viernes, 17 de mayo de 2013





Lara Almarcegui en la 55 Bienal de Venecia



Lara Almarcegui representará a España en la 55ª Bienal de Arte de Venecia con una amplia instalación en el Pabellón de España que incluye un proyecto de investigación sobre la isla Sacca San Mattia de Murano.

La obra de Lara Almarcegui (Zaragoza, 1972) parte de la toma de conciencia de la ciudad, de sus descampados  y de sus edificios  como punto para reflexionar  sobre la evolución  de la propia urbe y los elementos que la componen. Con proyectos comprometidos como sus guías de ruinas modernas y de descampados  urbanos, o sus montañas de escombros,  Almarcegui ha llevado su trabajo a capitales
como Londres, Beirut o Viena y ha participado en eventos internacionales de arte contemporáneo tan importantes como Manifiesta 9 (2012) o la Bienal
de São Paulo (2006).


Bajo el comisariado  de Octavio Zaya, Almarcegui lleva a la cita italiana —el mayor acontecimiento del mundo del arte contemporáneo dos propuestas relacionadas que inciden en su línea de trabajos anteriores. Una de ellas aborda el espacio físico del Pabellón de España en los Giardini, mientras que la otra investiga
un terreno vacío junto a la isla de Murano.



En el Pabellón, una gran instalación  escultórica reacciona a la arquitectura del edificio construido por Javier de Luque en 1922, extendiéndose por todo su interior.  Esta intervención está formada por montañas de diferentes materiales de construcción, los mismos y de igual cantidad  que los empleados para erigir el propio  edificio en el siglo pasado.

Como eje principal, una gran montaña formada por escombros  de cemento, tejas, y ladrillos convertidos en grava— ocupa su sala central, haciendo casi imposible acceder directamente a este espacio. Otras montañas menores hechas, cada una, de un solo material (serrín de madera, cristal y la mezcla de escoria y ceniza de acero), estarán ubicadas en las salas perimetrales, por donde el público podrá circular rodeando  el montículo de mayor tamaño.

Los materiales provienen  de restos de demoliciones que, tras ser reciclados según el proceso de tratamiento de escombros  de Venecia, se han transformado en grava”, explica la artista sobre su intervención.

A su vez, junto a Murano, Almarcegui ha desarrollado  Guía de la Sacca San Mattia, la isla abandonada de Murano, Venecia una investigación en torno a la Sacca San Mattia, una isla que se ha formado  con escombros  de cristal de la industria de Murano. El proyecto consiste en el estudio de un descampado en dicha isla, cómo se formó, el presente geológico y medioambiental del lugar, los proyectos que se han planeado para él y por qué estos no se han llevado a cabo.

Sobre este proyecto, Almarcegui desvela: “la investigación previa la he realizado a través de conversaciones con urbanistas y arquitectos de Venecia que me indicaron los planes que se van a llevar a cabo, de modo que pudiera localizar los descampados  y terrenos vacíos que se van a ver afectados por estas transformaciones. Para seleccionar  el más significativo realicé un recorrido por estas zonas”. Y añade, “la Sacca San Mattia me pareció el descampado
más adecuado en el contexto de Venecia debido  a su compleja  y extraña configuración a partir de capas de restos de la industria del cristal y la construcción”. Se trata de un antiguo vertedero  abandonado  creado entre las décadas de 1930 y 1950 con rellenos de escombros  y dragados de la laguna. Con 26 hectáreas de extensión sin construir, es el espacio disponible vacío más amplio de Venecia, lo que da lugar a toda clase de especulaciones, como el controvertido proyecto de excavar un tren bajo la laguna para comunicar el
aeropuerto con la ciudad, que tendría una parada en la zona.






