Arzobispo castrense Juan Antonio Aznárez Cobo
Carmen Valero Espinosa
Fotos: J. Sáez
19/11/23.- Madrid.- Resulta interesante y conmovedor releer el Testamento espiritual de Isabel la Católica, pocos días antes de morir, en los que manifiesta su fe, amor y esperanza en Dios, su profundo amor a su esposo, a sus hijos y hasta la sus criadas, a su tierra, a sus hombres y mujeres… vino a decir el arzobispo castrense Juan Antonio Aznárez Cobo en su homilía, durante la misa del acto de investidura de los nuevos miembros del Capítulo de Nobles Caballeros y Damas de la Reina Isabel la Católica y de la Muy Noble Imperial y Coronada Villa de Madrigal de las Altas Torres y Academia de la Hispanidad.
Al terminar la misa se descubrió un busto en bronce de la Reina Isabel I de Castilla (1451-1504) en el atrio de la catedral, realizado por el escultor granadino Francisco Javier Galán (55). La reina Isabel la Católica tiene abierto un proceso de canonización y que cuenta con una estampa para la devoción privada.
La misa se concelebró con el vicario general castrense, en presencia del Capítulo con José María Gómez como Gran Maestre y Rocío López González, como maestre, junto a los Caballeros y Damas de la Reina Isabel. Al fondo del altar mayor las banderas de España y la Santa Sede, dos grandes ramos de flores blancas con liliums, margaritas y paniculata. En el centro, una corona de hiedra con la banda de la bandera de España y el nombre del Capítulo.
Al terminar la Eucaristía y la investidura de los nuevos miembros del Capítulo, el Gran Maestre habló sobre la Reina Isabel, “nuestra Reina” y recordó que era una mujer de paz y perdón, pese a que tuvo que sostener tres guerras: la de sucesión con Portugal, la de Granada contra los moros y la Italia contra los franceses. Su preocupación es que no se matara a cristianos. Fue también una mujer hospitalaria, pues creó varios hospitales de campaña para el ejército, enviando grandes carpas. Destacó el Mater Castrorum y el Hospital de Santa Fe; la Reina no quiso que llevar, por humildad, a su nombre Isabela. Por su vida, virtudes y santidad hay una propuesta de elevarla a los altares, a lo que el Capítulo colabora de manera constante. Un próximo viaje a Rona del Capítulo irá orientado en este sentido.
Sobre mantillas y peinetas
A la salida del acto, la escritora Natividad Cepeda, Julia Sáez-Angulo y yo tuvimos un encuentro con la Dama Letizia Arbeteta, investigadora de la Historia, también Dama de Isabel.
Tanto Letizia Arbeteta, como Julia Julia Sáez-Angulo propusieron al Capítulo, en dos ocasiones diferentes, la posibilidad de decisión opcional para que las Damas lucieran capa, al igual que los hombres, -así la llevan las de San Dámaso- para evitar la incomodidad y el estrés -Conchi dixit- que causa el revestimiento de cabeza a las mujeres en todos los actos, cuando ellas ya no tienen por qué llevar velo en las iglesias.
“Resulta arcaico”, dijo Natividad; “antediluviano”, añadió Julia. “Es un traje de tradición española”, terció una; “que se ha quedado en traje de manolas o de madrinas retro”. “Además, -insistía Julia- se trataría de una cuestión opcional y no impuesta, pero las votaciones, en su mayoría de varones, siguen sometiendo a esa tortura a las mujeres, de horquillas que no se sujetan en pelos cortos y finos, ya que ahora las mujeres no llevan los antiguos recogidos o moños”. “Yo no voy a muchos actos, por no tener que cargar con la historia de mantilla, peineta, horquillas, alfileres… y prisas, amén de encontrar alguien que te la ponga”. “A mí, hoy, casi me dejan sin ponerla, porque no se sujetaba en mi pelo corto y fino…”; "a mi me deja dolor de cabe para todo el día"; "No se nos escucha"...
Nunca había escuchado una diatriba tan grande y denostadora sobre mantillas y peinetas entre Damas. Ha resultado muy curiosa. Los Caballeros debieran escucharla.
Al terminar el almuerzo, que siguió la ceremonia, Luis Leal Pinar, tesorero distribuyó el libro "Historia del Capítulo a los nuevos Caballeros. Luis Leal es autor del libro sobre iconografía de la Reina Isabel I de Castilla, Isabel la Católica. El papa Alejandro VI, en la bula Inter caetera, llamó a los esposos Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla «verdaderos reyes y príncipes católicos».
Hay dos reinas con el mismo nombre que son santas: Santa Isabel de Hungría y Santa Isabel de Portugal. Pronto lo será Santa Isabel de España.
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