José Elgarresta
L.M.A.
José Elgarresta Ramírez de Haro nació en Madrid el 18 de Mayo de 1945.
Economista, abogado y escritor, es miembro de la Academie Européenne del
Sciences, des Arts et des Lettres (Francia), y otras asociaciones literarias. Ha
obtenido el Premio internacional Europa en 1993 (Pisa, Italia) por el conjunto
de su obra y el Premio de la
Asociación de Editores de Poesía al mejor poemario publicado en España en 2011
por Escritos de la zona Oscura.
Desde Monólogos
(1977) hasta El mar es un corazón salvaje
(2014), se ha sucedido la publicación de más de veinte poemarios en los que el
tema amoroso y la búsqueda existencial llegan a fundirse ahondando en la
complejidad humana. Poesía no episódica que desde lo íntimo e individual
trasciende a lo universal.
También ha publicado como narrador dos novelas y tres
volúmenes de cuentos.
POEMAS
Si fuera águila
querría ser aire,
si fuera aire
querría ser alma.
¡Alma mía!
¿Por qué no eres
feliz
de
ser yo?
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El traje de lunares
Con el traje de
lunares de mi madre
tengo en mi mano
el tiempo perdido
de mi infancia, de mi adolescencia, de mi juventud,
de mi vida entera junto a ella,
pero tan distante como dos pájaros
que se cruzan en direcciones opuestas.
¡Madre! ¿Qué sentías cuando intentabas transmitirme,
en un lenguaje tan incomprensible para mi,
tu mundo, como me habías transmitido tu sangre?
¿A qué razonamiento acudirías
para explicar mi ceguera?
¿Serías consciente de ese infierno de incomunicación
como yo lo soy ahora,
cuando ya no tiene remedio
y tu recuerdo pervive en mi
como los restos de un incendio,
al que no supe enfrentarme?
Un simple guiño habría bastado
para crear la complicidad
en que se basa el reconocimiento.
Pero no lo hubo.
Nuestras existencias eran rectas paralelas
que se juntan en el infinito de la muerte.
Cuando todo ha pasado,
de pronto adquiere sentido.
La película se rebobina
y asistimos a la proyección boquiabiertos.
Este traje, por ejemplo,
que entonces me parecía anticuado
y lo era, pero no para quienes te acompañaban
en esas fotografías amarillentas
en que sólo después me fijé.
¡Dios mío! Contemplándolo, me parece tan claro
que no estabas conmigo ni yo contigo,
mientras nos sonreíamos,
cada uno desde un planeta diferente.
¡Cuántas veces he deseado estrangularte,
simplemente por no encontrarte,
a ti , que me dabas una existencia
desprovista de significado!
¿Puede un árbol crecer sin raíces?
¡Cuánto me ha costado reconstruir
esa parte de mi que eras tú!
¡Comprender que tenía un sitio en tu mesa,
aunque el destino me haya llevado siempre
al cuarto de los niños que sueñan solos!
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