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Julia Sáez-Angulo
2/2/20 .- Madrid .- La “Movida”
madrileña celebra su 40 aniversario y
Ana Aparicio Cillán ha llevado a cabo una serie de entrevistas, que junto a las
fotografías, imágenes que Eduardo
Cimadevila Niño llevó a cabo en los años 70, conforman el libro publicado por
la editorial Tébar Flores de 284 páginas.
Un libro especialmente recomendado
para amantes de la música y aficionados a la fotografía.
Se trata de una historia viva de la
música española que se recupera con motivo de la efeméride del fenómeno
psico-social, contracultural, que animó Madrid con lo que algunos denominaron “cultureta” –por
su falta de profundidad- de tribus urbanas jóvenes, pues no fue más allá de un
estilo, unas apariencias y una música ligera, en la que más de cien artistas de
distintos campos estuvieron presentes de distinta manera. Algunos de ellos se
los llevó por delante el tiempo y, a algunos, o la droga.
Entre los artistas de esta Movida madrileña: Paracelso, Caballo
Jazz´ta, Burning, Radio Futura, Siniestro Total, Lo quillo y Trogloditas, Danza
Invisible, Ilegales, Kaka de Luxe, Alaska y Dinarama, Gabinete Caligari,
Derribos Arias, Glutamato Ye-yé, Sindicato Malone, Los Coyotes, PVP, O.X. Pow,
La Uvi, La Broma de Satán, Tapones Visente, Los Seres Vaciós, Veneno, Aviador
Dro, Golpes Bajos, La Mode, Los Elegantes, Los Secretos, Ciudad Jardín, o Vº Congreso. Todos ellos conforman el índice
del libro que nos ocupa.
Nombres, nuevos, provocativos,
llamativos, como los de los cantaores de Flamenco, pero el pop.
La Movida se dio en varios ámbitos
como son la música y las artes plásticas principalmente. La revista La Luna de Madrid, de Borja Casani o Jose Tono Martínez daba cuenta de
todos los actos artísticos que llevaban a cabo. Rock-Ola era la discoteca de
moda. La fotografía estaba en la cresta de la ola. Todo tiene un tiempo y un
perfume, que por fuerza pasa para dar paso a otros. No olvidemos que cada
generación quiere imponer su propia estética, distinta de la generación
anterior.
Con la perspectiva de los años, los
protagonistas repasan en el libro La
Movida madrileña sus vivencias y analizan aquella influencia que tuvieron
en una moda pasajera, de la que más de uno se quiso desenganchar cuando ya la Movida
iba perdiendo fuelle. El libro va dedicado “En memoria de mis hermanos Pepe y
Jacobo Cimadevilla, músicos”.
Toni Marmota escribe en el prólogo: “Nuestro
país despertaba de un largo letargo del que nosotros no éramos consciente,
sobre todo a nivel cultural. Pasamos de leer Mortadelo y Filemón a “cómics
underground, de escuchar los discos de Lou Reed (con solo la mitad de las
canciones porque estaban prohibidas, a la eclosión punck de las ediciones
argentinas, de Jak Kerouac, a que, por fin, se encontrasen en nuestras
librerías; por no hablar de la cantidad de películas que no se estrenaban en
nuestro cine y ya podíamos ver. Y así, un largo etcétera”.
Lo dicho, sexo, drogas y rock &
roll. La heroína marcó los 80 y trajo sus consecuencias, de las que hablan los
entrevistados.
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