Julia Sáez-Angulo
Fotos: May Pires
11/5/23.- Madrid.- Todos los venezolanos la esperaban en Madrid con los brazos abiertos. Muchos habían comprado entradas para verla desde hacía meses. El resultado no defraudó. La actriz Gledys Ibarra, venezolana residente en Londres, icono venezolano, actuó en un monólogo de hora y quince minutos en el Teatro Amaya de Madrid.
Un público, entregado de antemano, la aplaudió sin cesar y se puso en pie al terminar la función en la que representó “La Monstrua”. Una obra del uruguayo Ariel Mastandrea, dirigida por Rosana Hernández.
Caracterizada como una mujer/hombre con barba en la cara, la que otrora, en el Renacimiento se conocía como “mujer barbuda”, obra pictórica también de José de Ribera, que se exhibe en el Museo del Prado, Gledys Ibarra llenaba el escenario con su presencia, desgranando un discurso de drama y humor al mismo tiempo. “Así somos los venezolanos”, me aseguraba la profesora venezolana Maigualida Pires, asistente al evento.
Gledys Ibarra, mujer inteligente, aguda en las tablas, sabe interpretar como pocas, meterse de lleno en un papel y darle el relieve que merece. Conmueve los afectos y el sentimiento del público, entre el que no faltaban españoles. Todos la esperaban a la salida del Teatro Amaya, para seguir con el homenaje y el reconocimiento a la venezolana, que solo actuaba una noche, esa noche única de gloria.
Todos recordaban a Gledys Ibarra desde su célebre actuación en la telenovela “Por estas calles”, toda una denuncia de la pobreza de los ranchos, de la miseria consciente e inconsciente en Venezuela, que llegaba hasta el 60%, hoy seguramente mucho más… ¡pobre humanidad doliente!, donde los “hunos y los hotros”, los salvapatrias de un lado y del otro solo saben ahogar más a los ciudadanos, donde la corrupción reina en un mundo de despotismo de un lado y de ranciedad izquierdosa e interesada, también déspota e inútil de otro. Véanse los ejemplos recientes en países de la América hispana. Todos malandros de la misma moral o falta de moral. El arte lo pone de manifiesto -ya es bastante-, pero el arte no remedia situaciones más que como punto de partida.
El espectáculo de Gladys Ibarra se animaba también de iluminación y música, donde el personaje de la obra, “Cornelia” emitía sus cavilaciones en voz alta, sus imprecaciones, sus apartados verbales al público. “La Monstrua” es una manifestación más de la humanidad doliente, de la diferencia, un ejemplar de la lucha por la vida de que hablara Pío Baroja…
Una ficha técnica amplia ayuda a poner el espectáculo en pie. Por el vestíbulos vimos a personajes de pro como la abogada Carmen Valero Espinosa o al músico venezolano Ignacio Izcaray… Una noche inolvidable.
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La actriz y la productora ejecutiva Zuly Perdomo MatteyIgnacio Izcaray, músico
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