martes, 28 de septiembre de 2010

María Lafuente, Moda en Cibeles con la magia de los chamanes


Pedro Sandoval

L.M.A.


La diseñadora presentó el día 20 de septiembre en el Círculo de Bellas Artes de Madrid sus propuestas para la primavera-verano de 2011 sobre una pasarela presidida por la obra de Pedro Sandoval The Shaman Universe, la pintura más grande realizada en Europa y valorada en 2 millones y medio de euros.La diseñadora María Lafuente, llevó el dia 20 de septiembre a la 52ª edición de Cibeles Madrid Fashion Week su colección Scha, formada por más de una treintena de prendas que proponen un viaje hacia el mundo de lo onírico y la magia de los chamanes.

En colaboración con el pintor Pedro Sandoval, que realizó para la ocasión siete obras exclusivas de estilo Neoexpresionista Abstracto estampadas en los trajes que lucieron algunas de las modelos, Lafuente presentó esta noche toda una batería de propuestas para la primavera-verano de 2011 que circularon sobre una pasarela que estuvo presidida por un lienzo plastificado bautizado como The Shaman Universe.

La obra, que fue suspendida en el aire para decorar el fondo del escenario (la primera vez realizado en el mundo de la moda) y consistía en una pintura de 6 metros de alto por otros 12 de ancho que Pedro Sandoval culminó el pasado sábado día 18 en el Círculo de Bellas Artes de Madrid con el objetivo de convertirla en la más grande que ningún otro artista ha creado en Europa y la cual solo pudo ser vista en España por el público que acudió al desfile ya que se encuentra en negociaciones para ser adquirida por el museo Moma de Nueva York.

Bajo la impresionante cúpula del Salón de Baile del Círculo y ante la mirada de más de medio millar de invitados, María Lafuente mostró en su undécima participación en el escaparate mundial más importante de la moda junto a París, Milán, Nueva York y Londres una colección donde predominaron los vestidos cortos con estructuras arquitectónicas de complejo patronaje. Maria Lafuente quiso en esta edición otorgar un papel protagonista a los rojos, que se unieron a los tonos blancos y crudos que caracterizan sus creaciones.

El desfile lo abrieron tres bodies rojos, el primero de ellos salpicado diminutas plumas y volantes en los laterales de la falda de la prenda, para más tarde mostrar vestidos con las serigrafías artesanales de los chamanes que Pedro Sandoval creó de forma exclusiva para Lafuente, piezas en tonos beige y dorado mezclado con plateado, y algún pantalón de lentejuela con base de gasa roja. La diseñadora trasladó a la pasarela madrileña un amplio abanico de tejidos de sedas naturales, algodones naturales y otros mezclados con fibras metálicas, entre otros muchos.
Botines y zapatos de altura y peinados de colas rubias

Para acompañar sus prendas de vestir, Lafuente diseñó botines y zapatos con múltiples coloridos y con grandes tacones, todos ellos de 16 centímetros de altura y cinco centímetros de plataforma. Los peinados de las modelos evocaban, con largas colas rubias, el misticismo de los chamanes en los que está inspirada la colección, una estética combinada a su vez con maquillajes naturales a base de tonos nacarados. Ambos trabajos fueron obra de Crisanto Blanco y Pablo Robledo, peluquero y maquillador, respectivamente, de Cibeles Madrid Fashion Week con la colaboración de José Zarco, este último encargado de la dirección de ambos trabajos.

Por su parte, Oscar Morales fue el autor del estilismo del desfile en estrecha colaboración con María Lafuente.El broche final de la velada lo puso la top Nuria Fernández, encargada de lucir el diseño estrella de la colección Scha: un vestido largo con base de brocado en tono beige estampado artesanalmente con los chamanes de cinco de las pinturas de Pedro Sandoval.Las medias estampadas con los cuadros chamanes junto con los oros en los cuerpos de las modelos fascinaron a muchos de los invitados.

La música que ambientó el desfile fue compuesta de forma expresa para María Lafuente por David Dalmau, Edson Zampronha y Elena Hidalgo.La filosofía de Scha nació fruto de la fusión entre arte y moda que María Lafuente y Pedro Sandoval decidieron llevar a cabo tras la colaboración que ambos iniciaron el pasado mes de febrero en Cibeles Madrid Fashion Week. La idea era plantear una reflexión sobre la belleza que se esconde en la ayuda desinteresada que ofrecen a quienes lo necesitan los chamanes, que utilizan su magia para hacer el bien.

Conceptos de la colección

Espacio que une la imaginación mítica y la conciencia ordinaria. Ríos de color que avanzan por la pasarela uniendo forma y fondo en una colección cuyos componentes se interrelacionan y funden en una dinámica singular. Un fluir abstracto que insiste en la elaboración exquisita de las siluetas y en la técnica de la forma-volumen virtuosa y singular. El rojo es el color impacto, que contribuye a dar coherencia al conjunto.

El carácter peculiar de la tonalidad lo convierte en un básico al servicio de los contrastes con los neutros, arenas, grises y blancos. La fuerza del color sangre se atenúa en los óxidos de las piezas reinterpretadas por Pedro Sandoval. El artista vuelve a colaborar por segunda vez con la diseñadora en las estampaciones “en vivo”, algo que ya vimos en la pasada colección. La energía de formas y colores se transmite a las sedas y algodones de una manera gozosa, que otorga una viva cualidad expresiva, no exenta de la ingenuidad del sabio o del niño.

Otras señales del código común establecido entre el pintor y la diseñadora son las imágenes de referencias básicas, los símbolos arcaicos o las emociones confusas trasmutadas en vestidos, piezas dobles y trajes de noche, tan característicos de la diseñadora. La excusa para coincidir es el scha misterioso de la naturaleza en forma de “alguien” y “algo”. Ese alguien que pertenece a lugares y comunidades alejadas, marginales, diferentes o fronterizas.

Ese algo conceptualmente difuso y difícil de definir. El scha que encarna la persona sabia que busca el arte de vivir para crear con sus obras el bien y la belleza poco convencionales.Los procesos creativos de María y Pedro siguen cauces diversos, unidos en el fluir común de la inquietud que les arrastra. Como los dinámicos platillos de la balanza que respetan sus distintos ritmos y relaciones con el tiempo, su eje. Taller y estudio son los dos espacios que individualizan ideas y ejecución. La síntesis se ofrece en la puesta en escena de la colección, que la diseñadora concibe como un evento artístico en sí mismo.

La música seduce nuestra imaginación, transmitiendo la atmósfera, abriendo las emociones, ayudando a descubrir lo que hay detrás de la mirada del espectador. El diseño musical ha sido gestado de manera colaborativa por los compositores David Dalmau, Edson Zampronha y Helena Hidalgo

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