Albaicín, barrio de Campo de Criptana
Carmen Valero
5/5/19 .- Campo de Criptana. Ciudad
Real .- La Mancha, tierra de molinos y de gigantes quijotescos, es una ruta de
memoria con la estela del gran Caballero Andante que creó do Miguel de
Cervantes en su célebre novela universal. El pueblo pintoresco como pocos en La
Mancha, se precia de contar con tres molinos genuinos del tiempo de Don Quijote
y siete más del siglo XVIII.
Los diez “gigantes quijotescos·”
están en la denominada Sierra de los Molinos, desde donde se aprecian otros
cuatro molinos a lo lejos, en el pueblo de enfrente Alcázar de San Juan. La
Mancha tierra de gigantes, pues se pueden encontrar más molinos en Mota
del Cuervo, Tembleque, El Romeral, Alcázar de San Juan, Puerto Lápice,
Consuegra, Madridejos, Camuñas... Claro que los molinos del Campo de Criptana
presumen de ser los más genuinos.
Como señaló la escritora Julia Sáez-Angulo
en la conferencia de clausura de la XLI Semana Cervantina: “El artilugio del
molino de viento, suma a la piedra catalina, dos piedras más: la volandera
y la solera; la primera se fija en un eje vertical para poder moler, junto
a la otra, el cereal correspondiente. La expresión “comulgar con piedras de
molino” se comprende al verlas. Junto a las ruedas catalina, solera y
volandera, un eje que llega a la cubierta del tejado circular en punta, donde
las aspas serán guiadas por el madero movido por el molinero, según la
dirección de los vientos manchegos, que Díaz-Hellín cita con precisión en su
disertación de 2012: Los aires o los vientos de
Campo de Criptana, 12 en total: Abregondo, Ábrego, Toledano, Moriscote, Cierzo,
Matacabras, Solano Alto, Solano Fijo, Solano Hondo y los tres del
Mediodía. Una relación ciertamente poética, con resonancias vivas en
sus palabras. Quien sabe de vientos en tierra firme, sabe de
molinos. En Madrid, curiosamente que no sabemos mucho s vientos hay un
refrán que dice: El aire de Madrid mata
un hombre y no apaga un candil o El
aire de Madrid no apaga una luz y mata a un andaluz.
El Pósito
Real, antiguo granero institucional, el Teatro Cervantes, el barrio del
Albaicín, las cuevas, hoy bodegas o salas de estar, son otros muchos atractivos
de Campo de Criptana, un pueblo para no perdérselo.
Campo de Criptana, que ha sido
representado por numerosos pintores tiene un añil muy especial que lo han
resaltado artistas como Alfonso Sebastián o M. Pilar Venegas. Curiosamente
ahora son muchas las casas que suben por la falda hasta la sierra de los
Molinos que se vende. Resulta llamativo ver tantos carteles en las ventanas y
Balcones que rezan “Se vende”. El alcalde señor Lucas-Torres da la explicación:
“La gente joven prefiere vivir en
apartamentos de las casas altas a las afueras del pueblo y ya no quieren vivir
en las casas de las cuestas empinadas de antaño, con dificultades de tráfico de autos”. Ahora esas viejas casitas o
grandes casas con cenefas de añil, se venden desde cincuenta mil euros.
Tres pequeños e interesantes museos junto
a los molinos dan cuenta de tres artistas del hierro, del alambre y la madera,
a la hora de interpretar a los héroes del libro El Quijote: Aurelio Teno, Antonio
Manjavacas y Severiano Lucas. Éste último reproduce todos los oficios desaparecidos
de un pueblo agrícola y es realmente maravilloso contemplar el detallismo
artístico con que está hecho.
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