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Carmen Valero
Fotos:
Adriana Zapisek
9/5/19 .- Madrid .- Rosa Gallego,
artista visual, expone casi un centenar de obras bajo el título “Miradas con
huella” en la Casa de Vacas del parque del Retiro madrileño. El evento fue
inaugurado por Lola Chamero, directora de la institución y Ángeles, presidenta
de Mujeres Progresistas del distrito
Retiro. La muestra, que permanecerá abierta hasta el 2 de junio de 2019, es
arte visual en prevención y contra la violencia de género y de manera singular
contra el maltrato psicológíco y mutilación genital de las mujeres.
Lola Chamero elogió que el arte sea
al mismo tiempo reivindicativo a favor de la mujer y en la misma línea se
manifestó la presidenta de Mujeres Progresistas. Julia Sáez-Angulo subrayó la
fuerza de las instalaciones de la artista Rosa Gallego del Peso (Valencia, 1958),
residente en Madrid, dijo que las fotografías trabajaban con el propio cuerpo y el autorretrato.
La exposición lleva dos textos en panel
de Julia Sáez-Angulo y Carmen Valero. El
escrito de la primera dice:
“Fuertes como el amor y como la
muerte. Las fotografías e instalaciones de Rosa Gallego, para la exposición Miradas con huella, son de gran impacto
durante el recorrido del visitante. Ver, mirar, contemplar, asentir, compartir...
no sólo una fotografía sino la serie en su conjunto. Ver el deterioro
progresivo de una mirada que se angustia, entristece, sufre y se apaga en la
inquietud o la desesperanza, cuando no en la muerte.
La unión con el varón no fue solo,
porque se amaban sino, sobre todo, para amarse y respetarse. Pero con el tiempo no
fue así. La destrucción de la mujer por un mezquino sentimiento de supremacía
de genero deviene en su deterioro, en el desastre. Hasta provocar la
humillación, la depresión, la pérdida del equilibrio psicológico, la actitud
errática... Luego viene el colofón, el epíteto insultante del agresor: ¡Estas loca!, sin aludir jamás a la
causa de esa locura: la violencia
psicológica.
Las fotos de la exposición pueden impactar.
La violencia de género, la violencia del hombre contra la mujer por el hecho
biológico de serlo, escandaliza; las estadísticas abruman y anulan el
cero-coma-cero-cero-cero-équix, que pueda darse a la inversa y que ciertos
varones argumentan como espantajo que apenas se sostiene y, desde luego, nunca
en los números. Los cuerpos deteriorados como juguetes rotos son de ellas. Las muertes, también, y los agentes, ellos. Aquí sí está la clara
duplicidad del lenguaje.
Ojos, pupilas y retinas aparecen en
las fotografías de gran formato de Rosa Gallego, una artista visual, feminista
comprometida con la causa de la mujer, porque ha estudiado a fondo la historia
de situación, la intrahistoria que diría Unamuno, la Historia con mayúsculas de
sometimiento e inferioridad hasta hace dos días en las leyes, pero todavía
vigente en buena parte de la sociedad, de la realidad cotidiana.
La
vida es más rica que la norma, dice un aforismo jurídico y esto se observa
cada día más, en situaciones dramáticas de muchas mujeres víctimas de la
violencia de género en los diversos estamentos sociales, en las distintas
situaciones socio-económicas, en las diferentes regiones del país, en las variadas
nacionalidades que lo habitan, en los distintos ámbitos y creencias...
La mujer no ha nacido para ser
víctima de la pareja, ni mártir del matrimonio o de la relación laboral. No
tiene por qué soportar la muerte a
plazos del maltrato moral o de los abusos, ni ser víctima de humillaciones
vejaciones o sevicias que minan su ánimo, su ser para la vida y sus anhelos de legítima
felicidad. Ni siquiera por la protección a sus hijos, que nunca debieran
presenciar el desprecio a su madre. La profanación moral de una persona, de una
mujer, es causa segura de muchas enfermedades.
La mujer necesita cortesía, respeto
y dignidad para poder vivir, desenvolverse y desarrollarse como ser humano.
Los ojos, las pupilas y las retinas,
en la vida y el arte, no deben afligirse por el llanto, ni apagarse por el
insulto o la ignominia, no tienen por qué enrojecerse ante el continuo
comportamiento agresivo, sutil y dañino de un sádico que la ignora, la ningunea
o disfruta con ese mal trato psicológico calculado
y sostenido, que la anula y la pone a su merced.
Fotografías
e instalaciones de impacto ante los espectadores. El objetivo es denunciar
el mal trato psicológico contra la mujer, siempre más difícil de probar.
Fotografías bellas en su expresión dramática, trágica. El arte contemporáneo
también registra lo feo y el mal, como realidades de la existencia. Fotografías
e instalaciones como arte, llamada de atención y denuncia. Rosa Gallego lo sabe
y lo ha llevado a cabo con maestría.
¡Ah! un recordatorio obvio, por si
acaso: Aquí no hay aversión a lo masculino. La denuncia de la violencia de
género, el maltrato psicológico no va nunca contra los hombres –todo lo
contrario-, sino contra los
maltratadores en la vida doméstica, en el mundo laboral y en la sociedad”.
Rosa Gallego y Adriana Zapisek
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