El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza acoge
obras del Museo Nacional de Escultura
25-marzo-2019.- El Museo Nacional
Thyssen-Bornemisza expone desde hoy y junto a una serie de obras de su
colección permanente, una selección de 10 piezas procedentes del Museo Nacional
de Escultura en la muestra ‘Realidad
y devoción. 10 obras del Museo Nacional de Escultura’. La exposición, que
estará abierta al público hasta el 16 de junio, relaciona las piezas del Museo
Nacional de Escultura con obras de la colección permanente del museo madrileño en
función de coincidencias temáticas o temporales.
La
subdirectora general de Museos Estatales del Ministerio de Cultura y Deporte,
Carmen Jiménez Sanz; la directora del Museo Nacional de Escultura (Valladolid),
María Bolaños; y el director artístico del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza,
Guillermo Solana, han presentado hoy la muestra.
Comisariada
por María Eugenia Alonso, la muestra arranca en la sala 2 con un San Marcos
atribuido a Felipe Bigarny cuyo tema, a pesar del salto cronológico, admite
comparación con la tabla del mismo asunto del pintor alemán Gabriel
Mälesskircher.
En
la sala 3, entre las obras neerlandesas, se expone una talla anónima de San
Adrián procedente de un taller de los Países Bajos meridionales donde ya se
aprecian características del Renacimiento.
Una
imagen exenta de Santa Catalina de Alejandría, del círculo de Aniello Perrone,
se dispone en la sala 6. Es una pieza de gran presencia y buen ejemplo de
escultura religiosa barroca en la que cada detalle desprende dinamismo y
movimiento.
En
la siguiente sala, frente al tondo de Beccafumi, se encuentra la obra atribuida
a Gabriel Joly titulada ‘Sagrada Familia con san Juanito. Santa Ana, la Virgen
y el Niño’. La obra de un artista vinculado a la ciudad de Limburgo, se exhibe
en la sala 8, donde el mismo tema aparece en el tríptico de Hans Süss von
Kulmbach.
En
la sala 9 se halla el único retrato de esta muestra, un busto en piedra caliza
del Emperador Carlos V de joven, que se mide con el retrato que Lucas Cranach
el Viejo pintó en 1533. A pesar de que la obra sigue la tipología del busto
florentino, el rostro está esculpido con un lenguaje realista cercano al arte
flamenco.
El
escultor Alonso Cano se encuentra representado a través de un Niño Jesús
triunfante, ejecutado en peltre policromado, que enlaza con la propuesta
pictórica de Joos van Cleve de la sala 10. Particularmente expresiva es la
Cabeza de un apóstol del andaluz Pedro Roldán (expuesta en la sala 14), próxima
a la obra de Zurbarán. Se trata de una pieza de bastidor, en las que se
tallaban cabeza, manos y pies mientras que el cuerpo se cubría con ricos
ropajes.
Juan
de Juni y su San Antonio de Padua con el Niño comparte espacio con la única
obra de Murillo que cuelga de los muros del Museo. El Niño Jesús se gira para
mirar con ternura al santo, como ocurre entre los personajes de Murillo.
El
recorrido finaliza en la sala 19 del museo madrileño con la talla de un Demonio,
de autor anónimo del siglo XVIII, que hace de contrapunto a la obra del taller
de Rubens, el arcángel san Miguel expulsando a Lucifer y a los ángeles
rebeldes.
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