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01.06.18 .- MADRID .- La procesión del Corpus Christi, remonta sus
orígenes a las disposiciones del Papa Urbano IV que, en 1262, para dar cauce a
la creciente devoción por la Hostia Consagrada en la Eucaristía, decretó que se
celebrasen procesiones con ella para que los fieles manifestasen su fe.
Toledo y sus vecinos se vuelcan desde 1342 para lograr que la
presencia y la participación de todos sea lo más esplendorosa posible. El
jueves 31 de mayo, siguiendo la tradición de los jueves que relucen más que el
sol, se han engalanado la ciudad para celebrar la procesión solemne.
Las peculiaridades de este Corpus toledano comienzan con la misa
celebrada en rito hispano-mozárabe.
Terminada la misa, comienza la procesión. La abre la figura del pertiguero; con su peculiar peluca
y la capa blanca, golpea el suelo con su vara de plata, anunciando la llegada
del Santísimo Sacramento.
Sigue la cruz procesional de la Santa Iglesia Catedral Primada, regalo que el rey
Alfonso V de Portugal hizo al Arzobispo de Toledo, Carrillo de Acuña. Es de
plata dorada, y va montada sobre la manga bordada en seda y oro, de la época
del Cardenal Cisneros.
Desfilan las hermandades, órdenes y cofradías. Destacan por la
vistosidad de sus vestes, capas y birretes los Caballeros y Damas de la Orden
de Isabel la Católica; la Cofradía de Caballeros Cubicularios de de San
Ildefonso y San Atilano; la Cofradía Internacional de Investigadores Santo
Cristo de la Oliva; el Capítulo de Caballeros Mozárabes, el Capítulo de Caballeros
del Santo Sepulcro, el Capítulo de Infanzones de Illescas y el capítulo de Caballeros
del Corpus Christi.
Tras ellos, la Cruz de Mendoza, primer símbolo cristiano que
campeó en la torre de la Vela de la Alhambra cuando los Reyes Católicos
conquistaron la ciudad de Granada. El incienso y esta cruz abren paso a la
magnífica Custodia de
Enrique de Arfe. Realizada por disposición del cardenal Cisneros a principios
del siglo XVI, con su inconfundible figura de torre gótica calada, está fabricada
con 183 kg de plata y 18 kg de oro, con 5.600 piezas sujetas con 12.500
tornillos y adornada por 260 pequeñas esculturas.
Todo es nuevo cuando se mira con ojos
nuevos y el Corpus en Toledo, es como reza la canción de San Agustín belleza siempre antigua y siempre nueva.
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