jueves, 21 de julio de 2022

CRÓNICAS DE EL ESCORIAL I. Octavio Uña. Elogio del monasterio filipino y de la poesía de Mari Paz Hernández


M. Victoria, Octavio, Mary Paz y Lidia


Mary Paz Hernández, poeta


Julia Sáez-Angulo

Fotos: Peter Wall y Mercedes Marcos


21/7/22.- El Escorial.- El catedrático y escritor Octavio Uña ha presentado el libro de poemas de Mary Paz Hernández titulado “Del alma y su aliento” en el Centro Cultural del Ayuntamiento de San Lorenzo de El Escorial. En el acto, concurrido de escritores, intervinieron también la editora Lidia González Martín y la poeta María Victoria Caro  

La intérprete musical Lydia Galasova interpretó una canción sobre un poema de la poeta e hizo dos intervenciones musicales al piano.

El libro, que cuenta con un prólogo del fallecido escritor Manuel Quiroga Clerigo y un epílogo de Luis Solís, ha sido publicado por la Editorial Nueva Estrella en la colección Voces Amigas. 


    El presentador hizo gala de su gran cultura y erudición que nos quita la inocencia a los oyentes, y citó a Góngora en sus “Soledades” y a Lope de Vega en: A mis soledades voy/ de mis soledades vengo,/ porque para andar conmigo/ me bastan mis pensamientos. Citó también a Ortega, “cuando describe el murmullo de los pájaros”, a Ángela Figuera, a San Agustín…

El profesor Uña, que vivió los años de su juventud en El Escorial, hizo un gran elogio del monasterio de San Lorenzo, encargado por Felipe II al arquitecto  Juan de Herrera, como lugar en el que nos encontrábamos y donde reside Mary Paz Hernández. Recordó sus bosques y la floración y aroma de sus piornos… para seguir con los distintos elogios que diferentes escritores que han vivido o visitado el Real Sitio del monasterio filipino y sus alrededores. Citó a Árias Montano, arti-tipógrafo del monarca; “los bellos parajes de El Escorial” para Manuel Azaña: “amanecí en El Escorial de impolutas magnitudes” o a Miguel de Unamuno. Este último señaló que todo español debiera visitar y conocer El Escorial, como un musulmán lo hace con la Meca.

Ortega y Gasset habló de “piedra lírica” al citar el monasterio escurialense en su “Meditación sobre la Herrería” (1913), donde destaca “la pureza y claridad de su aire, sobre todo en primavera” y donde “la noche es más hermosa que el día”. Pedro Salinas (1891-1951) destacó el escurialense monte Abantos, al lado del pico de San Benito. Fray Restituto del Valle (1865-1930) dejó escritos muy bellos sobre el paisaje de montes, cuevas y poemas…”. “Una piedra sacada de otra piedra”.

Luis Felipe Vivanco, natural de El Escorial (1907-1975), habla de olor a piorno y piedra dura…” La académica Carmen Conde (1907-1996) llegó a denominar al monasterio como “vaso de liturgia castellana”… y Pedro Salinas , que paseaba por El Escorial con su novia americana… Ramón de Garciasol (1913-1994) tituló uno de sus libros “Recado de El Escorial” (1982).

        Elogio de la poesía de Mary Paz Hernández

Seguidamente, Octavio Uña calificó la poesía de Mari Paz Hernández como un diálogo con el mundo, desde las latitudes escurialenses. “Mary Paz Hernández está poseída de la dialogía”. Una poesía que va del exterior al interior en sus reflexiones, con cierta visión panteísta, más que religiosa, y cierto matiz oracular, en un libro dividido en cinco partes con epígrafes similares al título: Del sentimiento y la mujer; De la Naturaleza y la esperanza… 

Poesía que habla de la soledad, la pesadumbre, el umbral, la muerte, la mujer, la ecología, la pandemia…Temática diversa y discurso explícito diverso. Gran capacidad para escudriñar el interior, para la introspección.

Entre los asistentes al acto: Rosaura de la Cueva, Pedro Crespo, Pilar Rodríguez de la Serna, Mariano Azores, Pilar Jiménez...


CORAJE

Se precisa tener algún coraje

de asistir un corazón partido y herido

al subir un estoque que infringido

le derrumba el sopor de aquel ultraje.


Al saber que te hacían ese traje

las personas que habías sostenido,

enfilaste resuelto y decidido

al pensar que mejor hacerte un viaje.


Pusiste las almenas en tu sitio

fortificado, lejos de las nubes

funestas y brumosas, donde crezcas.


y envuelves con el velo el juego Pitio,

en la senda de Apolo, cuando subes,

y al colmarse tu pecho, lo agradezcas.

Octavio Uña y Mary Paz Hernández, escritores









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