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Infanta Doña Elena y Doña Ana de Orleans
Julia Sáez-Angulo
25/09/18 .- MADRID .- Refleja la bondad en su mirada de ojos calmos
azules y tengo dicho, en alguno de mis libros, que la bondad es la forma
suprema de la inteligencia. Su belleza es refinada y distinguida, lo lleva en
la sangre. Se casó con Don Carlos Borbón-Dos Sicilias, duque de Calabria, más
adelante Infante de España, cercano al rey Don Juan Carlos. Se conocieron en la
boda de los reyes eméritos en Atenas en 1964, y siempre tuvo el tratamiento de
Alteza Real. Fue la esposa y compañera perfecta de Don Carlos, siempre buena
madre y abuela. Una mujer silenciosa, con la virtud de la discreción,
observadora y quizás cautelosa.
Pinta muy buenas acuarelas, sobre todo paisajes
urbanos y flores, que envidiaría el mismo Redouté. Tiene gran sensibilidad y
creatividad para el arte. Si me permiten, diría que no tiene mérito propio
alguno, porque lo de la creatividad y la pintura está en la genética de todos
los Orleans en todas las generaciones. Todos los hermanos de Doña Ana pintan bien
y en familia se conservan hermosas acuarelas de antepasados. Los pequeños
Orleans siempre han tenido profesor de pintura.
En el Grupo pro Arte y Cultura, PAC,
se la quiere y respeta, porque ha sido durante años, desde que se fundó en los
90, su presidenta de honor y nos representaba con alteza y empaque en todos los foros
presentes. Ahora ha querido dejarlo, para dar paso a la juventud, pero en el
Grupo se decidió por unanimidad que su puesto era insustituible. Solo habrá
vicepresidencias a partir de ella.
S.A.R. Doña Ana Margarita María de
Orleans y Orleans-Braganza (Bélgica, 1938) fue la quinta hija de los condes de
Paris, en una familia de once hermanos. Los recuerdos de su abuela la duquesa
de Guisa en Larache, cuando iba a visitarla durante el verano, están llenos de
gracia y ternura. A su abuela le gustaba el silencio –como a ella misma- y
decía con humor que la música era un
bruit fait exprés, un ruido hecho a propósito. En Larache adoraban a la
duquesa de Guisa como a una diosa, por su belleza y por sus iniciativas a favor
de los niños necesitados. El palacete y los jardines de aquella casa de Larache
le dejaron a su nieta Doña Ana muy buenos recuerdos afectivos y retinianos, ahora
está transformado en un pequeño hotel.
La Duquesa de Guisa –junto a su
esposo pretendientes al trono de Francia- es un personaje que yo he fabulado un
poco en mi próximo libro –escrito desde hace cinco años- titulado Historias y personajes del norte de África, que
Dios mediante, si nada cambia, se publicará en breve en Madrid. Doña Ana de
Orleans me contó algunas anécdotas de su ilustre abuela, que me sirvieron para
enriquecer su historia. Mayte Spínola fue la que me puso en pista, cuando le
hablé del libro que me traía entre manos: Habla
con Doña Ana, me indicó. Doña Ana de Orleans y Mayte se han ayudado en la
vida y en el arte, desde recién casadas.
Don Carlos de Borbón-Dos Sicilias
(1938 -2015), esposo de Doña Ana, sufrió una dolorosa y prolongada enfermedad
en los últimos años de su vida, que ella supo mitigar con su compañía y
cuidados. A su muerte, Doña Ana le ofreció un homenaje indirecto al exponer 90
de sus acuarelas en el monasterio de las Comendadoras de Santiago el Mayor en Madrid,
ya que su esposo fue el Gran Maestre de la Orden de Santiago en España, la más
importante de las cuatro órdenes militares, si no la más rica, que es la de
Calatrava.
El resultado de la venta de las acuarelas fue entregado en su integridad a las Comendadoras para restaurar el
gran convento, de la mano de la arquitecta italiana, residente en Madrid,
Enmanuela Gambini. Por esta exposición desfilaron nobles, aristócratas, pro hombres y mujeres
emprendedoras, que adquirieron prácticamente toda la exposición. Este convento
es de los pocos que permanece en las mismas manos privadas de la religiosas,
desde su fundación en 1584, siempre ligado a la Orden militar de Santiago.
Cuenta con un hermoso Rubens del patrón de España.
No es la única vez que Doña Ana de
Orleans dedica la venta de sus acuarelas
a causas benéficas. Es una mujer de acendrada fe religiosa y de ahí le
viene su energía espiritual, que contagia en silencio donde esté.
Tiene una finca, La Toledana, donde ella se reencuentra con la naturaleza, descansa, pinta paisajes y encuentra árboles y flores que selecciona para sus cuadros.
Tiene una finca, La Toledana, donde ella se reencuentra con la naturaleza, descansa, pinta paisajes y encuentra árboles y flores que selecciona para sus cuadros.
Doña Ana tuvo cinco hijos, cuatro
mujeres y un varón, Don Pedro de Borbón-Dos Sicilias, que es hoy Duque de Calabria
y preside las cuatro grandes Órdenes militares de España: Santiago, Alcántara,
Calatrava y Montesa. Es padre de siete hijos, nietos de Doña Ana de Orleans.
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