L.M.A.
El
Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente, presenta la exposición Alberto Reguera.
El Aura de la Pintura, 1990-2015, que
podrá visitarse desde el 4 de febrero al 29 de mayo de 2016.
Esta exposición supone la primera gran
retrospectiva que se realiza en España de este artista que, aunque nacido en
Segovia, comparte su tiempo entre Madrid y París y, últimamente, también en
Asia.
A través de una selección de obras,
desde el año 1990 al 2015, veremos la evolución de la obra de este artista que,
si bien hunde sus raíces en su admiración por los pintores representantes de la
Abstracción Lírica Francesa de los años 50 (Schneider, Tal-Coat, Olivier
Debré), también se palpa una mirada hacia el expresionismo abstracto americano,
especialmente hacia la corriente Color Field Painting, y a sus referencias
estéticas a autores como Monet, Turner y Claudio de Lorena.
La exposición pretende mostrar su
particular manera de concebir el paisaje, leit motiv de la muestra, a través de
las distintas vertientes por las que navega su trabajo: la pintura, la
instalación pictórica, la expansión de sus obras sobre otros soportes (pintura
en expansión), la fotografía y el vídeo. Se incide así en la transición,
evolución e interacción de los distintos soportes, a través de un recorrido en
el que el paisaje y el volumen, ayudan a expandir la obra tanto física como visualmente.
Reguera concibe las obras con el
objetivo de transmitir profundidad visual y volumen. La superposición de
pinceladas y de cromatismo, pretende crear distintas instantáneas visuales en
una misma obra, en un mismo espacio, provocando al espectador que bucee en unas
zonas más que en otras.
Cada pieza contiene distintos ritmos
visuales, más o menos álgidos, conviviendo de manera equilibrada en la misma
obra. De esta manera, una misma pieza difunde diferentes “resonancias
cromáticas”, distintas vibraciones matéricas. Así genera volumen, no solo a
través de la zona epidérmica del cuadro, sino también desde su interior.
La combinación de la fuerte presencia física
de la obra –debido a su carga matérica-, junto a la resonancia cromática,
provoca que estas piezas trasciendan sus límites físicos, expandiendo
visualmente la obra. La obra abarcaría así, también, el aire que le rodea y que
envuelve al espectador cuando se trata de grandes formatos.
Esta circunstancia es la que lleva a
Reguera a expandir físicamente algunas de sus obras, a pintar “el aura de la
pintura”, a hacerlo físico, a crear “pinturas en expansión”. 5 La exposición se
distribuye a lo largo de las tres primeras salas del Museo. Un primer espacio
acoge piezas de gran contundencia, que por su marcada intensidad lumínica y por
la fuerza de su textura, tienen autonomía propia sin necesidad de apoyarse en
otras de la misma serie.
En las otras dos salas, se establece
relaciones entre las obras, de manera que se combinan piezas muy opuestas
cromática y formalmente, generando contrastes y relaciones de fuerza entre
ellas. Jugando con la asimetría en el montaje, se pretende demandar la atención
del espectador. En otros casos la combinación de obras se logra creando una
secuencia, a modo de paisaje de pinturas, donde una obra dirige nuestra mirada
a la siguiente, en un juego de unidad visual, de ritmo armónico y lineal. La
pintura, desprendida del muro, encontrará un lugar donde convertirse en
instalación pictórica y que interactuará con el espectador de manera que éste,
puede rodearla visual y físicamente.
Una parte de la muestra está dedicada a
la faceta como fotógrafo del artista. Alberto Reguera concibe la fotografía
como un instrumento previo de creación, es algo así como un “boceto mental”, un
reflejo del paisaje externo que reconstruye, con su trabajo, en paisaje
interior. Esta sección se completa con la inclusión de un vídeo en el que
Reguera, situado frente a un paisaje, selecciona un instante que le provoca una
sensación y lo convierte en pintura en movimiento.
Como complemento a la exposición, se
incorpora un área de documentación en la que se muestra la colaboración, en
Poemas de la última mirada, entre Alberto Reguera y el poeta Francisco Pino,
así como una selección de cuadernos de viaje del artista con dibujos
originales. Con motivo de la exposición se editará un catálogo que, además de
reproducir todas las obras presentes en la exposición, incluirá un texto de
Guillermo Solana, Director Conservador del Museo Thyssen-Bornemisza.
Simultáneamente, en las Salas 4 y 5, se
expondrá una selección de obras de Esteban Vicente, de la Colección Permanente
del Museo, en la que podrá apreciarse un lenguaje común entre ambos artistas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario