L.M.A.
El hispanista y traductor Mohamed Chouirdi
impartió la ponencia titulada Fuerza y
negociación en la sumisión de las cabilas de Yebala durante el protectorado
español en el Centro de Desarrollo Humano de Lahra en Beni Gorfet”
–Larache-, dentro del Encuentro Hispano Marroquí, que convocó la Asociación de
los Pueblos de la Montaña de Beni Gorfet, durante los días 12 y 13 de junio de
2015.
Dentro de su amplia exposición, Mohamed
Chouirdi dijo:
“Hablar de Yebala durante la época del protectorado
hace necesaria la aproximación al El Raisouni, caudillo de origen de Chorna que
atemorizó y gobernó la región como auténtico sultán de la montaña, unas veces
en nombre del Majzén y otras en el suyo propio, y no dudaba en cambiar de bando
en función de sus intereses, pasando varias veces de colaborador de España a
enemigo. Khalouk (1) lo describe de la siguiente forma : “jefe impulsivo, orgulloso, y caprichoso ….
Sus intrigas y sus calumnias han impresionado a los testigos marroquíes y extranjeros;
” concluyendo: “ ejercía una verdadera tiranía y actuaba como el auténtico Sultán
de los Yebala” Era un símbolo de terror y pánico”
“En diciembre de 1921 comenzaron los ciclos
de operaciones en la zona occidental programados para, entre otros objetivos,
someter a la cabila de Beni Arós, donde Ahmed El Raisouni tenía su cuartel general. En las operaciones se combinaron las columnas
enviadas desde Ceuta y Larache, ocupando la procedente de Ceuta la casa de
Hamidou Surcan, lugarteniente de El Raisouni.”
“Entre el 6 y el 10 de febrero de 1922 se reanudaron las operaciones de la
dos columnas culminando con la ocupación de Tazruzt el 12 de mayo,
centro de poder y auténtica Al Kazaba de Raisouni. Raisouni se escapó y huyó del asalto. En el
transcurso de la operación, murió el
teniente coronel González Tablas”.
La necesidad de mantener en calma a la región
de Yebala para poder estabilizar la zona oriental del protectorado llevó a intentar pactar de nuevo con el Raisouni en
sucesivas ocasiones, la última de ellas recién instaurada la dictadura de Primo
de Rivera en 1924, para que mantuviese en orden su zona de influencia y aprovechar
la manifiesta antipatía de El Raisouni por Mohamed Ben Abdelkrim, y su
República del Rif . Estas negociaciones
no llegaron a ningún acuerdo.
Retiradas las fuerzas españolas de Beni Aros,
El
Raisouni volvió a hacerse fuerte; sin embargo, no duró mucho este
dominio pues su influencia estaba en decadencia frente a la de Mohamed Ben
Abdelkrim, que en estos momentos ha estado en su mayor apogeo, acabando la
situación como resume García Figueras en
la siguiente cita: “ Abdelkrim, con el apoyo de los cabecillas que ya atacando
en 1925 al Raisouni en Tazrut, le hicieron prisionero,
y llevándoselo al Rif “ . Una vez capturado El Raisouni, los
rifeños lo llevaron a Beni Bufrah y , definitivamente, a Tamasint, en tierras
de los Beni Urriaguel , donde murió el 3
de abril de este mismo año por causas naturales”.
Rif
Primo
de Rivera y el gran asalto a la región de Yebala
“Primo de Rivera se mostró decisivo en
resolver de forma definitiva la cuestión de Marruecos, su plan se baso en dos
proyectos concretos; primero plantear una política de semi abandono
en el que se reducía drásticamente la zona controlada por el Mjzen, especialmente la zona occidental
(Yebala) con el objetivo de asegurar una línea fuerte capaz de resistir
cualquier ataque, quedando solo bajo control
del gobierno zonas realmente pacificadas y no las pocas sumisas. En
segundo lugar ataque directo al centro de poder
de la rebeldía rifeña en la zona de Alhucemas mediante el famoso
desembarco en su bahía.
Con Abdelkrim detenido y la rebeldía
descabezada, no finalizó la campaña y
los rifeños y las tribus yeblíes sometidas a éstos siguieron resistiéndose de
manera enconada y de forma casi desesperada. El desmoronamiento de la República
del Rif y la pérdida de su líder, volvieron la resistencia otra vez a un
carácter más tribal, propio de cada
cabila, pero respetando aún el valor que podía tener algunos líderes que eran
seguidos con fidelidad por varias cabilas y que
tenían a su mando Harcas por ejemplo, el caso de Jeriro.
