Una muestra de superación
L.M.A.
Alejandro Mongin, nació en Móstoles (Madrid), el 8 de junio
de 1993. Ha estudiado Formación Profesional en las ramas de Hostelería e
Instalaciones electrotécnicas. Procede de una familia paya amantes del flamenco
aunque ninguno de ellos se dedicó profesionalmente. Su tío abuelo cantaba,
siendo su ídolo Antonio Molina al que imitaba.
Su abuelo ha cantado siempre
fandangos, boleros y es un experto en flamenco. Escuchando los distintos palos
del flamenco, le hacía notar donde estaban los fallos. Le enseño todo lo que
sabe del flamenco, mientras que su abuela lo sabía todo de la copla.
El padre tocaba guitarra, y le inicia a ella, y su madre
cantaba canciones de Rocío Jurado. Todo como grandes aficionados, ya que
profesionalmente su padre trabaja en mantenimiento de edificios y su madre es
administrativa y contable. Este ambiente musical le condujo a tomar sus
primeras clases cuando por reyes le regalaron una guitarra, tenía solo 13 años.
Esto sucedía en Gerindote (Toledo), donde un DVD que le regaló su tía se
convirtió en su guía para aprender a tocar rumbas.
Su necesidad de aprender más le condujo hasta las manos de
Rafael García que le introdujo a los tientos y a los fandangos. Conoció en esa
época a su amigo Steven al que le gustaba el cante antiguo del flamenco. Siempre
ensayaban. Los sábados iban a Carmena y quedaban con otros chavales para tocar
y cantar. Y ahí empezó a plantearse seriamente esa afición. Tenía 16 años. Pero
como tantas otras familias en España, la crisis también llamó a su puerta y
tuvieron que abandonar su hogar en Toledo para trasladarse a Villamuriel de
Cerrato (Palencia), donde vivían sus abuelos, y donde sus padres pudieron
remontar su vida familiar con sus dos hijos, Alejandro e Iker.
Se integraron en la plataforma PAH que les ayudó durante dos
años. La familia después de resolver su caso, se ha mantenido en la PAH para
seguir ayudando a otras familias que están sufriendo la situación que ellos
vivieron. La Plataforma de Afectados por la Hipoteca ha hecho suyo el tema A
dos velas que está grabado en su primer disco Cachitos de oro. Supuso un fuerte
shock para toda la familia pero para Alejandro fue una ruptura demasiado
drástica con lo que más deseaba y le gustaba: cantar y tocar flamenco.
Salía poco y solo se acercaba a los ambientes flamencos con
los gitanos de Palencia. Con ellos reencuentra el arte jondo y entabla una gran
amistad con Richard Jiménez, con el que vuelve a retomar las reuniones para
cantar y crear flamenco. Su hermano Iker, le acompañaba siempre. En una de las
ocasiones Nemesio, un conocido al que le gustaba el flamenco, los escuchó. El
hermano pequeño que tiene mucho desparpajo y es muy descarado, todo lo
contrario que Alejandro, cerró una actuación sin que nadie lo supiera. Fue su
bautizó con público y fue en Los Arcos. Allí actuaron Alejandro al cante y
guitarra, Iker al cante y Raúl Escudero al cajón.
A raíz de ese concierto, el bar se llenaba, empezaron a
surgir actuaciones en los bares. El escribía las letras de las canciones y
componía la música, y las cantaba con su hermano. Visitaba a su abuela en
Madrid con bastante frecuencia. Allí con un amigo, Nacho Acebes, empezaron a
planear la creación de un grupo de flamenco ‘Alma Bohemia’, junto a Alejandro,
Richar y puntualmente con el pequeño Iker. Actuaron en Palencia y se presentaron
a un concurso en la SER, Actúa Madrid 2013. El intento no cuajó. Richar, Iker y
Alejandro montan ‘Sueño Flamenko’, con el que tuvieron sus primeras actuaciones
interpretando sus propios temas. Fue el primer grupo de flamenco de Palencia.
Durante un año no pararon de actuar. Isa Fernández, bailaora
y profesora de baile le contrato para tocar la guitarra y cantar en sus clases.
Tuvieron varias actuaciones, se presentaron en el Festival Territorio Bosco de
León, un concurso de artistas jóvenes de calle, quedando en segundo lugar.
Empezaron a subir sus actuaciones a Youtube y Facebook, hasta que Jaime Fraile
y Pipe Hinojosa de la productora Cítrica, descubren al joven Alejandro Mongin y
le proponen la grabación de su primer disco.
Autodidacta, es amante devoto del flamenco, admirador de
Antonio Molina, Rafael Farina, Manolo Caracol, Camarón de la Isla, El
Lebrijano, Marchena, Morente, Paco de Lucía o Tomatito. Grandes genios a los
que ha escuchado hasta la saciedad aunque su música es otra cosa, es fusión, es
música mestiza. Sus letras son transcripciones de las cosas que siente por
hechos vividos, son directas y optimistas. En la actualidad compatibiliza sus
actuaciones con sus trabajos en hostelería.
Ha formado una familia y recientemente ha sido padre de
Alejandro. Su sueño es aprender a tocar el piano, y contar con un estudio en su
propia casa donde pueda componer y dar rienda suelta a su imaginación y
necesidades, y sobre todo poder darle una formación artística a su hermano
Iker.
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