Cientos
de imágenes, documentos y anécdotas de una época clave en el arte español.
L.M.A.
Toda esa mágica atmósfera y
la intachable trayectoria de dos maestros del arte como son Muñoz y Avia, ha
quedado ahora recogida en el museo virtual que su familia ha presentado
reuniendo centenares de fotografías personales y profesionales de ambos, numerosas
anécdotas y documentos desempolvados de los archivos de los artistas. El portal
ofrece además un acceso al catálogo completo de la obra de ambos artistas, con
el objetivo de que ésta pueda ser consultada fácilmente por cualquier usuario
que lo desee. Esta catalogación se ha realizado con la plataforma Clodart, y se
mantiene en permanente actualización con la supervisión de la familia. Sin
lugar a dudas www.lucioyamalia.com es un reconocimiento más que justo a la vida y obra de
dos grandes artistas, que además fueron pareja y parte de una generación
asombrosa de nuestra cultura.
Manolo Millares, Lucio Muñoz y Antonio Saura
Uno
era abstracto, la otra realista, dos planteamientos diferentes pero con mucho
recorrido común. Lucio Muñoz y Amalia Avia eran destacados embajadores del arte
español de la segunda mitad del siglo XX, cada uno en su casilla, pero unidos
por algo más que el matrimonio. Su entorno era toda esa generación que marcó el
devenir de la cultura de los últimos años del franquismo y de la transición. La
casa de Lucio y Amalia, o Amalia y Lucio, era el punto de encuentro de
pintores, escultores, músicos, escritores y todo aquel que tenía cierta
inquietud cultural en aquellos tiempos difíciles. Sin pertenecer a ningún
grupo, pero circulando en paralelo a "El Paso", consiguieron agrupar
todo un plantel de artistas que crecieron juntos en una atmosfera de inquietud
por todo aquello que oliese a cultura.
Lucio Muñoz es uno de los buques insignia de la generación,
pero no por liderazgo sino por esa credibilidad absoluta y ese rumbo certero
que nunca perdió, dejándonos el legado de su peculiar trato de la madera, su
permanente refugio. Reza su lápida en el cementerio civil de Madrid: "La
materia es un recuerdo único" y Lucio demostró su pasión por la materia y
por su potencia expresiva a lo largo de toda su trayectoria, con numerosos
reconocimientos como el Premio Nacional de Artes Plásticas o la Medalla de Oro
a las Bellas Artes. Sus fastuosos murales como el de Arantzazu o la Asamblea de
Madrid, su generosa obra en madera y en papel y su innovadora faceta como
grabador, le dieron un prestigio internacional que aún perdura.
Amalia Avia, en el estudio
del piso de abajo, escuchando los golpes de su marido peleando con la madera,
se refugió en la realidad más cruda, en el reflejo de la parte más sombría de
la ciudad y de la sociedad de los sesenta, setenta y ochenta. Como dijo Camilo
José Cela, "Amalia era la pintora de las ausencias, del por aquí pasó la
vida" y eso fue lo que le otorgó un sello muy especial entre el particular
grupo de realistas españoles, su manera de reflejar tanto las huellas humanas
como las ausencias de Madrid, París, Barcelona o Lisboa. Antonio López,
Julio López Hernández, Isabel Quintanilla, Carmen Laffon, María Moreno... eran
algunos de los compañeros de Amalia en múltiples exposiciones, pero también los
tertulianos en esas largas veladas en casa, junto a Rafael Canogar, Salvador
Victoria, Manuel Rivera, Cristóbal Halffter, Alberto Portera, Carmelo Bernaola,
Juana Mordó, Eusebio Sempere o Paco Nieva.
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