Julia
Sáez-Angulo
El
pintor Rafael Canogar y el profesor Jaime Brihuega han sido los ponentes de hoy
en el Congreso Internacional Arte Político, que se ha inaugurado hoy en el
Museo Reina Sofía, organizado por la Asociación Nacional de Críticos de Arte,
AECA.
Tomás Paredes, presidente de
AECA abrió el congreso junto a Jesús Carrillo en representación del museo
anfitrión. El primero dijo que “hay que trabajar para que el arte no sea
excluyente con su contrario, evitando radicalismos y marginaciones de
contrarios. Las sensibilidades son siempre variadas y se gestan en distintas
circunstancias. Las ideas han de respetarse aunque no se acepten y hay que
estar alerta ante minorías, dirigentes, comisarios o conservadores de museos
que de modo interesado deciden qué es o
no es arte”.
Jesús Carrillo por su parte,
hablo de que “el museo ha de facilitar la escenificación del arte político que
se ha de juzgar. No se trata de crear confrontación en blanco y negro sino de la propuesta de un espacio de juicio.
Somos sujetos por la posibilidad de juzgar. El ruido dificulta el juicio. El
arte se ve movido con frecuencia por intereses de mercado, grandes corporaciones,
elites o galeristas. Quedan espacios por reivindicar para el arte.
Rafael Canogar, pintor,
académico numerario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en
Madrid, impartió una conferencia leída sobre “Todo es Arte Político”. El coloquio
estuvo muy animado.
Jaime Brihuega, profesor
titular de Arte Contemporáneo de la Universidad Complutense de Madrid, habló de
“Arte Político. Voluntad dialéctica, dimensión irrevocable, perversión
estetizante”. Frente a lo que se ha dicho, no siempre hay relación entre el
lenguaje del arte y la ideología política, dijo, y lo ilustró con arquitectura
similar del fascismo, nazismo, comunismo y capitalismo de los años 30.
Brihuega, que se declaró
“no melancólico sino optimista porque soy marxista”, en la mesa redonda posterior a su conferencia,
concluyó diciendo que “el arte político ha de tratar de mejorar el mundo en que
vivimos", concluyó.
Carmen Pena, catedrática de
Historia del Arte de la Universidad Complutense de Madrid, coordinó la mesa
redonda junto al investigador Wilfredo
Rincón, e hizo un recorrido histórico por el arte político hasta la
globalización de nuestros días. “El arte no institucional es siempre rompedor y
de vanguardia y su identificación con lo experimental no es baladí. La
politización del arte refleja una reacción contra una identidad aceptada. El
poder siempre suele dejar hueco de salida a la resistencia” dijo Carmen Pena.
Wilfredo Rincón analizó los
avatares de las esculturas como monumentos públicos, donde a veces se ha dado
“la estulticia humana ante la obra de arte”. Seguidamente analizó los sucesivos
cambios políticos del cuadro de Goya “Alegoría de la Villa de Madrid” que se
encuentra en el Museo Municipal de la capital de España, así como la
trayectoria ambigua de Francisco de Goya ante el poder –monarquía borbónica o
bonapartista. “Goya no fue nunca un exiliado, sino un transterrado voluntario”,
señaló.
“Los historiadores del Arte
tienen siempre ideología y ofrecen sus propios relatos de cada artista con sus
implicaciones”, señaló Carmen Pena. El relato del arte y del artista implica con
frecuencia un enfoque y una politización del relator.
Miguel Ángel Chaves, del comité científico del Congreso presidió la lectura de las comunicaciones en las que intervinieron distintos profesores de Universidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario