Pedro Marcos Bustamante (1995). Retrato por Antonia Nieto Saltar
L.M.A.
25/10/20.- San Lorenzo de El Escorial.- La pintora y crítica de arte Antonia Nieto Saltar impartió una conferencia en el Ateneo Escurialense de San Lorenzo de El Escorial, sobre “Semblanza de Pedro Marcos Bustamante 1921-2001”, en la que hizo un recorrido por la vida y obra del pintor, del que fuera su esposa en los últimos años once de su vida.
El artista, nacido en Bilbao en 1921, era aficionado a registrar sus reflexiones, pensamiento personal y artístico en la escritura, particularmente en frases breves que condensaban su pensamiento:
“Toda mi producción paisajística está basada en mi amor por la tierra. Alguien dijo que yo era un pintor geológico y telúrico “.
“El Universo y la Creación le fascinaban; nuestras tertulias muy a menudo giraban alrededor de ello. Pedro Marcos Bustamante se muestra como consumado maestro, porque ha sabido crear un estilo propio, se desprende de lo superfluo, de la anécdota, para plasmar en el lienzo lo fundamental con el fin de conseguir mediante valiente y arriesgados efectos cromáticos toda la inmensa profundidad que se exige al pintor bien dotado y que el resuelve mediante un estudiado estructuralismo que viene a convertirse, en su obra, en una nueva estética para un arte de nuestro tiempo. Es un artista forjado en el trabajo y cuya obra ha merecido las más prestigiosas distinciones en certámenes y concursos, o estar colgadas en varios museos importantes. Es uno de los tantos autores de prestigio lamentablemente olvidado”, dijo la conferenciante.
Diálogo con el paisaje
“Bustamante consiguió un diálogo íntimo e intelectual, especialmente con el paisaje, su amor por Castilla le hace pintar sus inmensos páramos solitarios, mesetas y montañas, brumosas nubes sobre el horizonte, o mañanas de luz solar expandida sobre las irregulares superficies de la tierra. Yo veo en sus pinturas el alma de Castilla. Escueta, desnuda y abismal. Luz transparente diafanidad filtrada. Inmensamente limpio cristal y claridad concreta. Hay que abismarse y encontrar la veta de su sueño más hondo, la corriente de su río más puro, el afluente más cercano al amor que le sujeta. El alma de Castilla es como un beso celosamente enamorado y preso bajo la tierra seca que lo oprime. Es una sangre en pie con calentura, es un dolor ceñido a la cintura, y es un amor mortal que la redime. Me confesaba “Amo sobre todo la tierra y especialmente la tierra castellana, que lo es por definición”. “Me pasó un poco lo que a Unamuno que también se castellanizó”.
Esta Castilla es suya, está en sus manos. Nació en su sangre y le creció en las venas, es toda de sus ojos y sus penas. Surtidor de los sueños más cercanos. Toda la luz de sus veranos, se hizo de espuma en las arenas. Una invasión gozosa de azucenas pobló de sol la sombra de los llanos. Castilla se hizo carne deslumbrada y puso en su tristeza su morada. Y en mi alegría el pulso de su aliento. Y hay barbechos de cardos sin latidos, cuando mi corazón anda abatido, y altas calandrias cuando está contento. Bustamante afirmaba, mi atracción por Castilla es de índole metafísica”, continúo diciendo Antonia Nieto en su conferencia.
Pintor de la soledad
Bustamante “es el pintor de la soledad”, añadió. “De la soledad que planea sobre el hombre como un castigo y de esa otra sublime que constituye la mayor conquista del ser humano. En esa dualidad de soledades puede encerrarse su obra. No importa el “ismo” que haya servido a Marcos Bustamante de soporte para expresarla, pero es obvio que ha sabido hacerlo. Empezó a pintar tarde, pero pintar no es sólo coger los pinceles sino el proceso mental incansable que perfila y perfecciona las representaciones de imágenes. Pintar es observar, mirar el tránsito de las nubes, la luz sobre las montañas, la alegría y la tristeza en el rostro de los hombres, Marcos Bustamante, por encima todo lo que hubiera o debiera hacer en su juventud, lo que hizo fue observar y pintar los cuadros utilizando sus neuronas”.
