sábado, 1 de febrero de 2020

RACHEL MUYAL. IN MEMORIAM


                                                      
Rachel Muyal y Víctor Morales Lezcano

Amin Maalouf, diciembre de 1986, firmando un libro a Carlos Sánchez Tárrago en la Librairie des Colonnes de Tánger, junto a su hijo mayor




              Víctor Morales Lezcano


         1/2/20 .- Madrid .- Aunque algo borrosamente en mi memoria, recuerdo todavía mis dos o tres primeros viajes y estancias en el Marruecos de finales de los años 70 del siglo XX. Me encontraba por entonces inmerso en un tema de estudio e investigación que quedó pronto acuñado como Relaciones contemporáneas hispano-marroquíes, tema ampliado a otros dos países clave del Magreb central: Túnez y Argelia.

         De entre aquellos recién conocidos y, muy pronto, apreciables amigos marroquíes, que han desaparecido de la faz de la Tierra, citaría al profesor Germain Ayache, al periodista y diplomático M. Larbi Messari, a Simón Levy, impulsor del ensamblaje histórico constituido durante siglos por el legado hispano-judeo-marroquí; también a unos pocos tetuaníes de excelencia como los hermanos Bennuna y, last but no least, a M. Ibn Azzuz Hakim. A ellos y a unos pocos amigos de procedencia transfretana habrá que consagrarles desde España una semblanza póstuma que se compadezca con su importante contribución a que las dos orillas del Mediterráneo sigan reconociéndose con afecto.

         Ahora bien, una mención especial, muy especial, quiero poner hoy de relieve en este blog: la de nuestra inolvidable Rachel Muyal,  referente mayor de Tánger desde su famosa Librairie des Colonnes (54 Boulevard Pasteur; Tánger).
         Lectores de toda especie y almas peregrinas fascinadas por la letra impresa, gentes de nobles aspiraciones como son la libertad de pensamiento y el disolvente sentido del humor hicieron de Librairie des Colonnes un punto de encuentro, al tiempo que de solaz. Los inolvidables Juan Goytisolo, Paul Bowles, y Jean Genet hicieron de aquella librería un lugar de encuentros, ya, fugaces, ya, duraderos, al deambular por el Boulevard Pasteur y aledaños gibraltareños de Tánger.
         Ahora que Rachel Muyal nos ha dejado algo más solos, cuando volvamos a visitar la Librairie des Colonnes, ¿quién podrá evitar no echar en falta su acogedora sonrisa, que tanto coadyuvaba a resaltar la perspicacia de sus miradas?
         El fulcro franco-hispano-marroquí que Rachel Muyal forjó en Librairie des Colonnes permanecerá en la esencia del recuerdo de todos los que de su mano aprendimos a sentirnos como si fuéramos ciudadanos e incondicionales de la Villa del Estrecho. De ella, de Rachel, de todo lo que llenaban su presencia, su conversación y sus “gestiones” se llegó a decir que era tout à fait incontournable à Tangier. Adiós, Rachel, hasta la vista.

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