Estará expuesta en el MNCN del 20 de
noviembre al 19 de mayo
·
Es
la primera vez que puede contemplarse esta colección de arte rupestre, la más
completa depositada en un museo
·
Es una oportunidad única para ver el arte de nuestros
antepasados en un ambiente similar a las cuevas donde se creó
L.M.A.
Madrid, 18 de noviembre de 2015. A partir del día 20 de noviembre el
Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) expondrá en sus salas Arte y Naturaleza en la Prehistoria. La
colección de calcos de arte rupestre del MNCN. Organizada junto con Acción
Cultural Española (AC/E), es una selección de unos 120 calcos y láminas de la
colección de arte rupestre que se conserva en el Archivo del MNCN. La muestra,
que se exhibe como conjunto por primera vez en un museo, ha sido posible
gracias a la restauración que ha llevado a cabo el Instituto del Patrimonio Cultural
de España (IPCE), del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. De esta
manera se garantiza su conservación para que futuras generaciones puedan
estudiar y disfrutar este conjunto único de reproducciones de arte rupestre.
La
exposición mostrará al público parte de los calcos y láminas en un ambiente
similar al de las cuevas donde fueron creados. Grafito, tinta china sobre papel de diversos gramajes,
carboncillo o aguadas a color son algunas de las técnicas que se aplicaron para
realizar las miles de copias que conforman el conjunto iconográfico. Una
colección que representa tanto pinturas paleolíticas como de arte levantino y
esquemático de prácticamente toda la geografía española.
La
cueva de La Vieja (Albacete), el Tajo de las Figuras (Cádiz), Los Letreros
(Almería), el Pindal, El Castillo (Cantabria), el abrigo grande de Minateda
(Albacete) o la zona de Morella la Vella o la Valltorta (Castellón) son algunas
de las ubicaciones originales de los obras expuestas. “La muestra es un
recorrido por las pinturas de cuevas y
abrigos que dieron cobijo a nuestros antepasados, que trata de descubrir al
visitante el significado y la valía de una colección histórica única”, explica
Begoña Sánchez Chillón, comisaria de la exposición.
1) Calco realizado
en 1911 por Juan Cabré Aguiló a partir de las pinturas rupestres de la cueva de
La Vieja, Alpera, Albacete. 2) Escena de caza realizada por Francisco Benítez
Melado en 1917 de la Cueva de Cavals, Barranco de la Valltorta, Castellón 3)
Ciervos de Juan Cabré Aguiló copiados en 1903 en Calapatá, Teruel. 4) Caballos del muro de los grabados de la Cueva
de la Peña, en San Román de Candamo, Asturias, elaborados por Francisco Benítez
Mellado en 1917. 5) Detalle de El Tajo de las figuras en Laguna de la Janda,
Cádiz. Juan Cabré Aguiló, 1913.
Estructurada en cuatro ámbitos, el recorrido se inicia
con la representación de los diferentes motivos que inspiraron al ser humano
como los animales, o incluso la imagen que el hombre tiene de sí mismo,
adornados en ciertas ocasiones por signos y símbolos de diversa interpretación.
A continuación se destacan copias de escenas completas encontradas en distintos
parajes que dan idea de la expresión artística de sus autores. Hay
representaciones de arte rupestre que no han sobrevivido al paso del tiempo, lo
que convierte a las copias que se exhiben en su único testimonio. La última
parte es un homenaje a la Comisión de Investigaciones
Paleontológicas y Prehistóricas y sus protagonistas. Un conjunto
fotográfico que da idea de las difíciles condiciones de trabajo en que fueron
realizados los calcos además de documentar el proceso para elaborarlos.
La Comisión de Investigaciones Paleontológicas
y Prehistóricas
Con sede en el MNCN, la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas se creó
en mayo de 1912 para el estudio y copia de las diferentes manifestaciones de
arte rupestre a lo largo de la geografía española. Dirigida por el profesor
Eduardo Hernández Pacheco, recopiló el trabajo detallado y metódico de dos
grandes artistas, Juan Cabré Aguiló y Francisco Benítez Mellado, que hoy nos permiten
disfrutar de los primeros esbozos de arte expresados por el ser humano. Esta
comisión funcionó hasta que la Guerra Civil española paralizó su actividad en
1936, pero para esa fecha ya había reunido una colección única en el mundo.
Su trabajo incluyó la reproducción sistemática a través
de copias en papel de buena parte de esas obras. “Gracias a esta labor, y a su
conservación posterior en el Archivo del Museo, hoy conservamos muchas de
aquellas obras que actualmente, por distintas circunstancias, han desaparecido
y cuya única posibilidad de ser contempladas pasa por visitar esta exposición”,
concluye Sánchez Chillón.
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