Antonio Daganzo (Madrid, 1976) es poeta, narrador, periodista y divulgador
cultural y musical. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad
Complutense de Madrid, ha publicado los poemarios Siendo en ti aire y oscuro (Ed. Slovento, 2004), Que en limpidez se encuentre (Ediciones
Vitruvio, Colección “Baños del Carmen”, 2007), Mientras viva el doliente (Ediciones Vitruvio, Colección “Baños del
Carmen”, 2010; 2ª edición, 2014; 3ª
edición, 2015; reedición en Ecuador a cargo del El Quirófano Ediciones,
Guayaquil, 2014), Libro recomendado por la Asociación de Editores de Poesía,
además de Finalista del Premio de dicha entidad en 2010, y Llamarse por encima de la noche (Ril Editores, 2012), editado en
Chile, y Mención de Honor “Luis de Góngora y Argote” de Poesía, concedida por
el Instituto de Estudios de Literatura Contemporánea.
Ha sido incluido en antologías como Agua: Símbolo y memoria (Ed. Slovento,
2006) y 12+1: una antología de poetas
madrileños actuales (Ed. Endymion, 2012). Ha brindado recitales en
destacados foros, y versos y relatos de su autoría han aparecido en numerosas
revistas literarias. En 2014 vio la luz su primer ensayo, Clásicos a contratiempo (Ediciones Vitruvio), dedicado a la
divulgación de la música clásica.
Poemas
Del convaleciente
observemos su posición horizontal,
su discurso cerrado,
ese azul que le flota sobre el rostro
a despecho de una oscura palabra
entumecida.
Cama o cuerpo de mezcla
donde el plomo y el vidrio se conjuran,
detienen el tiempo enamorado
del muchacho salvaje,
humilde que no conoce garras
pues él es el ayer sin pesadumbre.
Presenta este cansancio
el estandarte final de la refriega,
el viento en alza,
la sierpe sinuosa por los aires
que
habrá de ser partida por la espada
del único guerrero en el collado.
Entonces el azul
abrirá el rostro, azada en el
crepúsculo,
y plomo, vidrio, muerte serán tierra
para el comienzo eterno.
(De Mientras viva el doliente; Ediciones Vitruvio, Madrid, 2010.)
SONETO DEL AMOR HABLADO
Audaz el verbo acude
a nuestra cita
y nos convierte en
fauna peligrosa
que sabe hablar, y
ruge presurosa
de tanto amor que
vive, siente y grita;
aliento fiel que al
abrazar imita
y oscuro prueba a
ser la selva umbrosa,
fragor de intimidad,
noche gozosa
en cuyo fondo ver, y
así infinita
Palabras mil;
hablamos como fruta,
idioma mordedor de
los sentidos:
cuajó la ley,
significado y peso.
Y todo va camino de
la gruta,
silencio tú con ecos
repetidos,
espasmo yo que calla
en dulce beso.
(De Llamarse por encima de la
noche;
Ril Editores, Santiago de Chile, 2012.)
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