miércoles, 12 de septiembre de 2018

RETRATOS: Guillermo Muñoz Vera, pintor hiperrealista, docente vocacional y mecenas en la Fundación Arauco


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 pintura de Muñoz Vera

 Guillermo Muñoz Vera


Julia Sáez-Angulo


            10/09/18 .- MADRID .- Vino de Chile y su pintura hiperrealista impactó. Dirigido por su mentora la galerista Carmen Bonell, lo vimos exponer por primera vez en los 80 en la galería Grifé & Escoda en Madrid,  cuando la dirigía Margit. Allí me lo presentó el crítico de arte Javier González de Vega, que lo admiraba muchísimo. A veces sus temas sobrecogían: drogadictos con pinchazos y jeringuillas en portales siniestros, tiempos de la Movida madrileña, pero poco a poco fue clarificando su iconografía y acabó por hacerse más luminoso y gozoso. En cualquier etapa ha pintado de maravilla, porque el artista domina el dibujo hasta el último punto y recoveco. Cuando llegó a España tenía 23 años, hoy lleva 32 en este país.

            Cuando en un almuerzo de damas, Carmen Spínola dijo que era la única de la mesa que no sabía pintar, Carmen Bonell le dijo que Guillermo Muñoz Vera (Concepción. Chile, 1956) le podría dar clases, porque acariciaba la idea de montar una academia de pintura en Madrid, pues su vocación más profunda era la enseñanza de la pintura. En la docencia, Guillermo es feliz. Sus bodegones son de perder la cabeza.

            Cuando se propició el encuentro de maestro y la alumna, volvió a salir el tema de montar la academia de dibujo y pintura; surgió por fin en una sociedad al 50% entre Guillermo Muñoz Vera y Carmen Spínola. Su primera sede tuvo lugar en el paseo de Recoletos, encima del Café Gijón. Mamen Spínola había resultado ser alumna aventajada.

            Carmen y Mayte Spínola, ambas en la órbita del arte de muy distinta manera, se relacionan y ayudan ocasionalmente, la primera como directora de la Fundación Arauco y la segunda como fundadora del Grupo pro Arte y Cultura, PAC.

            El eco y el éxito de esta academia fue tal que se decidió ampliarla en una gran casona en Chinchón (Madrid), y crear allí la Fundación Arauco, donde se convocaron una serie de becas para estudiantes de posgrado, especialmente artistas visuales, aunque también contaron con algunos músicos y un tenor. Las becas alcanzaron gran prestigio, sobre todo en Hispanoamérica; para los pintores. Guillermo impartía clases en la Fundación de modo altruista.

            Muñoz Vera ha expuesto en España y fuera de España, principalmente en Nueva York y Londres. En la Fundación Arauco ha expuesto en varias ocasiones, cuando la sede estaba en la calle Serrano. La cotización de la pintura de Muñoz Vera es notable, sus mejores clientes y coleccionistas se encuentran en Nueva York, Miami, Londres, México y por supuesto en Chile, su país natal en el que llevó a cabo la pintura de  gran mural en el metro. Los grandes murales de Muñoz Vera son espectaculares.

Antonio López, Claudio Bravo y Guillermo Muñoz Vera en Chinchón

            Guillermo está muy agradecido al pintor Claudio Bravo, compatriota y su  maestro reconocido, porque dice que él le ayudó mucho en sus comienzos  a orientarse y abrirse camino. Curiosamente Claudio Bravo también se confesaba muy agradecido a Antonio López, porque decía que le debía mucho al pintor español y "para compensarle en una mínima parte", le ofrecía siempre su apartamento en Nueva York. Toda una cadena hermosa de reconocimientos. Antonio López ha visitado la Fundación Arauco en Chinchón en varias ocasiones. 

      Cuando Claudio Bravo quería hacer un museo en Chinchón, soñaba con reunir a los tres nombres del realismo e hiperrealismo: Antonio López, Guillermo Muñoz Vera y él mismo. Pudo ser y se truncó. Chinchón bien merece tener un museo del realismo de la escuela de Chinchón, dirigida hoy por Muñoz Vera.

            Los retratos de Guillermo Muñoz Vera son muy celebrados, desde el que le hizo al rey Don Juan Carlos vestido de cazador, por encargo de Patrimonio Nacional, al de Miguel Corsini para la Fundación RENFE, el del vizconde de Almansa o los realizados en dibujo a lápiz para los marqueses de Vívola y los familiares que le encargó la Infanta Doña Pilar, también a grafito y carboncillo. Entre sus coleccionistas figuran Ricardo Cisneros, Jorge Mazas… Para el primero pintó una pieza espléndida sobre la sabana venezolana.

            Guillermo Muñoz Vera es un gran pintor y eso es lo que importa. No es persona fácil, a veces un poco hosco y huraño, no en exceso sociable. Cuentan que cuando su buena galería en Nueva York ofreció una cena de gala en su honor, con la petición protocolaria de que había que ir vestido de largo y smoking, el único que apareció en vaqueros rotos fue el homenajeado. Solo le pidieron que no saliera a bailar. A Guillermo Muñoz Vera le encantaría la división de círculos sociales que se hacía en Atenas, los artistas manuales estaban alejados del centro.

Más información






 Retrato del Rey D Juan Carlos, por Muñoz Vera, encargo de Patrimonio Nacional

BODEGÓN de Muñoz Vera




 Retrato de Miguel Corsini, por Muñoz Vera





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