El sometimiento mediante el empleo de la máxima fuerza en
Beni Ider y las ventajas alcanzadas con
la desaparición de Jeriro, llevó al capitán García Figueras a la adhesión de Sidi Abdeslam de Taguezart,
jefe de la fracción de Abiat, y de Aixa del Jbel, jefe de Yercud; lo que hacía
de estas operaciones una combinación de fuerza y negociación.
Esta tarea no se desarrolló sin dificultades, especialmente
a la reticencia al desarme por
parte de los Yeblíes; y también la existencia en el poder de España de unos
prisioneros yeblíes y la petición de la asamblea de la yemaa a que se revise su situación.
Yercud es la fracción importante para la
Intervención y desde donde se irradió
una importante actividad política, fue difícil por su relación con Hmidou ben
Mohamed el Harrass, más conocido por Hmidou Succan, hombre fuerte de Jeriro y
antiguo colaborador de Raisouni.
La
guerra del Rif marcó un antes y un después en la aplicación del sistema administrativo de intervención. Los
conflictos del 1909 a 1912 en la región de Melilla pusieron de manifiesto la dificultad
de aplicar la teoría de mano dura, y los
oficiales acabaron practicando el soborno de los jefes, lo que permitió un
avance artificial hacia el rif central desde Melilla, y hacia el este, desde
Larache y Tetuán”.
Negociaciones
políticas y adaptabilidad con las cabilas.
“La acción política consistió en una serie de entrevistas con la
Yamaas de las fracciones de las cabilas y en la que, como gesto de buena
voluntad, se permitió que comercializaran en los zocos y aduares pacificados, además de comprometerse a que el Majzen
reconocieran al Cheij para que eligiesen
los aledaños libremente. A cambio, se
exigía el reconocimiento de la autoridad del gobierno jalifiano y que las
autoridades locales, que debían de encargarse de restablecer el orden,
informando al interventor de turno de todo
lo que aconteciese en los aduares… La desconfianza de la
administración marroquí hacia las cofradías y para ellos los interventores
coincidían en controlar y supervisar las
tareas de las cofradías por
diversas razones; por las regencias que
tenía sobre algunas Turuks marroquíes como la Zawiya Darqawía por su implicación frecuente en las
revueltas políticas. También esta
desconfianza porque las cofradías y los Turku constituyen redes inte-tribales
que unían diferentes partes del territorio y que, en un cualquier momento podían
actuar al margen o por encima de las
estructuras locales de poder. Los españoles conocían la maleabilidad de
ciertos; susceptibles de ser
manipulados y temía que éstos se convirtiesen en agentes franceses tal y como ya ha sucedido
con varias cofradías, como la Wazzanía,
o algunas azuaya de la Alawiyya.
Desde el inicio, los españoles adaptaron la
estructura de la administración colonial al modelo dual de sociedad Bles
majzen, Bles siba. Por un lado, establecieron unos organismos destinados a las
ciudades controladas por el majzen y, por el otro, crearon una serie de
instituciones para supervisar la acción sobre las cabilas. En ambos casos, la autoridad española designaba a su representante, que intervenía a la
autoridad marroquí correspondiente. En las ciudades (Tetuan, Larache, Arcila y
Alcazarquivir), los cónsules españoles fueron
los encargados de intervenir a los bajás, autoridades más visibles y
controlables que aquellas de las zonas rurales, para la administración de las zonas rurales, que era la mayor parte del territorio La difícil
labor de administrar a estas últimas recayó en las oficinas militares de
información, mediante la actuación de las llamadas tropas de la policía indígena.
La aplicación del modelo de gobierno
indirecto fue de un coste elevado para
el gobierno y la sociedad españoles, tanto en vidas humanas como en términos
monetarios. A pesar de ellos, los responsables de la política de penetración
política y militar del norte de Marruecos presentaron un modelo de administración, inspirado en la justicia de
la intervención y en la
necesidad de civilizar a un pueblo en un
estado evolutivo inferior”.
El
ponente apuntó algunas conclusiones:
“Las
mayores dificultades de control político
y militar que los oficiales encontraron
en Marruecos hasta 1927 no provenían de
las estructuras urbanas del estado marroquí como el majzén, sino de las estructuras políticas
tribales concebidas como más primitivas. Esta infravaloración e ignorancia de
la sociedad tribal fue una de las causas del desastre militar español en varias
de sus campañas.
El sueño colonial español y su aplicación sobre el terreno, al pacificar
la zona del Yebala (1927), no significó
la instauración automática de la infraestructura de Intervenciones, sino un
proceso de implantación militar
necesitado de pactos políticos con las autoridades locales.
La característica
principal del sistema de gestión política que los españoles desarrollaron durante el protectorado en Marruecos para garantizar “ la
pacificación” fue el llamado gobierno
indirecto, consiste en gobernar a los autóctonos a través de las instituciones
tradicionales marroquíes”.
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