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Fortunata y Jacinta
Benito Pérez Galdós
Ilustraciones de Toño
Benavides
Prologo de José María
Merino
1924 páginas en dos
tomos + estuche
Encuadernación en tapa
dura con sobrecubierta
y punto de lectura
PVP: 59,60
Julia Sáez-Angulo
10/1/20 .- Madrid.- Se dice que
después de Cervantes, Galdós es el gran escritor literario de España, por su
abundante obra y sobre todo por plasmar un mundo, el de España en el momento
que le tocó vivir, de manera atenta y fiel.
A Fortunata y Jacinta (1887) se
la considera la mejor novela del autor, en la que se describe minuciosamente el
Madrid de mediados y finales del XIX.
La editorial Reino de Cordelia ha
hecho una edición soberbia de esa novela, Fortunata
y Jacinta, en dos tomos con estuche, ilustrada por Toño Benavides y con un
prólogo del académico José María Merino.
El centenario de la muerte del
escritor Benito Pérez Galdós (Las Palmas, 1843 – Madrid, 1920) se presenta
lleno de conmemoraciones y actos culturales. Para empezar, el Ayuntamiento de
Madrid lo nombró hijo adoptivo, nombramiento bien merecido, porque el autor
canario no solo residió en la capital de España, sino que narró todos los
ambientes y entresijos de la ciudad, como lo hiciera Tolstoi en Guerra y paz, por ejemplo.
La soberbia edición de Fortunata y Jacinta que nos ocupa narra la
vida y vicisitudes amorosas de dos mujeres casadas, una pobre, Fortunata y otra
rica, Jacinta. De la misma manera que Tolstoi narra con maestría los ambientes
de la corte del zar y el del frente de Guerra, Galdós narra con igual
conocimiento y hondura el también pobre de Fortunata y el acomodado de Jacinta.
En esta novela, Galdós se presenta como maestro de ambientes, atmósfera humana
y moral y situaciones sociales. El escritor era más observador que hablador, y
todas sus observaciones y pesquisas pasaban con buena pluma a sus novelas.
Juanito Santa Cruz es el tercer
personaje en la novela Fortunata y
Jacinta, hijo de ricos comerciantes, que vive como un rentista y un
picaflores. Galdós es un realista, acorde con la estética literaria de su
tiempo, pero él es la cumbre del realismo llevado a la mejor escritura. J.M. Merino
lo ensalza en el prólogo y recuerda los autores que lo valoraron como Ricardo
Gullón, Max Aub, Luis Cernuda o Luis Buñuel, frente al contradictorio Valle
Inclán, que lo tacho de “escritor garbancero”, locución que han repetido
algunos autores desconocedores o perezosos en la crítica literaria.
Merino subraya la riqueza argumental
de Fortunata y Jacinta, porque “lo
prolijo y extenso de la trama y la abundancia de personajes no impiden que las
historias de estas dos mujeres arquetípicas, la afortunada que no consigue
tener descendencia y la fértil desdichada, se vayan conjugando a través de
miles de facetas hasta redondearse con perfección”.
El académico elogia el diseño de los
personajes por Galdós. “En este campo, la maestría de don Benito es
incuestionable, y me atrevo a decir que lo coloca en la cumbre de los escritores
de todos los tiempos. La forma con que matiza el carácter de cada uno, su modo
de enfrentarse a la realidad, la evolución de sus sentimientos, pertenece
claramente a la genialidad. Innumerables personajes, por otra parte, y ninguno
descuidado por el autor, aunque a lo largo de la novela se centre esencialmente
en los más relevantes de la historia que desarrolla”.
Fortunata
y Jacinta está escrita en cuatro partes, en las que Galdós empleó tres
años. Una obra larga y compleja que vale la pena leer por ser la cima de la
escritura galdosiana, porque nos introduce en el mejor Galdós y se nos anima
con es ilustración inteligente de Toño Benavides llena de sensibilidad y
aciertos. No olvidemos que ya no se acepta la división entre artes mayores y
menores, y la ilustración puede ser un arte mayor cuando está hecha con
inteligencia y arte, como es el caso de Benavides en esta obra. No podía ser
menos para estar un tanto a la altura de la prosa del escritor canario.
Toño Benavides (León 1961) es una
ilustrador culto que ha obtenido diversos premios por la excelencia de su
trabajo en el mundo editorial.
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