas
han logrado transformarse totalmente, como el gusano
de seda que acaba convertido en crisálida o mariposa.
En la sexta y séptima morada se produce el desposorio o matrimonio del alma con Dios.
En la sexta y séptima morada se produce el desposorio o matrimonio del alma con Dios.
Este viaje no
es un camino de rosas, es doloroso y no está exento de peligros: el visitante lo ve muy gráficamente en la pared que
muestra a Cristo con la Cruz a
cuestas y a su lado un sendero -que recorrerá
el alma que lo quiera seguir- formado por huellas ensangrentada.
CAMINO DE DOLOR. Foto A. QUERAL |
No quiero finalizar esta pequeña crónica sin
mencionar el simpático guiño que, en
medio del enorme y arduo trabajo que ha
sido expresar todo este mundo espiritual,
la artista hace a sus raíces mexicanas. A
la hora de presentar a la Virgen María como manantial de donde fluye la vida
espiritual, ha elegido…a la Virgen de Guadalupe; eso sí: convenientemente provista
del escapulario carmelitano.
VIRGEN DE GUADALUPE CON ESCAPULARIO. Foto A. QUERAL |
No es la primera vez que la artista se ha enfrentado a los múltiples problemas que conlleva una ambientación mística. Hace años la joven Ana Queral ya realizó una sobre las tres virtudes
teologales titulada Fé, Esperanza y Caridad, que
en la actualidad se puede visitar en la página web del la artista.
En la presente ocasión Ana Queral se ha esforzado en poner lo mejor de sí misma, técnica y espiritualmente, en esta hermosa recreación museística; aunque sabe muy bien que, como al final de Las Moradas decía Santa Teresa a sus hermanas, “El Señor no mira tanto la grandeza de las obras, como el amor con que se hacen”.
En la presente ocasión Ana Queral se ha esforzado en poner lo mejor de sí misma, técnica y espiritualmente, en esta hermosa recreación museística; aunque sabe muy bien que, como al final de Las Moradas decía Santa Teresa a sus hermanas, “El Señor no mira tanto la grandeza de las obras, como el amor con que se hacen”.
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