La guerra y la posguerra pospusieron su cita con la pintura “Había que sobrevivir y no se podía…” Pero era inevitable que terminara acudiendo a su encuentro y lo hizo de la mano del realismo, paso obligado, para después ir recorriendo todos los “ismos” y la abstracción, hasta finalmente, detenerse en un expresionismo moderado. “Yo no pienso nunca en el “ismo” que estoy pintando, la etiqueta me la ponen los críticos. Únicamente trato de ser sincero conmigo mismo y hacer lo que siento. He estado inmerso en la batalla de los “ismos” pero siempre he querido librarme de ellos, pintar por mí mismo. Aunque es indudable que alguna huella me habrá dejado”, fueron afirmaciones del artista.
En su trayectoria como pintor, realizó numerosas exposiciones y obtuvo Entre 1957 y 1981 un buen número de premios, entre otros: Primer premio Ciudad de Cáceres, Premio “García Ramos” Real Academia Sta. Isabel de Hungría en Sevilla- Premio “La carretera en el Arte”- Tercer premio Uva de Oro Valdepeñas- Premio Pámpano de Oro Valdepeñas- Primer premio Expo-Valladolid-Premio especial “Antonio Casero” Madrid- Primera Medalla Salón de Otoño Madrid- Premio especial “Princesa Sofía” Salón de Otoño Madrid- Premio “Ciudad de Alcorcón” - Premio “Ciudad de Manzanares.”
Pintor contemplativo
Nacido en Bilbao en el año 1921, Bustamante sin embargo creció invadido por la suavidad de los valles santanderinos y se hizo hombre en las tierras yermas de Castilla. Se trasladó definitivamente junto a su familia a Madrid en 1932. El joven Pedro acude al Casón del buen Retiro para estudiar dibujo, más tarde asistirá a las clases del maestro sevillano Manuel Gutiérrez Navas, alumno este de Cecilio Pla, célebre pintor igualmente nacido en Sevilla, y que le dará la seguridad necesaria para abrirle las puertas de la pintura.
“Soy un pintor contemplativo, me pronuncio sobre mí mismo cuando pinto. Creo buscar al Creador en la estética de las cosas creadas. Es como tratar de conocer el gran misterio- ¡tamaña osadía! De la razón del ser en sí mismo, del existir, que tanta angustia nos produce. Gozo cuando como y me gusta oír la música del viento, sentir placer contemplando el mar embravecido o en calma, me estremezco palpando el silencio sobrecogedor de las planicies geológicas donde el tiempo no existe. No pongo demasiada dulzura en mi forma de decir las cosas, quizás sea un tanto despiadado con ellas, pero en el fondo muy en el fondo, se adivina un gran amor, un amor desbordado, sin límites, sin fisuras. Estos pensamientos vienen solamente en ciertas noches de insomnio desequilibrado, buscando desesperadamente las brumas del tiempo, tratando de bucear en la intensa negrura del Cosmos o en la eterna Luz esperanzadora”, dejó escrito el pintor.
En 1984, fallece Raquel, su mujer, y escribe: Es un maestro en el arte de estar solo consigo mismo y también en el de haber reconocido ser un hombre desolado Yo tengo el dolor dentro muy dentro Yo tengo la tristeza soterrada. "Yo tengo la soledad con epicentro Yo tengo la ansiedad de la nostalgia El vivir se hace tedioso sin ti mi bien amada. Añoro el brillo alegre de sus ojos, la apostura gentil de su figura y la tristeza mía en mi soledad de ermitaño. Bustamante encuentra su refugio en la pintura”.