Sobre la obra de Lara Almarcegui



  

Materiales de construcción de la sala principal,  Secession. Viena, 2010
Fotografía: Wolfgang Thailer

Depósito de agua: materiales de construcción. Falsburgo, 2000

En 1995, una joven artista inicia, durante un mes, la restauración  de un antiguo mercado a punto de ser demolido en San Sebastián. Aunque sabía de antemano que fracasaría en su intento  de salvar el edificio, fue su primer gran proyecto.
Le seguirían otros como la creación de un hotel gratuito en una antigua estación de tren abandonada cerca de Zaragoza (1998), o su serie de 9 pósters titulada “Demoliciones, descampados,  huertas urbanas (1995-2002).

“Me interesan los descampados  como espacios que no encajan en ningún diseño urbanístico. Son espacios importantes por mismos”, ha comentado la artista,
y puntualiza me siento muy a gusto en ellos. Me dan una sensación de libertad muy agradable”. Las guías de descampados  se han convertido en sus obras más difundidas. Son un modo de conservar esos espacios —que desaparecerán con el desarrollo de la ciudad—. El solar, protegido durante la intervención de la artista, rompe momentáneamente la cadena económica de desarrollo que rige la lógica urbana, pero también su historicidad. La existencia de estos espacios cobra sentido dentro de la ciudad como resto arqueológico de su pasado, pero también como una potencialidad de lo que el espacio vacío puede llegar a ser.

Por otra parte, sus investigaciones sobre materiales de construcción y demoliciones la han llevado a trabajar con los elementos constructivos de
los propios edificios  como materia prima. En el año 2000, junto a un depósito de agua del siglo XIX a punto de ser demolido en la localidad  francesa de Phalsbourg, dispuso los mismos materiales con los que se había construido el depósito.  Deconstruyó la edificación en los elementos que se habían empleado para levantarla.

En una fase posterior de este proceso deconstructivo, Almarcegui ha llegado a reducir una inmensa megalópolis como São Paulo, convirtiendo la suma de sus componentes (cemento,  piedra, madera, asfalto...) en toneladas de peso como crítica al crecimiento acelerado de la ciudad. “Intento hablar de algo, evitando presentar una imagen. Son formas de cargarme cualquier idealización  del espacio. Presentar un edificio como 100 toneladas de hormigón, 30 de acero
y 10 de ladrillo es reducirlo a su realidad bruta y física. Además, mostrar los
ingredientes de un edificio permite  imaginarse un lugar tal y como fue antes de ser construido y tal y como será tras ser demolido en un futuro”, declaró recientemente.




Lara Almarcegui ha estado trabajando  en la frontera  entre la regeneración y la decandencia urbanas, y realizando proyectos expositivos  que hacen visible lo que escapa a nuestra atención  o incluso a nuestro conocimiento. Desde mediados de los noventa, ha investigado y estudiado los espacios de transición donde el orden urbano se encuentra  con el orden natural: los procesos de planificación urbana y de transformación de los descampados  periféricos de las ciudades  provocados por los cambios y desarrollos económicos, sociales o políticos.  A la vez, a través de demoliciones, excavaciones o exposiciones,  Almarcegui ha venido analizando monumentos, edificios  y elementos urbanos y arquitectónicos que raramente tomanos en cuenta o que apenas consideramos.

Deconstruyendo edificios  y otros monumentos y construcciones, Almarcegui desenreda lo que entendemos  como morada y residencia, mostrando los materiales, desnudos e inexpresivos,  de los que están hechos los edificios,  o descubriendo los productos de reciclaje que utilizan y en lo que a su vez se terminan convirtiendo, para acercarnos a la naturaleza entrópica inherente  de la civilización. Así, para el Pabellón de España en los Giardini,  Almarcegui está creando una amplia instalación  de varias montañas de la misma clase y la misma cantidad  de los materiales que se utilizaron para la construcción del Pabellón mismo. Estos amontonamientos de diferentes materiales ocuparán todo el espacio principal de exposición del Pabellón.

