jueves, 13 de mayo de 2010

Manolo Ruibal, depuración de la pintura a lo largo de 50 años

“Ruibal Pura Pintura 1963/2009”
Teatro Fernán Gómez. Centro de Arte.
Comisario: Tomás Paredes
Madrid. Del 8 de abril al 16 de mayo




Julia Sáez-Angulo

         13.05.10 .- Madrid .- Una obra artística que se inicia en los 60 y llega a nuestros días. Casi medio siglo de pintura de Manolo Ruibal, pintor y poeta gallego, que permite ver un proceso imparable de depuración y esencialismo en el arte, hasta llegar a la línea y el color como elementos claves de la propia pintura. La Xunta de Galicia ha colaborado en la muestra, organizada por el Ayuntamiento de Madrid.

Desde la figuración inicial, con personajes costumbristas velados por la niebla gallega, por el deseo del pintor, la pintura de los 60 muestra una visión misteriosa del ser humano, de hombres y mujeres que en algún momento, sobre todo en los lienzos en blanco y negro, enlazan con la tradición española ligeramente goyesca. El magisterio de Colmeiro o Laxeiro y otros galleguistas late detrás del trabajo plástico de esta etapa.

Sus figuras van a hacerse sumamente esquemáticas en los 80, tanto en pintura como escultura, ambas con un parentesco formal evidente. La pintura parece incorporar el “par-passe-tout” para no dejar que los personajes floten en el espacio.

La naturaleza, el paisaje, enseñó al pintor la visión esquemática del color y la forma que sugiere más que explicita. Con su visión de la naturaleza, Manolo Ruibal (Barro. Pontevedra, 1942), aprendió la abstracción de la forma, en una mirada rauda e inmediata que aprisiona en el cuadro con inteligencia.

La estilización de su trabajo es progresiva, acode con su sensibilidad y diálogo con el arte contemporáneo. Depuración que llegó a la línea a modo de hierbas, de grafía personal sobre grandes campos de color uniforme, con pigmentos y tierras en el soporte. Un trabajo que le acerca a cierta etapa de Matisse.

Dejó Galicia y se fue a Madrid y París. La exposición en Murcia en 1967 constituyó un éxito, de aquí su consagración a la pintura. Su visión poética se deja traslucir en la pintura y la escritura. Ha publicado un libro de aforismos con pseudónimo.

Ruibal reflexiona sobre el arte y escribe entre otras cosas: “En la respiración solo creen aquellos que la poseen”. “Mi pensamiento no está solo, constantemente está acompañado de ideas”

El montaje de la exposición es diáfano y claro, didáctico de sus distintos momentos artísticos y del progresivo desarrollo hasta llegar a la escultura a base de utilizar grandes piedras de granito como soporte del pigmento que prolongan su pintura en la tercer dimensión, en la propia naturaleza mineral como soporte o en la madera. Una obra que orna el exterior de diversos espacios públicos.

El cromatismo vivaz de Ruibal es otra característica de su pintura, rojos, azules, Verdi-azules y negros muy particulares. Un paseo por Nueva York en los 90 le hizo representar de modo geométrico y esquemático el mundo de los rascacielos ó las desaparecidas torres gemelas.


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