Julia
Sáez-Angulo
Antonio
Colinas es el ganador del XXV Premio
Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y ha presentado la publicación de su
antología Lumbres, editada por la
Universidad de Salamanca y Patrimonio Nacional. Se ha presentado en el Salón de
Mayordomía del Palacio Real de Madrid. El libro lleva una introducción de María
Sánchez-Perez y Antonio Sánchez Zamarreño. La primera estuvo presente en
Palacio Real y glosó la obra del escritor.
El
libro lleva una serie de fotografías en blanco y negro que dan cuenta de la
biografía familiar y literaria del escritor. El autor ha sido viajero por el
Mediterráneo, Hispanoamérica, “donde la poesía es algo vivo en la calle”, pero
también ha viajado a Corea, China e India. Ha estado en universidades de
Alemania e Italia y allí donde le reclaman porque hay tesis doctorales sobre su
poesía.
Uno
de los poetas más valorados del panorama literario español, Antonio Colinas (La
Bañeza, León, 1946), residente en Salamanca,
se mostró agradecido por el premio que le llega a los 70 años y a los 50
de su trayectoria profesional. Recordó que en la adolescencia “el poeta sigue
una voz y ha de evitar los cantos de sirena”. Subrayó que “lo clásico es la
palabra en el tiempo que no pasa” o que sus maestros fueron Vicente Aleixandre
en lo poético y María Zambrano en el pensamiento.
El
poeta premiado siguió un criterio emocional más que de tendencias estéticas a
la hora de hacer la antología Lumbres,
según su propia confesión. Su poesía tiene partes emocional, meditativa y
humanística.
Colinas
declaró también que el premio Nobel 2016 a Bob Dylan “no se adapta a la idea
del Nobel que yo tengo” y al mismo tiempo que “echo de menos los juglares”.
Respecto a la poesía de los jóvenes de hoy, la encuentra menos encorsetada y más
libre que en el pasado reciente.
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