L.M.A.
Javier Lostalé conjugó el verbo amar en presente de indicativo -“Quien lee ama, pues aunque esté solo no hay nada que desde su silencio o ausencia deje de responderle hasta cobrar una presencia que acompaña como el amor”- y en pretérito perfecto –“Quien lee amó, y con las palabras por otro ser escritas consagra lo amado” –. Para el poeta y periodista, amor y lectura se confunden también en una promesa de futuro, porque quien lee “se dispone a amar, y en el espejo de un libro arma su corazón para que venza en todas las batallas”. Lostalé concluyó su intervención ante el Micro de la Feria recordando el consuelo y la esperanza que ofrecen los libros: “Hasta los más desahuciados ven cómo nace en su firmamento una estrella durante la lectura. Quien lee vive más. ¿Y no es amar vivir más”.
Palabras que son flores que son frutos que son actos
¡Día, redondo día, / luminosa naranja de veinticuatro gajos, / todos atravesados por una misma y amarilla dulzura! / La inteligencia al fin encarna, / se reconcilian las dos mitades enemigas / y la conciencia-espejo se licúa, / vuelve a ser fuente, manantial de fábulas: / Hombre, árbol de imágenes, / palabras que son flores que son frutos que son actos.
Este último verso de Himno entre ruinas ha dado título a la velada poética que, enmarcada dentro de losactos conmemorativos del centenario del nacimiento de Octavio Paz, se ha celebrado en la Feria del Libro de Madrid. Los poemas de Paz se han oído en las voces de María Baranda, Tulio Demicheli, Jordi Doce, José Luis Gómez Toré, Ana Gorría, Antonio Lucas, Tedi López Mills, Aurelio Major, Eduardo Moga, Julia Piera, Esther Ramón, Juan Soros, Jorge Valdés Díaz-Vélez y Álvaro Valverde, quienes además han leído algunos poemas propios.
Esta lectura, complemento de la que tuvo lugar en la Residencia de Estudiantes el pasado 12 de mayo, celebra asimismo la poesía del Nobel mexicano, centro irradiador absoluto de toda su obra y actividad pública. Una poesía de celebración y conocimiento, que se interroga e interroga. La actividad de Paz como intelectual –la del escritor que ejerce influencia sobre las cosas públicas– es inconcebible sin la poesía, pues compuesta en soledad es por naturaleza escéptica y crítica.
Octavio Paz fue un escritor precoz. Ya en 1938 colaboró en la fundación de Taller, revista que señalaba la aparición en México de una nueva generación de escritores y de una nueva sensibilidad literaria. Abandonalos servicios diplomáticos a su país en 1968 como protesta por la represión de las manifestaciones estudiantiles en la Plaza de Tlatelolco en México. Desde entonces, Paz se dedica a su obra y funda dos importantes revistas: Plural (1971-1976) y Vuelta (1976-1998), en las que pretende crear y potenciar un espíritu plural y universal, dando así cabida a la poesía, la crítica literaria y la reflexión filosófica, política y social. Paz cultivó con igual acierto e intensidad la poesía y el ensayo. Entre otros reconocimientos, recibió el premio Cervantes en 1981, el Nobel en 1990 y el Príncipe de Asturias a la revista Vuelta en 1993. Murió en la ciudad de México el 19 de abril de 1998.
Babelia revisa las lecciones de la Gran Guerra
La Feria del Libro de Madrid ha abierto las sesiones dedicadas a la Gran Guerra con la mesa redonda “Babelia se va a la guerra. Un repaso a las lecciones de la Primera Guerra Mundial, 100 años después”, en la que han intervenido Jacinto Antón, periodista de El País; Ricardo Artola, historiador y editor, autor de La I Guerra Mundial, de Lieja a Versalles, y Eduardo González Calleja, historiador, profesor de la Universidad Carlos III y coautor de Nido de espías, España, Francia y la I Guerra Mundial. El debate, presentado por Berna G. Harbour, reciente directora de Babelia, estuvo moderado por Guillermo Altares.
La conversación ha discurrido salpicada de personajes reales que bien podrían ser de ficción (Lawrence de Arabia, Mata Hari, el káiser Guillermo II), otros que saltan de una guerra a otra (Goering, Churchill, Heydrich o el propio Hitler), imperios que se deshacen, húsares, lanceros, caballería, atentados rocambolescos, contrabandistas, trincheras, oficiales que avanzan con sus tropas, corsarios y submarinos, fronteras coloniales: un conflicto que evoluciona hacia una guerra moderna tanto desde el punto de vista técnico (supone el gran salto de la aviación) como ideológico (bombardeos de civiles, propaganda). “La Segunda Guerra Mundial es muy homogénea, más fácil de comprender porque tenemos más claros los bandos; es una guerra de buenos y malos”, explicó Jacinto Antón. “De la Primera no llegamos a entender por qué empezó y tiene, además, una iconografía heterogénea que nos despista”. Ricardo Artola, por su parte, precisó: “Era la peor guerra para ser general y para ser soldado: por un lado, es un vierteaguas del desarrollo tecnológico militar; por otro, la vida individual no vale nada”. En opinión de González Calleja fue “un guerra que podía haberse quedado en algo local y que nos deja dudas sobre si llegó a terminar alguna vez: algunos autores la consideran una segunda guerra de los treinta años y, sin duda, es el detonante de la II Guerra Mundial”.
A invitación de Guillermo Altares, los reunidos han señalado algunos títulos, novedades editoriales o no, que en su opinión orientan acertadamente e ilustran distintos aspectos del conflicto: Sonámbulos, de Christopher Clarck (Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores); 1914. De la paz a la guerra, de Margaret MacMillan (Turner); Adiós a todo eso, de Robert Graves; Tempestades de acero, de Ernst Jünger; El buen solado Svejk, de Jaroslav Hasek y El miedo, Gabriel Chevallier (El Acantilado). La recomendación cinematográfica ha sido unánime: Senderos de gloria, de Stanley Kubrick.
Arte italiano en el Palacio de Abrantes
El volumen Arte a Palazzo, editado por Skira y que esta tarde ha sido presentado en la Feria del Libro, ofrece documentación gráfica sobre las siete exposiciones que acogieron en los dos últimos años algunas salas del primer piso del madrileño palacio de Abrantes, sede del Instituto Italiano de Cultura. El actual director de la institución, Carmelo Di Gennaro, explicó que el origen del proyecto expositivo fue “la invitación que hicimos a algunos artistas italianos a una residencia creativa”. Botto&Bruno, Matteo Basilé, Vedovamazzei, Patrick Tuttofuoco, Paolo Grassino, Federico Solmi y Diana Siarianni realizaron entre febrero de 2012 y el mismo mes de 2014 intervenciones en el emblemático palacete. “Arte a Palazzo se convierte, así, en una suerte de exposición colectiva virtual”, añadió Di Gennaro, quien estuvo acompañado en el acto por la galerista Oliva Arauna. Arauna celebró que “el mundo del arte hemos vuelto a sentirmos en el Instituto Italiano como en casa”.
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