Edificio Jerónimos. Salas A y B
Comisaria: Manuela Mena, Jefe de Conservación del siglo XVIII y Goya |
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El Museo del Prado presenta, gracias al patrocinio de la Fundación BBVA, “La belleza encerrada. De Fra Angelico a Fortuny”, una exposición inédita que reúne más de 280 obras de la colección del Museo que tienen como característica común su pequeño formato. Ordenadas de forma cronológica, trazan un intenso recorrido por la historia del arte que relata el Museo y la excelencia de sus grandes artistas, desde finales del siglo XIV y principios del XV con Fra Angelico hasta llegar al siglo XIX con Fortuny.
El resultado es un resumen de la colección del Museo y de los orígenes del arte de este género en todos sus soportes, que permitirá al espectador no sólo poder admirar cada obra en las mejores condiciones de proximidad y recogimiento debido al especial montaje que se ha ideado, sino también tener la oportunidad de encontrarse con piezas rara vez mostradas en sus salas. Gracias a una amplia campaña de restauración, el público podrá, además, apreciar la extraordinaria belleza que cada obra encierra, su originalidad y rareza, concentradas en sus mínimas pero singulares características.
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Las salas de exposiciones temporales del Museo se han convertido en una sucesión de gabinetes ordenados a lo largo de 17 espacios de mayor o menor amplitud y de distintos formatos para dar la bienvenida a las 281 obras a través de un recorrido histórico-artístico que, por primera vez en la historia de la institución, analiza los orígenes de las obras de pequeño formato y resume la colección del Prado más íntimo.
Todos los géneros y los temas -desde la mitología, las imágenes de devoción y los retratos, a la naturaleza, a la reflexión sobre el ser humano, la exaltación del poder y la vida cotidiana-, y también, los diferentes soportes y técnicas -cristal, mármol, tabla, lienzo, pizarra, cobre y hojalata- se mezclan en esta inédita exposición para reflejar la riqueza y variedad de este resumen de la colección del Museo.
Habitualmente a la sombra de los grandes cuadros de la colección, bocetos preparatorios, pequeños retratos, cuadros de gabinete, esculturas y relieves se muestran aquí en todo su esplendor para acaparar la atención preferente del espectador en unas condiciones ideales de proximidad y reflexión que no se consiguen en las salas de la colección permanente.
Correspondiente a todo el arco temporal que abarcan las colecciones del Museo, de finales del siglo II dC –la escultura en mármol Atenea Partenos- a los umbrales del siglo XX –Fortuny, Madrazo y Rosales entre otros-, este conjunto de obras cobra un inédito protagonismo en la exposición a través de un sorprendente montaje que facilita su contemplación más íntima y su inmersión en la extraordinaria belleza que encierran, su originalidad y su rareza.
La constante invitación al público a mirar las pinturas expuestas a través de recursos expositivos diferentes a los habituales como ventanas, ‘cámaras oscuras’ o el colgado de las obras, que están a la altura de los ojos del visitante, permitirá disfrutar en “privado” y en detalle de este Prado, exquisito y concentrado, que no siempre goza de la posibilidad de exponerse o que, aún expuesto, encuentra dificultad para captar su atención. Un resumen de la excelencia contenida en las colecciones del Museo en su más mínima y particular expresión.
Precisamente, con el fin de asegurar la idónea apreciación de estas bellezas encerradas, el Museo ha hecho un extraordinario esfuerzo para restaurar más de setenta obras de la exposición. Algunas de estas obras, unas cincuenta no se habían visto en los últimos años y cobrarán un inusual protagonismo en esta exposición.
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