"Oquedades telñuricas", por P. BustamanteDeslumbrado por Castilla
“Castilla no sé por qué me ha penetrado. Me entusiasma y, aunque me gustan otros paisajes, no soy capaz de encontrar en ellos lo que aquí”. Esta tierra me provoca con sus lamentos telúricos las más profundas ansías religioso-panteístas. Amo el movimiento continuo del universo reflejado en la tierra. Yo hubiera gozado intensamente, de haber podido contemplar las, sin duda, emocionantes edades geológicas y orogénicas, el vital esfuerzo paritario de la tierra, o el hervidero febril de sus aguas primigenias”. , dejó escrito el pintor en distintas frases a modo de versos.
“Yo hubiera gozado contemplando el primer amanecer en el primer día, el esplendor estremecido de las estrellas en el alba de los tiempos y el cántico del viento en las estepas. Imagino con fervor religioso la primera tormenta con su estruendo de trompetas, el primer llanto de un niño y el nacimiento de la primera espiga. Por ello puedo cantar a la tierra en todo lo que la tierra da eternamente. Yo amo el alto vuelo de la alondra, el fulgor del trigo mecido por el viento y la áspera corteza pétrea de los montes. Yo amo el viento que hace estremecer la encina, el canto del ave cruzando el páramo, y el cálido atardecer en la planicie. Yo amo el árbol solitario, la llanura sin límites, el alto cielo atormentado y el eterno misterio de la tierra. Yo amo a la Castilla geológica, al sol que abrasa sus collados, al horizonte dilatado de sus tierras”
Francisco Soto del Carmen, amigo de Bustamante le dedicó este poema: ¡Cómo duele Castilla! / ¡Cómo escuece esta herida de tierra por el pecho! / ¡Cómo afila su luz este barbecho. / Para llagar la pena que me crece! / Duele el aire y el surco que oscurece el paisaje de erial insatisfecho. / Y sube turbio al corazón maltrecho, un pedernal hostil que lo endurece. / ¡Castilla madre del sudor, colmena sin labores de mieles, / desolada tierra con sed y manantial del llanto! / ¡Es cardal y no trigo mi ancha pena. /Vieja madre de partos abrumada sin hijos ya para el amor y el canto! / “Dios te salve tristeza” cantó el poeta. / Yo también amigo mío, en el silencio de la noche, / en la llanura sin fin de mi soledad y en la ausencia de mi jardín.
"Tierras azules", por Pedro BustamanateDécada de los noventa
La soledad, expresada en sus tristes frases, quedan atrás, y Bustamante recupera las ganas de vivir. El encuentro con la pintora sevillana Antonia Nieto, junto a los marchantes Faustino Martín y José Luis de Diego, generan nuevo entusiasmo (comienza su serie de árboles) y realiza una nueva e importante producción pictórica llena de luz, la luz del sur, Rota.
“Rota, pueblo blanco y marinero, cierra las llaves de la bella bahía de Cádiz”. Es ahí donde se funda por el matrimonio, ambos pintores, la Fundación que lleva sus nombres, siendo su presidente Antonia Nieto Saltar quien, con la colaboración de los Patronos, comienza su andadura la Fundación para las Artes Plásticas Bustamante y Saltar, cuyo funcionamiento desde su sede en la marinera Villa de Rota, provincia de Cádiz, permitió plasmar la idea germinal, tanto de Pedro como de Antonia, el deseo de fomentar, difundir y promocionar las Artes Plásticas. Para ello se crearon ayudas a jóvenes emergentes en forma de premios y exposiciones, diversos talleres y presencia con stand de la fundación en Ferias de Arte nacionales.
La bella casa-museo que adquieren y remodelan en Rota, es su sede; concursos anuales de Pintura rápida, La mujer en el arte, exposiciones, debates y coloquios sobre la tauromaquia… Pero ya planea la sombra afilada de su enfermedad, se acabaron los paseos por la orilla del mar, Pedro y Antonia siguen alerta de un leve soplo de estímulos, y estos no llegan. Pedro Bustamante fallece en Rota, el 10 de noviembre de 2001.
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