La BNE saca
a la luz su importante colección fotográfica sobre el escritor
-29 de abril del 2016- La falta de una imagen real
sobre la figura de Miguel de Cervantes, unida a la necesidad de ponerle rostro,
favorece la creación de multitud de
retratos más o menos idealizados. A lo largo de los últimos cuatro
siglos, y cuando se cumple el IV Centenario de su muerte, el imaginario colectivo sobre el escritor lo
constituyen falsos retratos, imágenes de los lugares donde vivió y situó sus
obras, de sus personajes y de las aventuras que estos protagonizaron. A partir
del siglo XIX estas imágenes fueron trasladadas a la fotografía y,
posteriormente, llegaron a la Biblioteca Nacional de España, y forman parte de
sus colecciones. Ahora, coincidiendo con este aniversario, la BNE saca a la luz
una selección de esas imágenes.
Entre las más
significativas están cuatro que pertenecen a la serie Partida
de Cervantes: dos del álbum Vistas de España, una atribuida a José
Martínez Sánchez, Casa de Medrano en Argamasilla, donde el literato estuvo
preso y se dice que escribió El Quijote; y la otra, es una vista del Congreso de los
Diputados, en la que la estatua de Cervantes ocupa una ubicación
diferente a la actual; una más al dibujo realizado por
Eduardo Cano, a partir del barquero que aparece en la pintura de
Francisco Pacheco, San Pedro Nolasco embarca para redimir cautivos. José
María Asensio, en Nuevos
documentos para ilustrar la vida de Miguel de Cervantes Saavedra, la considera el auténtico
rostro del escritor.
También, se encuentran quince
fotografías de supuestos retratos de Cervantes, en su mayoría tomadas por Mariano Moreno. Entre estas, se
encuentran varias copias del cuadro que refleja al escritor, atribuido a Juan de Jáuregui y que se conserva en la
Real Academia Española de la Lengua.
Dentro del Fondo fotográfico de la Guerra Civil de
la BNE se encuentra una instantánea firmada por Albero y Segovia, que retrata una escena de
la vida cotidiana en la retaguardia. En ella se ve el inicio de la protección
del monumento a Cervantes de la Plaza de España madrileña mediante sacos
terreros.
Mención especial merecen
las imágenes de la Colección Sedó, que recorre fotográficamente los episodios
de la vida de Miguel de Cervantes, con instantáneas del edificio del Paseo de Colón, donde se cree que vivió durante
su estancia en Barcelona; de la cueva donde se ocultó durante uno de sus
intentos de fuga mientras estaba preso en Argel; de la Posada de la
Sangre, identificada con El Mesón del Sevillano, en el que se dice que se
alojó y escribió La Ilustre Fregona… Igualmente, exploran los lugares frecuentados
por los personajes imaginados por él, recopilando instantáneas de las calles de
El Toboso, por donde pasearon don Quijote y su escudero, de la venta donde fue
armado caballero y de representaciones escénicas, como el episodio en el que
Sancho Panza administra justicia en la ínsula Barataria, mezclando fantasía con
realidad.
Un conjunto de 310 placas
de vidrio, 130 positivos y 187 negativos, reflejan la obra de dibujante catalán Ricardo Marín. Estas placas sirvieron
para ilustrar El Quijote visto por Ricardo Marín, publicado en México en
1965.
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