L.M.A.
La Fundación Juan March en Madrid ha llevado a cabo una serie de conferencias sobre el poeta francés Paul Valery. Monique Allain-Castrillo, autora de "Paul Valéry y el mundo hispánico "(1995), ha sido la responsable de la edición española de La joven Parca/ El cementerio marino (1999) y co-directora de los Cahiers del escritor francés. El título del curso ha sido "Paul Valéry: su vida, su obra, su tiempo".
Último de los grandes poetas simbolistas franceses, Paul Valéry tuvo una vida aparentemente burguesa en un mundo convulso, sacudido por tres guerras: 1870-71, cuando nació; 1914-18, época en que escribe sus mejores versos; y 1939-45, año éste de su muerte, coronada por un funeral de Estado, decretado por el general De Gaulle, primeras “exequias nacionales” poéticas desde Victor Hugo. Siempre pensó que su vida hubiera podido ser “otra”, pero, afortunadamente para nosotros, fue la de la “poesía pura”. “Hombre dionisiaco”, en opinión de Moreno Villa y “lugar geométrico de todas las contradicciones”, según confesión propia, su “obstinado rigor” intelectual (de raíz, en buena parte, ignaciana y juancruciana) le condujo a apasionarse por la “mística” científica de su tiempo, de Poincaré a Einstein, inspirándose en el electromagnetismo y en la termodinámica como modelos del funcionamiento mental. Miembro de la Real Academia Francesa y poeta oficial d la Tercera República francesa, presidió el organismo cultural, anterior a la UNESCO, de la Sociedad de Naciones de Ginebra.
Ego scriptor
Valéry fue uno de los pocos grandes líricos franceses del sur del Loira. Escéptico en todo, en la vida como en el lenguaje, prefirió siempre las nociones de variable y función a las de causalidad y finalidad. Desconfiaba de la literatura, pero nos ha legado obras maestras de las cuales T. S. Eliot y R. M. Rilke destacaron dos cumbres poéticas, La joven Parca (en alejandrinos) y El cementerio marino (decasilábico), la primera con protagonista femenina como El cántico espiritual de San Juan de la Cruz (probable chispa de la cristalización de esta gran creación valeriana de 1917), y el segundo, con protagonista masculino, “Grundtext der moderne Lyrik”, según la crítica alemana, “beatus ille”, catecismo”, “Biblia”, “influencia deslumbradora”, según la hispánica, avalada por cerca de 50 traducciones al castellano y unas diez al catalán: dos poemas universales, no de amor, sino del despertar de la consciencia a la condición humana y a la construcción del arte en su hacer.
La publicación (1957-1961) de los 29 tomos (27.000 páginas) de los Cahiers de Valéry, especie de Ejercicios espirituales bajo forma abierta frente a la cerrada de los grandes poemas, actualmente en fase de reedición crítica por un equipo de especialistas multinacional, ha cambiado radicalmente y completado el perfil del autor de Monsieur Teste, Charmes y Variété
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