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Es un óleo sobre lienzo del artista nicaragüense
Julio Martínez
L.M.A.
7 de febrero- El retrato de
Sergio Ramírez, Premio Cervantes 2017, ya está en las paredes de la Biblioteca
Nacional de España, en la galería de cuadros de los escritores galardonados con
el más prestigioso premio de la literatura en lengua castellana. La obra,
realizada por el artista nicaragüense Julio Martínez es un óleo sobre lienzo,
con marcada tendencia hacia el hiperrealismo, suavemente contrastado y con un
estallido de colores cálidos naranjas y amarillos.
“Quise plasmar en el
retrato la figura de nuestro gran escritor sentado, sereno, reposado, muy
seguro de sí mismo y muy consciente de su grandeza literaria. En un antiguo
sillón de madera mostrando al mundo su elegante personalidad dentro del hermoso
ambiente de su bello pueblo natal, Masatepe, municipio de la ciudad de Masaya.
Un escritor nacido en un humilde pueblo para enorgullecer a Nicaragua y a todo
el mundo hispanoamericano”, explica Martínez.
El artista y el escritor se
conocen desde hace años, mantienen una amistad de “viejo arraigo”. Tras ganar
el Premio Cervantes, Ramírez escogió al Maestro Martínez, como él mismo le
llama, por su desarrollo en la plástica nicaragüense, sobre todo en el género
del retrato. Además, el pintor ha sido durante años profesor de su esposa, es
cercano a la familia y está interesado en la obra del galardonado desde su
adolescencia, cuando leyó De tropeles y
tropelías.
Juntos decidieron que aparecería sentado,
con camisa blanca y pantalón oscuro. Primero, Ramírez pensó que el fondo debía
estar ocupado por el volcán Santiago, “el volcán que custodia mi infancia” y
que se observa desde la casa donde se crió. Pero finalmente acordaron que sería
la Iglesia de Masatepe, su pueblo natal, la que tendría un lugar prominente en
el cuadro. Otra decisión acertada, comenta el pintor, fue mostrar sus manos,
algo importante en el retrato de un escritor.
Martínez dirigió una sesión
fotográfica, en la que el Premio Cervantes posó en su casa, en Managua. Con los
resultados, trabajó durante dos meses para obtener un retrato elaborado con
técnica óleo sobre lienzo, tratado con muchos detalles y manteniendo la armonía
entre las formas, explica.
Ramírez, unos días después de
recoger el galardón en Alcalá de Henares, bromeaba en la Biblioteca Nacional de
España frente a la obra: “Es un excelente retrato aunque me molesta un poco
verme a mí”.
El autor de Castigo divino (1988), Un baile de máscaras (1995), Margarita, está linda la mar (1998) o El cielo llora por mí (2009) recibió el
prestigioso reconocimiento, según el jurado, por “por aunar en su obra la
narración y la poesía y el rigor del observador y el actor, así como por
reflejar la viveza de la vida cotidiana convirtiendo la realidad en una obra de
arte, todo ello con excepcional altura literaria y en pluralidad de géneros,
como el cuento, la novela y el columnismo periodístico”.
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