Rachel Muyal y Víctor Morales Lezcano
Amin Maalouf, diciembre de 1986, firmando un libro a Carlos Sánchez Tárrago en la Librairie des Colonnes de Tánger, junto a su hijo mayor
Víctor Morales Lezcano
1/2/20 .- Madrid .- Aunque algo
borrosamente en mi memoria, recuerdo todavía mis dos o tres primeros viajes y
estancias en el Marruecos de finales de los años 70 del siglo XX. Me encontraba
por entonces inmerso en un tema de estudio e investigación que quedó pronto
acuñado como Relaciones contemporáneas
hispano-marroquíes, tema ampliado a otros dos países clave del Magreb
central: Túnez y Argelia.
De entre aquellos recién conocidos y,
muy pronto, apreciables amigos marroquíes, que han desaparecido de la faz de la
Tierra, citaría al profesor Germain Ayache, al periodista y diplomático M. Larbi
Messari, a Simón Levy, impulsor del ensamblaje histórico constituido durante
siglos por el legado hispano-judeo-marroquí; también a unos pocos tetuaníes de
excelencia como los hermanos Bennuna y, last
but no least, a M. Ibn Azzuz Hakim. A ellos y a unos pocos amigos de
procedencia transfretana habrá que consagrarles desde España una semblanza
póstuma que se compadezca con su importante contribución a que las dos orillas
del Mediterráneo sigan reconociéndose con afecto.
Ahora bien, una mención especial, muy
especial, quiero poner hoy de relieve en este blog: la de nuestra inolvidable
Rachel Muyal, referente mayor de Tánger
desde su famosa Librairie des Colonnes (54 Boulevard Pasteur; Tánger).
Lectores de toda especie y almas
peregrinas fascinadas por la letra impresa, gentes de nobles aspiraciones como
son la libertad de pensamiento y el disolvente sentido del humor hicieron de Librairie
des Colonnes un punto de encuentro, al tiempo que de solaz. Los inolvidables
Juan Goytisolo, Paul Bowles, y Jean Genet hicieron de aquella librería un lugar
de encuentros, ya, fugaces, ya, duraderos, al deambular por el Boulevard
Pasteur y aledaños gibraltareños de Tánger.
Ahora que Rachel Muyal nos ha dejado
algo más solos, cuando volvamos a visitar la Librairie des Colonnes, ¿quién
podrá evitar no echar en falta su acogedora sonrisa, que tanto coadyuvaba a
resaltar la perspicacia de sus miradas?
El fulcro franco-hispano-marroquí que
Rachel Muyal forjó en Librairie des Colonnes permanecerá en la esencia del
recuerdo de todos los que de su mano aprendimos a sentirnos como si fuéramos
ciudadanos e incondicionales de la Villa del Estrecho. De ella, de Rachel, de
todo lo que llenaban su presencia, su conversación y sus “gestiones” se llegó a
decir que era tout à fait incontournable
à Tangier. Adiós, Rachel, hasta la vista.
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