Julia
Sáez-Angulo
El
escritor Francisco de la Torre y Díaz-Palacios pronunció una conferencia sobre
“Miguel Mihura siempre regresa a escena” en la Asociación de Escritores y
Artistas y Españoles, AEAE, que fue muy celebrada y aplaudida por los
asistentes, dado su amenidad y humor. En la presentación intervinieron Emilio
Porta e Hilario Martínez de Nebreda.
Francisco
de la Torre y Díaz-Palacios (Madrid, 1934) es poeta, narrador, miembro
de la Academia de la Hispanidad y de la Cofradía de Investigadores de Toledo.
Ha publicado diversos libros de relatos y poemas, entre ellos Con otro final, o Francisquerías, pensamientos a modo de aforismos o greguerías.
En la
conferencia en la AEAE señalo que Miguel Mihura (Madrid, 1905 – 1977) pertenecía a la otra
generación del 27 formada por dramaturgos, cineastas y humoristas, con tanto
relieve como la de los poetas. Destacó en su intervención la vida libre y
caótica de Mihura, capaz de gastar de inmediato el dinero que cobraba. Conoció
y trató a muchas actrices, pues su vida desde niño fue al lado del teatro, pero
nunca se casó. Su fisonomía era la de un hombre bajo y no especialmente
agraciado.
Dramaturgo
y fundador de la Codorniz, periódico
satírico, su humor sobre el absurdo fue diecisiete años anterior al de Ionesco,
a quin se le considera padre de teatro del absurdo. Compartió amistad y
generación con Tono, Edgard Neville, Enrique Herreros, Álvaro de la Iglesia,
Enrique Jardiel Poncela, López Rubio, etc. Era un amante de la libertad y la
elogió en su obra junto a la bondad. Su personalidad ,muy libre, nunca fue
ofensiva, señaló el coferenciante.
Francisco
de la Torre fue comentando sus obras más relevantes entre las que se encuentran:
Tres sombreros de copa, Maribel y la
extraña familia, Ninette y un señor de Murcia, Ninette, Modas de París, La
tetera, Melocotón en almibar… leyó el poema humorístico de Mihura La gitana y el ingeniero agrónomo, para
regocijo del auditorio, que río en numerosas ocasiones.
En
1976, Miguel Mihura fue nombrado académico, si bien no puso leer su discurso
pues falleció poco después. Sobre su obra se han hecho decenas de tesis
doctorales. Se ha dicho de Mihura que era un anarquista con la sonrisa en lugar
de una metralleta.
Fue
un escritor con acentuados ribetes de poeta. Un cínico sin serlo, amigo de
frases bonitas y contradictorias en sus entrevistas con los periodistas. Más que hombre gracioso, fue
ingenioso, concluyo Francisco de la Torre.
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