(29 noviembre 2018 – 02 febrero 2019)
L.M.A.
27.11.18 .- MADRID .- La exposición "NEW IMAGES FROM SPAIN. Guggenheim NY, 1980" se inaugura el próximo jueves 29 de noviembre en la Galería José de la Mano (c/ Zorrilla, 21-Madrid).
"La noche del jueves 20
de marzo de 1980 The Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York abría al
público su exposición New Images from
Spain, mientras que el día anterior ya se había inaugurado la
correspondiente sección en papel en la cercana Hastings Gallery de The Spanish
Institute. La comisaria, Margit Rowell, después de ir visitando desde 1978 por
toda la geografía española casi un centenar de estudios, seleccionaría para
esta muestra a una decena de artistas (Sergi
Aguilar, Carmen Calvo, Teresa Gancedo, Antoni Muntadas/Germán Serrán Pagán,
Miquel Navarro, Guillermo Pérez Villalta, Jordi Teixidor, Darío Villalba y
Zush, añadiéndose a ellos José Luis Alexanco en Hastings Gallery)
y de todos estos nombres casi un centenar de piezas. Cerca de cuarenta años
después, la Galería José de la Mano rescata, en algunos casos sacándolas
incluso de las cajas originales en que viajaron a Nueva York, treinta y cuatro
obras presentes en aquella mítica exposición. Con motivo del proceso de
documentación de este proyecto de la Galería José de la Mano, incluso se ha
localizado –y se proyectará al público por primera vez– el video inédito de la performance
“Soledad Interrumpida” de Alexanco y Luis de Pablo que aconteció en Nueva York
la primera semana de abril de ese 1980.
El actual comisariado y
texto de Alfonso de la Torre permiten rescatar la memoria de esta
incomprensiblemente obviada exposición por la bibliografía más reciente, así
como comprender en el contexto de la Transición española la relevancia
histórica de esta muestra, celebrada tras la polémica Bienal de Venecia de
1978.
Estas exposiciones no fueron actos únicos, sino concebidos a la par
que la imponente antológica de Eduardo Chillida, inaugurada en el mismo espacio
y tiempo, estableciéndose así “una confrontación de generaciones”. A resultas
de lo cual, el Museo curvo de Lloyd Wright fue tomado en ese tiempo por
instituciones, personalidades, gestores y artistas de nuestro país, creadores jóvenes
o consagrados, ya estuvieren presentes o no en la exposición, deviniendo una
auténtica primavera española con ocasión de las inauguraciones, a la par que se
generaba, o reeditaba, un secular debate sobre el concepto de “lo español”.
También apéndice extraordinario de este proyecto fue la presencia de José Luis
Alexanco con Luis de Pablo, o la presentación de Muntadas, en otro fundamental
y mítico espacio performativo neoyorquino, “The Kitchen”, en donde los primeros
presentaron la extraordinaria e inquietante “Soledad interrumpida” (1971), cuyo
título parecía un presagio poético de un nuevo tiempo. Coincidía, también en
“The Kitchen” con la obra de Muntadas. “Personal/Public”. Finalmente, quedaban
programadas diversas tertulias sobre nuestro arte en el contexto de la
exposición, también visitas a la misma reservadas para coleccionistas. Fueron
días muy intensos.
Completaría
esa verdadera toma de nuestros
artistas en Nueva York, la presencia de la obra de Teixidor en el programa del
MoMA denominado PS1. Y, según concluyera nuestra presencia en el Guggenheim,
llegaba al MoMA una gran exposición picassiana, por si no fuera suficiente, no
cabía duda, aquel era “el año del arte español en América”. La comisaria
parecía contestar a otra mítica exposición del pasado: Nueva Pintura y Escultura, celebrada en el MoMA, verano de 1960 y
la presencia centinela de Chillida, lo simbolizaba en los ochenta. Coincidente
la exposición de Chillida junto a los más jóvenes aquel 1980, Rowell realizaba
una singular elección de artistas que escapaban de ciertas consideraciones
ortodoxas, máxime si sabemos ahora que la selección de esos nueve creadores se
produjo tras la visita a casi un centenar de estudios.
¿Cuáles eran las características de la
selección? En nuestra opinión, ese alejamiento de actitudes informalistas o
vinculadas a los realismos post-pop, también un desdén hacia la autoridad de
las vanguardias internacionales, siendo artistas en buena parte encontrados en
un mundo ordenado y a veces de esencia constructiva (Aguilar, Navarro o
Teixidor rozaban actitudes conceptuales y mínimal), recopiladoras y objetuales
(Calvo y Gancedo) o embargados en una grafía poética de honda resonancia
intelectual (Zush y Alexanco), mitologías personales. Alexanco era modelo de
artista independiente, capaz, como en este proyecto de estar o no estar, libre
y ensimismado, enfrascado en una obra de extraordinaria complejidad. Y tal era
ese aire solitario, esa distinción, lo que captó la atención de Rowell, tal era
el caso de Sergi Aguilar, relacionaba su trabajo con el constructivismo ruso y
con cierto minimalismo norteamericano. Se aproximaba a cuestiones que Teixidor
proponía: la huida de los juegos formales y la indagación en torno al fuego que
consume las imágenes. Mostraba Carmen Calvo esa arqueología de lo imaginario,
reveladora ya de un extraordinario interés por la ceremonia de lo objetual, en
tanto que Miquel Navarro mostraba la condición de escisión del ser en el mundo
moderno reconociendo el fragmento, como inalienable materia de expresión. Darío
Villalba encarnaba nuevas actitudes en la representación desde su encuentro,
tan inspirador, con la imagen fotográfica. Algo similar, su diferencia, era el
caso de Pérez-Villalta. Temblaba la pintura en el instante, tal artistas
despojados, enfrentados a sí mismos y a su pensar. O, en el terreno del video
arte, el trabajo diferenciado, alejado del contexto español y tan visionario,
de Muntadas/Serrán Pagán. Margit se ocupó de insistir en el catálogo sobre cómo
eran creadores con un universo restringido utilizando un material que les era
propio, a la par que significaba era la primera generación que no tenía
necesidad de expresar ideario político en su obra, la subjetividad e
imaginación serían sus únicas guías. Era valiente Rowell, si apreciamos el
contexto de esas afirmaciones. Junto a ello, en alguna entrevista observó que
prevalecía en su trabajo “la calidad y la originalidad”, habiendo percibido
“mucha originalidad”, también “la existencia de una sensualidad, una luz, una
materia”.
Desde la justa evocación al hermoso catálogo
diseñado por Malcom Grear, el recuerdo de la comisaria de aquella aventura
mostraba su deseo de dar a conocer en Norteamérica nuestro arte desde un punto
de vista poco esperable, “fresh, original and provocative” y apuntaba la
posibilidad de crecimiento de una España moderna que aparecía en el horizonte,
“una nueva imagen de España” en palabras de Zush, tras el enfriamiento del
informalismo. ¿Estilo Margit Rowell, en palabras de Pérez Villalta? Buena parte
del sentido de la elección de los artistas tuvo que ver con su aire solitario,
sentimiento de aislamiento, honesta soledad y diferencia acusada que muchos de
ellos siempre conservaron, y vuelta a la historia secular de los creadores: una
distinción embargada en la fértil soledad que tanto ha acompañado a los
artistas en la historia del arte".
[Alfonso de la Torre, comisario]
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