Almarcegui documenta sus investigaciones a partir de guías, mapas o folletos, funcionando como una arqueóloga  del presente que dirige una investigación de campo, para concentrarse en elementos o áreas marginales en la complejidad de
la realidad urbana, descubriendo las conexiones que nos informan  sobre la relación entre nuestro pasado y nuestro futuro.  En el contexto de su instalación  en el espacio principal del Pabellón de España, y simultáneamente con éste, Almarcegui ha enfocado su atención  sobre un descampado en la Sacca San Mattia de Murano para investigar la historia y las circunstancias que crearon esta isla a partir de los desechos y vertidos de la industria del cristal de Murano. El resultado de esta investigación se exhibirá en otra área del Pabellón y será publicado como una guía del lugar.

En definitiva, estas obras conectan  los exteriores con los interiores,  y el interior  con
la conciencia de mismo, en un proceso dialéctico de conocimiento. Porque la obra de Almarcegui no es solo estética, formal u ontológica, sino también social, en cuanto apunta a la naturaleza histórica, reciclante, de las construcciones materiales que utiliza, y aborda las complejas interacciones entre los materiales, la economía
y el espacio. En efecto, también tiene una dimensión  política en la medida que entiende y emplaza la arquitectura y el urbanismo, sus desarrollos y sus dimensiones históricas, en el marco de la compleja  ecología de nuestro tejido social y político.

Octavio Zaya
Comisario





Lara Almarcegui



















Octavio Zaya

Nacida en Zaragoza, vive y trabaja en Roterdam. Estudió Bellas Artes en la Universidad de Cuenca y en De Ateliers, Amsterdam.  Ha realizado exposiciones individuales en importantes museos e instituciones españolas e internacionales, entre los que se incluyen MUSAC, León (2013); CA2M, Madrid (2012); Künstlerhaus, Bremen (2012); Secession, Viena, y Ludlow 38, Nueva York (2010); Gallery Ellen de Bruijne Projects, Amsterdam  (2008); el Centro de Arte Contemporáneo, CAC de Málaga (2007); el FRAC Bourgogne, Dijon (2004) o INDEX, Estocolmo (2003). Entre sus exposiciones  colectivas  más recientes se incluyen Manifesta 9, Genk; TRACK, Gante (2012); Radical Nature, Barbican Art Centre, Londres (2009); Bienal de Atenas (2009); Bienales de Taipei y Gwangju (2008); Bienal de Sharjah (2007); la 2 Bienal de São Paulo (2006); la Seville Biennial (2006); (Public Act), Lunds Konsthal, Lund (2005); y la Bienal de Liverpool (2004). Almarcegui está representada  por la Galería Parra y Romero de Madrid y por Ellen de Bruijne Projects de Amsterdam.




Nacido en Las Palmas de Gran Canaria, Islas Canarias, es escritor, comisario  y editor de arte residente en los Estados Unidos desde 1978. Es Director de Atlántica: Revista de Arte y Pensamiento, que publica el Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM), Las Palmas de Gran Canaria. Es comisario  externo del Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (MUSAC), así como comisario-colaborador del CAAM. Es miembro de Comité Asesor de Performa, Nueva York, y de NKA: Journal of Contemporary African Art, Duke University Press; editor-colaborador de Flash Art; y colaborador habitual
de varias publicaciones de arte, incluyendo Art Agenda/e-flux, Nueva York, y ART-IT, Tokio. Fue uno de los comisarios de Documenta  11, bajo la dirección de Okwui Enwezor, y comisario  de la 1ª y Bienales de Johanesburgo. Ha sido comisario  de más de 25 exposiciones  en museos e instituciones como el Centro de Arte Reina Sofia, MNCARS, Madrid; Guggenheim Museum, Nueva York; Helsinki City Art Museum; MARCO, Vigo; Nordjyllands Kunstmuseum,  Aalborg, Dinamarca o el Palau de la Virreina, Barcelona. Ha publicado más de una veintena de libros monográficos
y catálogos de artistas contemporáneos, entre los que se incluyen Cerith Wyn Evans, Paul Pfeiffer, Shirin Neshat, Georges Adéagbo, Candice Breitz, Yinka Shonibare,

y Miki Kratsman, además de haber colaborado en muchas otras publicaciones.


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